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Estudiar las bases físicas y biológicas del cerebro que permiten que tengamos consciencia, es decir, que seamos conscientes de nosotros mismos, de nuestros pensamientos, emociones y del mundo que nos rodea, es un tema que despierta mucho interés y emoción entre los científicos. Al mismo tiempo, es muy difícil de entender completamente porque la consciencia es algo muy complejo.
La consciencia no es algo único ni simple. De hecho, los científicos la han dividido en al menos dos formas para poder estudiarla: el estado consciente y el contenido consciente. El estado consciente se refiere a el nivel general de consciencia que tiene una persona en un momento dado. Por ejemplo, podemos estar despiertos, dormidos, en coma o bajo los efectos de la anestesia. Todos estos son diferentes estados de consciencia, que cambian según cómo está funcionando el cerebro.
Por otro lado, el contenido consciente se refiere a lo que estamos experimentando en ese momento, como ver un color, sentir una emoción, escuchar una canción o tener un pensamiento. Es decir, no solo importa si estamos conscientes o no, sino qué estamos percibiendo o pensando cuando estamos en ese estado.
La consciencia de estado se refiere a si estás consciente o no (como estar despierto o dormido), mientras que la consciencia de contenido se refiere a lo que estás experimentando cuando estás consciente (como ver, sentir o pensar algo).
Se ha descubierto que ciertas áreas del cerebro, especialmente dentro del tálamo, están muy relacionadas con estos estados de consciencia. El tálamo actúa como un centro de comunicación entre distintas partes del cerebro, y su actividad cambia según el estado en el que nos encontramos (por ejemplo, si estamos dormidos o despiertos). Sin embargo, aunque los científicos saben que el tálamo está involucrado, todavía no entienden completamente cómo estas regiones cerebrales y sus conexiones con la corteza cerebral (la parte externa del cerebro) hacen posible que tengamos percepciones conscientes específicas. Estas percepciones suceden muy rápido, en milisegundos, y el proceso exacto sigue siendo un misterio.
Durante décadas, se pensó que el tálamo solo servía como un “puente” para enviar información sensorial a otras partes del cerebro. Pero un nuevo estudio publicado en Science y realizado con registros cerebrales directos en personas, demuestra otra cosa: algunos núcleos del tálamo no solo transmiten información, sino que ayudan a que esta se vuelva consciente. Los investigadores observaron que dos núcleos en particular, llamados núcleos intralaminares y medial, se activan con fuerza justo antes de que una persona se dé cuenta de lo que está viendo. Además, estas regiones del tálamo se sincronizan con la corteza prefrontal, una zona relacionada con funciones superiores como la atención y la toma de decisiones.
“Los hallazgos arrojan nueva luz sobre los misterios de la consciencia humana”, celebró la American Association for the Advancement of Science (AAAS), la asociación científica más grande del mundo. Los científicos creen que comprender cómo y dónde se genera la consciencia puede ser fundamental para tratar condiciones como el coma, el estado vegetativo, trastornos de la atención, e incluso para desarrollar tecnologías como interfaces cerebro-máquina.
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