El proyecto de científicos peruanos para cultivar papas en Marte

A través de varias simulaciones, tres tipos del tubérculo lograron sobrevivir y crecer en condiciones extremas de aridez, salinidad, temperatura y concentraciones de CO2. El Espectador habló con los investigadores.

Tatiana Pardo Ibarra
20 de marzo de 2017 - 03:34 p. m.
Perú cuenta con más de 4.000 variedades de papa. / Flickr: CIP
Perú cuenta con más de 4.000 variedades de papa. / Flickr: CIP

La eterna búsqueda del hombre por saber de dónde viene y hacia dónde va no conoce de fronteras. El deseo insaciable de colonizar nuevos planetas, comprender la evolución del universo, hallar vida inteligente o desarrollar tecnología espacial para uso militar son algunas de las razones que nos motivan a encontrar respuestas, a seguir sondeando en este mar de dudas.

Con una pregunta que en un principio podría parecer simple, pero no lo es en absoluto, nació uno de los proyectos más interesantes que se están desarrollando en Latinoamérica: ¿qué alimento podría cultivarse en Marte?

Al igual que ocurre en la película de ciencia ficción Misión rescate (The Martian), del director Ridley Scott, donde el protagonista, interpretado por Matt Damon, es un botánico que descubre cómo cultivar papas en el planeta rojo, científicos de la NASA, del Centro Internacional de la Patata (CIP) y de la Universidad de Ingeniería y Tecnología (UTEC) de Perú se juntaron para hacer de esta escena una realidad.

Los investigadores querían saber cuáles son las posibilidades de que las papas sobrevivieran en una futura colonia marciana, cuál es la variedad del tubérculo capaz de resistir las condiciones climáticas más extremas y cómo podrían, desde la ciencia, ayudar a resolver la problemática de la hambruna y los impactos del calentamiento global en la agricultura.

Fue así como el año pasado nació el proyecto Patatas en Marte, que esta semana arrojó luz verde luego de que algunas de las papas crecieran bajo condiciones similares a las del planeta vecino. Aunque Perú cuenta con cerca de 4.500 tipos del tubérculo en todo su territorio, los científicos hicieron un primer filtro de 65 variedades (41 de ellas muy resistentes a los virus y 24 por ser nativas de los Andes), pero sólo tres demostraron ser lo suficientemente fuertes como para sobrevivir a cambios intensos de temperatura y crecer en suelos con alta salinidad y aridez.

Mientras la primera etapa se concentró en el suelo, la segunda lo hizo en los factores atmosféricos. Ahí los investigadores “jugaron” a simular condiciones ambientales críticas de Marte, cambiando los niveles de concentración de CO2, la radiación y la temperatura para ver cuánto soportaba la planta. Contra todo pronóstico, la papa creció dentro de un CubeSat, un contenedor herméticamente sellado que permite modificar esas variables y supervisar constantemente los avances del cultivo a través de cámaras.

“Yo pensé que no iba a crecer nada, pero quedé asombrado con lo que vi”, dice Ramírez. “El cultivo de patata es bastante rústico, rinde, genera buenas cantidades de carbohidratos para el cuerpo y sobrevive a ambientes diversos y extremos. Estos resultados son esperanzadores para un posible futuro en Marte”, remata.

El tubérculo creció en un ambiente simulado a 4.500 msnm, con concentraciones de CO2 del 20 %, aunque alcanzó a llegar al 95 %, tal y como ocurre en Marte. En cuanto a la temperatura, que en el planeta rojo oscila entre -20 y -60 °C, en el CubeSat varió entre 15 y 0 °C, simulando el día y la noche. Ahora los investigadores deben ver cómo mejorar el rendimiento del cultivo con biotecnología, jugar con más factores y encontrar los puntos máximos y mínimos en los que la papa logra sobrevivir a condiciones adversas para, finalmente, mandar una misión robótica de la NASA a Marte y sembrar allí el tubérculo.

“Pero para eso hace falta más plata”, dice otro de los investigadores, el médico aeroespacial Julio Valdivia, quien cuenta que hasta el momento han invertido, con dinero de sus bolsillos y algunas colaboraciones, un poco más de US$4.000. “Un monto muy bajo para lo que estamos haciendo, pues todo ha sido construido por profesores y estudiantes. Esto demuestra que América Latina tiene un potencial extraordinario en investigación y que podemos compararlo con cualquier lugar del mundo”.

La problemática se desbordó, por lo que los investigadores creen que este proyecto, aunque no alcance a dar los resultados esperados para cultivar papa en Marte, es importante para ofrecer soluciones sostenibles a los apremiantes desafíos del hambre, la pobreza y el cambio climático en la Tierra. Razones suficientes para seguir intentándolo y avanzar.

La papa fue plan piloto, dado que es el tercer cultivo alimenticio más importante del mundo, después del arroz y el trigo, en términos de consumo humano. Más de mil millones de personas en el planeta la comen y la producción total mundial de cultivos supera los 300 millones de toneladas métricas.

“Este proyecto podría parecer pequeño, pero en realidad es enorme y ambicioso”, comenta Ramírez. “Vamos a seguir porque los resultados son sorprendentes. Nunca antes se había visto algo así”.

Por Tatiana Pardo Ibarra

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