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¿Cómo se ve una estrella antes de explotar? El James Webb capturó su imagen

Durante años, los astrónomos han buscado respuestas a un misterio cósmico: ¿por qué algunas estrellas gigantes parecen desvanecerse sin dejar rastro? Una nueva observación del telescopio James Webb podría haber encontrado la pieza que faltaba.

Redacción Ciencia

09 de octubre de 2025 - 08:52 p. m.
Se trata de la supernova SN 2025pht, registrada el 29 de junio de 2025 en una galaxia situada a unos 40 millones de años luz de la Tierra. El hallazgo marca un hito: es la primera vez que el potente telescopio infrarrojo logra identificar a la estrella progenitora que da origen a una supernova.
Foto: James Webb
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Durante décadas, los astrónomos han intentado resolver una paradoja estelar. Las teorías sobre evolución estelar predicen que las supergigantes rojas (estrellas masivas en las etapas finales de su vida) deberían terminar su existencia en una gigantesca explosión conocida como supernova. Sin embargo, en la práctica, muchas de estas estrellas simplemente desaparecen, sin señales claras de haber detonado.

Ahora, un grupo de investigadores ha logrado observar lo que podría ser una de las claves del enigma. En un estudio publicado el 8 de octubre en The Astrophysical Journal Letters, el equipo liderado por Charlie Kilpatrick, de la Universidad Northwestern (EE. UU.), reportó la primera imagen directa de una supergigante roja justo antes de su explosión, obtenida por el Telescopio Espacial James Webb (JWST).

Se trata de la supernova SN 2025pht, registrada el 29 de junio de 2025 en una galaxia situada a unos 40 millones de años luz de la Tierra. El hallazgo marca un hito: es la primera vez que el potente telescopio infrarrojo logra identificar a la estrella progenitora que da origen a una supernova.

“Llevábamos años esperando que algo así ocurriera: una supernova en una galaxia ya observada por el Webb”, explicó Kilpatrick en un comunicado de la universidad. “Solo ahora contamos con la resolución y la sensibilidad suficientes en el rango infrarrojo para distinguir con claridad el tipo exacto de estrella que explotó y su entorno inmediato”.

El hallazgo fue posible gracias a una coincidencia afortunada. El área donde apareció la supernova había sido observada previamente tanto por el Telescopio Espacial Hubble, en 1994, como por el James Webb, en dos ocasiones durante 2024. Al comparar ambos conjuntos de imágenes, los investigadores identificaron una fuente puntual y brillante exactamente en el lugar donde luego se produjo la explosión.

Para confirmar que se trataba de la misma estrella, el equipo alineó con precisión las imágenes de ambos telescopios usando 36 estrellas de referencia, garantizando que cada píxel coincidiera con el mismo punto en el cielo. El resultado fue concluyente: la supergigante roja observada por el Webb era el progenitor de la supernova SN 2025pht.

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Las imágenes previas revelan una estrella extraordinariamente luminosa, pero envuelta en una espesa capa de polvo cósmico. Aunque su brillo era unas 100.000 veces superior al del Sol, su luz visible estaba tan atenuada que habría pasado desapercibida para la mayoría de los telescopios ópticos. “Es la supergigante roja más roja y polvorienta que hemos visto explotar”, señaló Aswin Suresh, coautor del estudio y estudiante de doctorado en física y astronomía en Northwestern.

Este detalle resulta crucial para explicar por qué tantas supergigantes parecen “desaparecer” sin explotar. Es posible que, en realidad, sí detonen como supernovas, pero que su luz visible quede completamente bloqueada por el polvo interestelar que las rodea. Gracias a la visión infrarroja del James Webb (capaz de penetrar ese velo opaco), los científicos ahora pueden observar eventos que antes permanecían ocultos.

Según los autores, este descubrimiento también sugiere que muchas explosiones estelares del pasado podrían haber sido más luminosas de lo que se pensaba, pero pasaron desapercibidas por las limitaciones tecnológicas. “Con el Webb, estamos empezando a ver el verdadero alcance de la muerte estelar”, concluyó Kilpatrick.

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