Una de las primeras imágenes que el telescopio espacial James Webb reveló a mediados de julio, tenía que ver con la Nebulosa del Anillo del Sur, una nebulosa planetaria que se encuentra a 2.000 años luz de la Tierra. Ahora, un grupo de científicos liderados por Orsola De Marco, de la Universidad Macquarie en Sydney (Australia), ha vuelto a fijarse en este objeto para analizar nuevos componentes. (Puede leer: ¿Quiénes son los primeros civiles que viajarán a la Luna? Hay varios famosos)
Los nuevos detalles aportados por los equipos del Webb, le permitieron al equipo de investigadores demostrar que “al menos otras dos, y posiblemente tres, estrellas invisibles habrían creado las formas alargadas y curvilíneas de la nebulosa del Anillo del Sur”, explicó la agencia espacial estadounidense.
Esto es importante, porque los científicos saben desde hace décadas que es común que los pequeños grupos de estrellas se formen juntas y que, a medida que envejecen, continúen orbitándose. Sin embargo, hasta el momento, los investigadores no habían podido observar con el detalle necesario el “nacimiento” de esta nebulosa que tiene nubes de gas y polvo muy coloridas. (Le puede interesar: ¿Por qué cuando la salsa de tomate está por acabarse salpica por todas partes?)
Pero con el Webb todo es diferente, reconoció la líder de la nueva investigación que fue publicada hace un par de días en Nature Astronomy. “Es como si nos hubieran dado un microscopio para examinar el universo. Sus imágenes contienen muchos detalles. Abordamos nuestro análisis para reconstruir la escena de modo muy parecido al de los científicos forenses”.
En esta ocasión, los científicos se concentraron en la estrella envejecida que generó el “manto polvoriento” de color rojo que se identifica en la imagen. Este “debe haber provenido de esa estrella, pero fueron arrojados en direcciones muy específicas por las estrellas compañera”, explicó Joel Kastner, del Instituto de Tecnología de Rochester en Nueva York, que también participó en la investigación. (También puede leer: Nuevo récord de ADN más antiguo: dos millones de años)
Lo llamativo de esta Nebulosa, apuntan los investigadores, es que es posible que al expulsar el polvo interactuó con dos o tres estrellas más pequeñas. “Durante ese baile íntimo”, dice la Nasa, estas estrellas de menor tamaño pudieron haber contrarrestado esa expulsión con otros polvos que, en la imagen, vendrían a ser las capas externas de la imagen.
La cuestión, continúa la agencia espacial, es que no es posible identificar en la imagen a estas estrellas compañeras, por eso las denomina “invisibles”. ¿Por qué? “Son lo suficientemente tenues como para estar ocultas, camufladas por las brillantes luces de las dos estrellas centrales, o se han fusionado con la estrella moribunda”.