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¿Alguna vez ha escuchado de Toxoplasma gondii? Se trata de un parásito microscópico (un protisto, en términos científicos) que puede vivir dentro de las células de los animales y que se transmite entre animales y humanos (por lo que se considera zoonótico). En una nueva investigación publicada en Eurosurveillance, revista del Centro Europeo para el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés), los científicos encontraron T. gondii en el 4,1 % de 3.293 muestras de ensaladas listas para consumir de 10 países europeos.
Este parásito tiene la capacidad de infectar a casi todos los animales de sangre caliente, incluidos los humanos, aunque su ciclo de vida completo solo se da en los felinos, como los gatos. En su ciclo de vida, los gatos y otros félidos actúan como huéspedes definitivos, es decir, son los únicos en los que el parásito puede reproducirse sexualmente. Estos animales se infectan al ingerir carne cruda o mal cocida que contiene formas del parásito llamadas bradizoítos. Una vez en su intestino delgado, T. gondii se multiplica y produce estructuras llamadas ooquistes, que luego son eliminadas con las heces. Estos ooquistes son muy resistentes y pueden sobrevivir en el ambiente, contaminando agua, frutas, verduras o suelo, lo que los convierte en una fuente importante de infección para otros animales y seres humanos.
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Los humanos y otros animales. por el contrario, pueden actuar como huéspedes intermediarios. La infección puede ocurrir al consumir agua o alimentos contaminados con ooquistes, o al comer carne cruda o mal cocida de animales infectados. En los humanos, la principal vía de contagio es el consumo de carne contaminada (entre el 30 y el 60% de los casos), aunque también es común por ingestión accidental de ooquistes en agua o alimentos (6 al 17%).
Cuando una persona se infecta, los ooquistes o bradizoítos se transforman en una forma activa del parásito llamada taquizoíto, que puede multiplicarse rápidamente y se disemina por todo el cuerpo. Esta fase puede causar toxoplasmosis sistémica. Luego, el parásito entra en una fase crónica formando quistes en diferentes tejidos del cuerpo. En la mayoría de los casos, la infección por T. gondii en humanos pasa desapercibida o produce síntomas leves como fiebre o inflamación de los ganglios. Sin embargo, en personas con el sistema inmunológico debilitado (como pacientes con VIH, cáncer o trasplantes), la toxoplasmosis puede afectar gravemente el sistema nervioso o los pulmones, e incluso causar la muerte.
Además, si una mujer se infecta durante el embarazo, el parásito puede transmitirse al feto, provocando toxoplasmosis congénita. Esta puede causar abortos espontáneos, malformaciones cerebrales o incluso desarrollar tumores malignos en el sistema nervioso del bebé.
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Parásitos en las ensaladas
Los investigadores analizaron más de 3.000 muestras de ensaladas listas para comer (también conocidas como RTE, por sus siglas en inglés) vendidas en supermercados de varios países europeos, entre ellos, Chequia, Dinamarca, Francia, Alemania, Italia, Portugal y España, Encontraron rastros del parásito en un 4,1% de las muestras, lo que indica que estas ensaladas podrían estar contaminadas y representar un riesgo para la salud, concluye la investigación.
Los resultados, dicen los autores, concuerdan con investigaciones hechas en países como Italia, Portugal, España, Suiza y Chequia, donde también se hallaron ooquistes en productos frescos mediante métodos de PCR. Las tasas de contaminación detectadas en esos estudios variaron entre el 6% y el 37,2%, dependiendo del producto y del método utilizado.
Los investigadores notaron además una variación estacional en los niveles de contaminación. Las muestras recolectadas en invierno, seguidas de primavera y verano, presentaron mayor probabilidad de estar contaminadas que las de otoño. Esto, dicen en su estudio, podría estar relacionado con factores climáticos como la lluvia, la humedad o la escorrentía de aguas, que favorecen la presencia y persistencia de los ooquistes en los cultivos. “Los resultados de nuestro estudio pueden usarse para desarrollar directrices para analizar matrices alimentarias en busca de T. gondii, según lo recomendado por la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria".
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Casi el 28,5% de las muestras de ensalada analizadas en el estudio no incluían información sobre el lugar donde fueron cultivadas. De las que sí lo indicaban, alrededor del 37,5% provenían del sur de Europa, específicamente de Italia, Portugal y España. Las ensaladas originadas en Europa occidental fueron las que mostraron el porcentaje más alto de muestras contaminadas (7,1%). Sin embargo, al comparar todas las regiones, no se encontró una diferencia clara o significativa en el número de ensaladas contaminadas entre una zona y otra.
Cuando se analizó según el país donde fueron empacadas las ensaladas, el Reino Unido tuvo el mayor número de muestras positivas para Toxoplasma gondii (16%), seguido por Francia (5,3%), Portugal (4,2%), España (4,1%) y Dinamarca (3,8%). Estos resultados fueron consistentes con los datos obtenidos según el país donde se tomó la muestra.
Además, se hizo un análisis para ver si la región afectaba las probabilidades de encontrar el parásito. Se encontró que las ensaladas muestreadas en el norte, sur y oeste de Europa tenían un mayor riesgo de estar contaminadas en comparación con las del este de Europa. Las ensaladas empacadas en el norte del continente y las cultivadas en Europa occidental fueron más propensas a estar contaminadas que las del este. Aun así, los investigadores aclaran que hay que tener cuidado al interpretar estos datos, ya que muchas de las ensaladas no decían claramente dónde se cultivaron o empacaron, lo cual limita la precisión de las conclusiones.
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