Descubren tres nuevas lunas que orbitan alrededor de Neptuno y Urano
Un grupo de científicos confirmó el hallazgo de nuevos satélites naturales en las órbitas de los planetas más lejanos de Sol. Según los investigadores, estos cuerpos celestes serían el resultado de colisiones de lunas más antiguas, las cuales se fragmentaron al colisionar con asteroides o cometas.
El sistema solar tiene nuevos miembros lunares. Así lo confirmaron recientemente un grupo internacional de científicos durante un encuentro de la Unión Astronómica Internacional, en el que revelaron que se trata de una nueva luna de Urano (probablemente la más pequeña de su órbita), así como dos nuevas de Neptuno.
“Las tres lunas recién descubiertas son las más débiles jamás encontradas alrededor de estos dos planetas gigantes de hielo utilizando telescopios terrestres”, explicó Scott Sheppard, de Carnegie Science, a través de un comunicado. “Fue necesario un procesamiento especial de las imágenes para revelar objetos tan débiles”.
La nueva luna de Urano (que ahora cuenta con 28 satélites naturales) fue denominada temporalmente como S/2023 U1 y fue observada por Sheppard a principios de 2023 utilizando los telescopios Magallanes del Observatorio Las Campanas de Carnegie Science, en Chile. Posteriormente, con la ayuda de investigadores del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, se determinó su posible órbita lunar. Se calcula que al satélite, que será nombrado en los próximos meses con el nombre de un personaje de una obra de Shakespeare, le toma alrededor de 680 días para realizar su órbita en torno al planeta.
Para el caso de las nuevas lunas de Neptuno, que ahora tiene 16 satélites conocidos, estas fueron observadas por primera vez a finales de 2021. Desde entonces, astrónomos de las universidades de Hawái, Norte de Arizona y de Kindai realizaron avistamientos para detectar estos cuerpos celestes. Tras varios años de análisis confirmaron, inicialmente, la órbita de S/2002 N5.
“Una vez que se determinó la órbita de S/2002 N5 alrededor de Neptuno utilizando las observaciones de 2021, 2022 y 2023, se le siguió la pista hasta un objeto que fue avistado cerca de Neptuno en 2003, pero que se perdió antes de que se pudiera confirmar que orbitaba alrededor del planeta”, explicó Sheppard.
Por su parte, para detectar a la otra luna, denominada como S/2021 N1 y la cual es más tenue, se necesitaron observaciones con condiciones particulares en el Very Large Telescope del Observatorio Europeo Austral y en el telescopio de ocho metros del Observatorio Gemini para determinar su órbita.
En el caso de las tres lunas, el equipo de científicos utilizó varios telescopios para tomar docenas de fotografías con largas exposiciones durante periodos de tres o cuatro horas en una serie de noches, para luego superponerlas y lograr imágenes de los satélites.
“Dado que las lunas se mueven en pocos minutos con respecto a las estrellas y galaxias del fondo, las exposiciones largas individuales no son ideales para captar imágenes profundas de objetos en movimiento”, explica Sheppard. “Al superponer estas exposiciones múltiples, las estrellas y galaxias aparecen con estelas detrás de ellas, y los objetos en movimiento similares al planeta anfitrión se verán como fuentes puntuales, sacando a las lunas de detrás del ruido de fondo en las imágenes”.
Con estas observaciones, los científicos concluyeron que estos satélites tuvieron ‘lunas progenitoras’ de mayor tamaño que se rompieron en colisiones —probablemente con cometas o asteroides— en las que se crearon nuevos fragmentos que ahora orbitan en torno a los planetas. Según los investigadores, es probable que existan más satélites más pequeños, los cuales son difíciles de observar con la tecnología disponible en la actualidad.
Una de las conclusiones que fueron presentadas ante el Centro de Planetas Menores de la Unión Astronómica Internacional — una organización científica encargada de designar los cometas, planetas y lunas de nuestro sistema solar— es que estos satélites demuestran que el sistema solar fue un lugar caótico, con colisiones y movimientos constantes entre sus objetos. Con esta información se espera avanzar en la compresión de los primeros años de sistema solar y las dinámicas de los planetas situados en su borde exterior.
