Un grupo de científicos descubrió los restos de una amplia comunidad de animales que vivió en el Ártico europeo hace aproximadamente 75.000 años. En Arne Qvamgrotta, una cueva de la costa norte de Noruega, los investigadores encontraron huesos de 46 tipos de animales, como osos polares, morsas, ballenas boreales, frailecillos atlánticos, entre otros. El equipo, además, identificó una especie de roedor denominada Dicrostonyx torquatus, que hasta ahora no se había registrado en la región de Escandinavia.
“Tenemos muy poca evidencia de cómo era la vida en el Ártico en este período debido a la falta de restos preservados de más de 10.000 años de antigüedad”, señaló una de las autoras del estudio, la profesora de la Universidad de Oslo, Sanne Boessenkool. “La cueva ha revelado una mezcla diversa de animales en un ecosistema costero que representa tanto el entorno marino como el terrestre”, agregó.
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De acuerdo con el equipo de investigación, este hallazgo, publicado en la revista científica estadounidense Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), brinda luces sobre cómo respondía la vida silvestre ante los intensos cambios climáticos hace milenios. La variedad de animales que encontraron sugiere que, en aquella época, el hábitat estaba casi libre de hielo, tras el derretimiento de los glaciares, lo cual habría proporcionado un hábitat adecuado para una de las especies halladas: el reno migratorio.
Es probable, dicen los científicos, que frente a la costa hubiese hielo marino estacional, debido a las ballenas y a las morsas. En suma, la presencia de peces de agua dulce indica que habría lagos y ríos dentro de la cueva. Las pruebas de ADN que realizaron los investigadores arrojaron que los linajes de algunos de estos animales no sobrevivieron cuando volvieron las condiciones más frías y el hielo cubrió gran parte del paisaje. Parece, de acuerdo con el estudio, que poblaciones enteras murieron, ya que no pudieron migrar a otros ecosistemas.
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Sam Walker, científico de la Universidad de Bournemouth y la Universidad de Oslo, y principal autor del estudio afirmó que este descubrimiento refleja cómo las especies adaptadas al frío tienen dificultades para adaptarse a grandes fenómenos climáticos.
“Esto está directamente relacionado con los desafíos que enfrentan actualmente en el Ártico, a medida que el clima se calienta a un ritmo acelerado. Los hábitats en los que viven estos animales en la región hoy en día están mucho más fragmentados que hace 75.000 años, por lo que es aún más difícil para las poblaciones animales desplazarse y adaptarse”, concluyó.
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