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El exceso de sal en la tierra amenaza la producción mundial de alimentos

La FAO alerta sobre un problema poco conocido, pero grave: la salinización de los suelos. Se estima que el 10,7% de la superficie terrestre mundial está afectada por exceso de sal, lo que impacta la productividad agrícola y la biodiversidad. Este fenómeno, exacerbado por el uso excesivo de riego en regiones áridas y semiáridas, amenaza cultivos clave como el arroz y el maíz.

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12 de diciembre de 2024 - 04:02 p. m.
La salinización secundaria resulta de la acumulación gradual de sales en el suelo inducida por el ser humano.  EFE/ Rodrigo Sura
La salinización secundaria resulta de la acumulación gradual de sales en el suelo inducida por el ser humano. EFE/ Rodrigo Sura
Foto: EFE - Rodrigo Sura
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La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) presentó su más reciente informe sobre algo que quizá usted nunca ha escuchado: el exceso de sal en el suelo.

La organización estima el área total de suelos afectados por sal en el mundo asciende a 1.381 millones de hectáreas, es decir, el 10,7% del área total de Tierra. Las áreas afectadas más grandes se encuentran en Australia (357 millones de hectareas Mha), Argentina (153 Mha), Kazajistán (94 Mha), la Federación Rusa (77 Mha), Estados Unidos (73,4 Mha), la República Islámica de Irán (55,6 Mha), Sudán (43,6 Mha), Uzbekistán (40,9 Mha), Afganistán (38,2 Mha) y China (36 Mha). Pero, ¿por qué la sal es mala? ¿No es acaso natural?

Hay suelos que tienen naturalmente sal. Van desde manglares, marismas y humedales costeros, hasta salinas interiores y antiguos lechos marinos. Todos albergan ecosistemas únicos adaptados a condiciones extremas de salinidad y su resistencia contribuye a la biodiversidad global y ofrece una fascinante visión de la capacidad de la vida para adaptarse. Sin embargo, a medida que la población mundial crece exponencialmente y los niveles de vida mejoran, la presión para convertir tierras que antes eran marginales en tierras fértiles se está intensificando. Este fenómeno, dice el informe, es particularmente pronunciado en las regiones semiáridas y áridas, que dependen en gran medida de la irrigación para la producción agrícola. Este proceso lleva a lo que se conoce como salinización secundaria.

La salinización secundaria resulta de la acumulación gradual de sales en el suelo inducida por el ser humano. Esto suele ocurrir cuando se usa demasiada agua para regar o cuando el agua de riego no es adecuada, lo que hace que las sales que están en las capas profundas del suelo suban hacia la superficie. Los humanos caen en este error cuando intentan convertir tierras áridas en territorios fértiles.

El problema, dice la FAO, es que en realidad esto representa un obstáculo serio para la producción agrícola. La razón es que las sales excesivas afectan la capacidad de las raíces para absorber agua y nutrientes, lo que puede llevar a una menor productividad agrícola. Además, la salinidad excesiva puede dañar permanentemente la estructura del suelo, haciendo que sea más difícil cultivarlo en el futuro.

Sin suelo fértil, la producción de alimentos se está viendo afectada. En los suelos salinos, los cultivos que no están adaptados a la salinidad muestran signos de marchitez, incluso si el suelo está húmedo. Esto causa efectos similares a la sequía, con un crecimiento más lento y débil y caída prematura de hojas. En los países más afectados por la salinidad, las pérdidas potenciales de cultivos debido al estrés por salinidad pueden alcanzar hasta el 72% en arroz, 68% en frijoles, 45% en caña de azúcar, 40% en papa, 38% en batata, 37% en maíz, 15% en trigo, 14% en cebada, 12% en sorgo, 11% en frijol de vaca y 4% en algodón y girasol.

Dado que los suelos afectados por sal representan al menos el 10% de las tierras cultivables, la FAO está preocupada.

Un futuro nada halagüeño

Los modelos de la tendencia global de aridez en el siglo XXI predicen que las tierras aridez podría aumentar entre el 24 y el 32% de la superficie terrestre total bajo la tendencia actual de aumento de temperatura. La aridificación afectará negativamente la humedad de la capa superficial del suelo en la mayoría de las partes del mundo, así como el escurrimiento superficial en Europa, Asia Occidental, el Cercano Oriente, América del Norte, el sur de América del Sur y África. Esto, creen los cientificos, impulsará la salinización de la tierra.

Las predicciones globales sobre el efecto del cambio climático en la salinización del suelo muestran que, para finales del siglo XXI, la salinización secundaria afectará vastas áreas en América del Sur, México, el suroeste de los Estados Unidos, el sur y el oeste de Australia, y Sudáfrica.

Algunos fenómenos adicionales contribuirán al problema. El informe estima que más de mil millones de personas que habitan en zonas costeras están amenazadas por inundaciones progresivas y salinización hacia finales del siglo XXI debido al aumento del nivel del mar. Las áreas bajas se sumergirán, las costas se deteriorarán, las inundaciones empeorarán y los estuarios y acuíferos se volverán más salinos.

La salinización secundaria es un problema significativo en países latinoamericanos como Argentina, Chile, México y Perú, donde la agricultura intensiva, particularmente el cultivo irrigado, agrava la salinización de los suelos. En las regiones tropicales, como el noreste de Brasil, la salinización ha empeorado debido a la deforestación del ecosistema nativo de la “Caatinga” para la agricultura. La alteración del ciclo hidrológico, combinada con altas temperaturas y lluvias erráticas, ha acelerado la desertificación en algunas áreas.

Otros países de la región, como Colombia, Cuba y la República Dominicana, enfrentan desafíos similares. Finalmente, en las áreas costeras, la extracción excesiva de agua para riego o uso urbano puede provocar también la intrusión de agua salada en los acuíferos, un proceso que representa un riesgo oculto pero con consecuencias muy graves a largo plazo. Países como Colombia están experimentando este problema, dice el informe. Aquí, la contaminación por agua salada amenaza los recursos hídricos y los ecosistemas.

¿Qué se puede hacer? En 2019, la FAO, a través de su Asociación Global de Suelos (GSP), estableció la Red Internacional de Suelos Afectados por Sal (INSAS). La red ahora cuenta con 743 miembros de 125 países, todos comprometidos con una misión compartida: promover el uso sostenible y productivo de los suelos afectados por sal. Ese variado grupo de expertos cree que hay que trabajar en varios desafíos.

En primer lugar, la información. Según el informe, muchos países carecen de datos oficiales y actualizados sobre la extensión de estos suelos salinos, con métodos de mapeo obsoletos y un monitoreo limitado. En ese punto, entonces, los investigadores consideran necesario apostar a tener herramientas de medición más precisas. La Asociación Global de Suelos de la FAO recomienda, además, una acción global urgente y coordinada para gestionar los suelos afectados por sal y garantizar la seguridad alimentaria y la conservación de los ecosistemas. Ampliar las prácticas de manejo sostenible y avanzar en la agricultura salina con cultivos tolerantes a la sal y halófitos “es clave para aumentar la producción de alimentos y la resiliencia ambiental en las regiones afectadas”, se puede leer en uno de los apartes del informe.

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