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El sistema solar tiene nuevos miembros lunares. Así lo confirmaron recientemente un grupo internacional de científicos durante un encuentro de la Unión Astronómica Internacional, en el que revelaron que se trata de una nueva luna de Urano (probablemente la más pequeña de su órbita), así como dos nuevas de Neptuno.
“Las tres lunas recién descubiertas son las más débiles jamás encontradas alrededor de estos dos planetas gigantes de hielo utilizando telescopios terrestres”, explicó Scott Sheppard, de Carnegie Science, a través de un comunicado. “Fue necesario un procesamiento especial de las imágenes para revelar objetos tan débiles”.
La nueva luna de Urano (que ahora cuenta con 28 satélites naturales) fue denominada temporalmente como S/2023 U1 y fue observada por Sheppard a principios de 2023 utilizando los telescopios Magallanes del Observatorio Las Campanas de Carnegie Science, en Chile. Posteriormente, con la ayuda de investigadores del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, se determinó su posible órbita lunar. Se calcula que al satélite, que será nombrado en los próximos meses con el nombre de un personaje de una obra de Shakespeare, le toma alrededor de 680 días para realizar su órbita en torno al planeta.
Para el caso de las nuevas lunas de Neptuno, que ahora tiene 16 satélites conocidos, estas fueron observadas por primera vez a finales de 2021. Desde entonces, astrónomos de las universidades de Hawái, Norte de Arizona y de Kindai realizaron avistamientos para detectar estos cuerpos celestes. Tras varios años de análisis confirmaron, inicialmente, la órbita de S/2002 N5.
“Una vez que se determinó la órbita de S/2002 N5 alrededor de Neptuno utilizando las observaciones de 2021, 2022 y 2023, se le siguió la pista hasta un objeto que fue avistado cerca de Neptuno en 2003, pero que se perdió antes de que se pudiera confirmar que orbitaba alrededor del planeta”, explicó Sheppard.
Por su parte, para detectar a la otra luna, denominada como S/2021 N1 y la cual es más tenue, se necesitaron observaciones con condiciones particulares en el Very Large Telescope del Observatorio Europeo Austral y en el telescopio de ocho metros del Observatorio Gemini para determinar su órbita.
En el caso de las tres lunas, el equipo de científicos utilizó varios telescopios para tomar docenas de fotografías con largas exposiciones durante periodos de tres o cuatro horas en una serie de noches, para luego superponerlas y lograr imágenes de los satélites.
“Dado que las lunas se mueven en pocos minutos con respecto a las estrellas y galaxias del fondo, las exposiciones largas individuales no son ideales para captar imágenes profundas de objetos en movimiento”, explica Sheppard. “Al superponer estas exposiciones múltiples, las estrellas y galaxias aparecen con estelas detrás de ellas, y los objetos en movimiento similares al planeta anfitrión se verán como fuentes puntuales, sacando a las lunas de detrás del ruido de fondo en las imágenes”.
Con estas observaciones, los científicos concluyeron que estos satélites tuvieron ‘lunas progenitoras’ de mayor tamaño que se rompieron en colisiones —probablemente con cometas o asteroides— en las que se crearon nuevos fragmentos que ahora orbitan en torno a los planetas. Según los investigadores, es probable que existan más satélites más pequeños, los cuales son difíciles de observar con la tecnología disponible en la actualidad.
Una de las conclusiones que fueron presentadas ante el Centro de Planetas Menores de la Unión Astronómica Internacional — una organización científica encargada de designar los cometas, planetas y lunas de nuestro sistema solar— es que estos satélites demuestran que el sistema solar fue un lugar caótico, con colisiones y movimientos constantes entre sus objetos. Con esta información se espera avanzar en la compresión de los primeros años de sistema solar y las dinámicas de los planetas situados en su borde exterior.
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