Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Un grupo de científicos anunció recientemente el hallazgo de unas huellas fósiles muy inusuales en Dinosaur Ridge, Colorado (Estados Unidos). No se trata de simples pisadas: son huellas alargadas, profundas y con marcas bien definidas de garras que se arrastraron por la arena. Este tipo de rastro, conocido como Ostendichnus bilobatus, podría ser la evidencia fósil de un antiguo “baile de cortejo” realizado por los dinosaurios machos para atraer pareja.
El nombre “bilobatus” hace referencia a la forma característica de estas huellas: dos surcos alargados separados por una cresta central, como si el dinosaurio hubiera arañado la tierra con ambas patas al mismo tiempo. Estas marcas pueden medir desde medio metro hasta 2,5 metros de largo, y alcanzar profundidades de hasta 37 centímetros, lo que sugiere que los animales cavaban con fuerza. En algunos casos, los rasguños dejados por las garras son tan nítidos que parecen recién hechos. También existen otras huellas parecidas, pero más superficiales o con formas más redondeadas; a estas se les denomina cf. Ostendichnus, lo que indica que se parecen, aunque no son tan claras. Las huellas fueron dejadas por terópodos, dinosaurios bípedos y carnívoros —como el famoso Velociraptor— que medían entre 2,5 y 5 metros de largo.
Puede ver: Científicos detectan “extrañas” ondas de radio procedentes del hielo de la Antártida
La investigación fue publicada en la revista científica Cretaceous Research y plantea una hipótesis fascinante: los dinosaurios habrían producido estas huellas arrastrando sus patas hacia atrás con fuerza, como si estuvieran cavando. Lo más curioso es que comportamiento resulta muy similar al de algunas aves actuales que raspan el suelo para atraer pareja.
Por eso, los científicos creen que estas marcas podrían ser evidencia de un comportamiento de cortejo: una especie de “arena de exhibición” donde varios individuos competían por atraer pareja. Este tipo de estrategia es típica de los llamados leks, espacios donde no hay alimento ni agua, solo la competencia por el apareamiento. Los científicos reconocen en la investigación que no se puede afirmar con total certeza que quienes dejaron estas huellas eran machos en busca de una hembra, pero la forma en la que están agrupadas sugiere un comportamiento muy similar al de los rituales de cortejo grupal que hoy observamos en algunas aves.
Puede ver: Hallazgo inesperado al analizar el ADN de quienes poblaron Colombia hace 6000 años
El estudio identificó 25 marcas fosilizadas en dos capas distintas de roca, lo que sugiere que estos sitios fueron utilizados repetidamente, posiblemente durante varias generaciones o temporadas de apareamiento. Algunas huellas son profundas, simétricas y muy definidas, como si se hubieran completado con intención; otras, en cambio, son más superficiales o aparecen interrumpidas, lo que podría indicar que el dinosaurio detuvo la excavación por encontrar obstáculos como raíces, suelo demasiado duro o condiciones poco favorables.
Los científicos también propusieron un nuevo método para determinar hacia qué dirección estaba orientado el dinosaurio al realizar estas raspaduras, basándose en la forma de las depresiones y en cómo se acumulaba la arena desplazada en los extremos.
Aunque hasta el momento no se ha encontrado evidencia directa de la presencia de hembras observando o de que se haya producido el apareamiento en esos lugares, la disposición regular, la cercanía entre las marcas y su abundancia en ciertos puntos refuerzan la hipótesis de que estos animales practicaban formas de comportamiento social sofisticadas, muy similares a los rituales de cortejo grupal observados hoy en algunas aves que anidan en el suelo.
Puede ver: El vínculo entre el magnetismo de la Tierra y el oxígeno que intriga a la ciencia
Sin embargo, no se descarta que las huellas estén allí como resultado de otros comportamientos, como la exploración del terreno, la búsqueda de un lugar adecuado para anidar o simples movimientos repetitivos que no tuvieran una función de cortejo. De hecho, ha sido muy difícil encontrar pruebas directas de apareamientos entre dinosaurios. A diferencia de los huesos o las huellas de pisadas, los comportamientos reproductivos no suelen dejar un registro fósil claro. Hasta ahora, no se han hallado fósiles que muestren a dos dinosaurios en pleno acto de cópula, como sí ocurre muy ocasionalmente en fósiles de peces, insectos o mamíferos más recientes. Los órganos reproductivos de los dinosaurios no fosilizan fácilmente, por lo que tampoco hay evidencia anatómica directa que confirme cómo se apareaban.
👩🔬📄 ¿Quieres conocer las últimas noticias sobre ciencia? Te invitamos a verlas en El Espectador. 🧪🧬