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Mientras muchos viajeros regresaban a sus casas el pasado lunes y se preparaban para un nuevo año tras el fin de las fiestas en muchos municipios, cientos de científicos optaron por reunirse en Honolulu, la capital de Hawái, en uno de los encuentros más populares de astronomía. El clima tropical de la isla había sido el elegido para la realización de la versión número 235 de la Sociedad Astronómica Americana. Desde allí, el 6 de enero se hizo un anuncio que pasó inadvertido, pero podría ser el inicio de una gran revolución en la cosmología. Podría, advirtieron algunos portales, controvertir un gran hallazgo que le valió el premio Nobel de Física a tres estadounidenses en 2011.
Young-Wook Lee, investigador de la Universidad de Yonsei, en Seúl (Corea del Sur), fue el encargado de presentarle a la comunidad científica el resultado de la investigación de su equipo, que trabajó de la mano con la U. de Lyon. “Las afirmaciones extraordinarias requieren evidencia extraordinaria”, dijo, parafraseando al popular divulgador Carl Sagan. “No estoy seguro de que tengamos una evidencia tan extraordinaria de la energía oscura. Nuestro resultado ilustra que la energía oscura de la cosmología de supernovas, que llevó al Premio Nobel de Física 2011, podría ser un artefacto de una suposición frágil y falsa”.