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Del evento del 10 de mayo pasado, en el que se anunció el ingreso de Colombia a los Acuerdos Espaciales Artemis, una serie de compromisos para el uso y la protección del espacio, liderados por la NASA, una situación llamó la atención: a diferencia del resto de países que han adherido a los tratados y que están representados por sus agencias espaciales, la firma de Colombia estuvo a cargo de su vicepresidenta Marta Lucía Ramírez. Ella suscribió el tratado ante la mirada de Pam Melroy, directora adjunta de la NASA. Esto fue así porque a diferencia de Estados Unidos, pero también de países como Chile, Brasil, Argentina, México y Bolivia, en Colombia no existe una agencia espacial que sea pública y oficial.
Lo que sí existe en el país es una fundación que se autodenomina “Agencia Espacial Colombiana”, y que tiene inquieto a un grupo de científicos y astrónomos. “Desafortunadamente, y puede que de buena fe algunos particulares han creado compañías privadas que están actuando en el exterior como si estuvieran representando al país”, dice el coronel (r) Raúl E. Gutiérrez G., presidente de la National Space Society Colombia, uno de los capítulos internacionales de la National Space Society (NSS) de Estados Unidos, una organización que desde 1974 promueve el desarrollo espacial. Dos situaciones recientes preocupan en especial a Gutiérrez y a su organización.