El reguetón y el metal se metieron al Parque Explora

El Parque Explora, en Medellín, acaba de inaugurar su nueva sala interactiva, cuyo tema central es la música. El Espectador estuvo en su apertura y habló con quienes estuvieran detrás de la construcción del espacio.

Maria Paula Rubiano
26 de octubre de 2018 - 02:00 a. m.
Alrededor de 600 personas participaron en la concepción, diseño y montaje de la sala interactiva Música.  / Fotos Parque Explora: Camilo Díaz
Alrededor de 600 personas participaron en la concepción, diseño y montaje de la sala interactiva Música. / Fotos Parque Explora: Camilo Díaz

La lluvia concentró a los asistentes en el pequeño corredor inundado por las voces del ensamble vocal El Grilo. El grupo cantaba para celebrar la inauguración de la nueva sala del Parque Explora, en Medellín, cuyo tema central es la música. Varias personas sostenían en sus manos un pequeño instrumento, llamado guasá, propio de la música tradicional colombiana. Sin embargo, solo unos cuantos se animaban a sacudir el instrumento al ritmo de las canciones del Pacífico colombiano.

Entre quienes movían el guasá estaba Juan Sebastián Ochoa, profesor de la Universidad de Antioquia y uno de los más de cien investigadores y asesores que ayudaron al equipo de Explora a darle forma a Música: La Orquesta Propia, como se llama la sala. “En la sociedad occidental, hace un par de siglos se empezó a generar una separación entre el músico y el espectador. Se crearon las salas de concierto en las que el publico solo contempla, pero es una cosa muy ficticia y particular de nuestra sociedad”, dice. “¿Viste que la gente se inhibió de marcar el pulso con el mini guasá? es que tenemos muy metido en la cabeza que uno no interviene cuando un músico profesional está interpretando y nos sentimos muy inseguros de nuestra propia musicalidad”, agrega.

Foto: Cortesía Parque Explora – Camilo Díaz

Fotos: Cortesía Parque Explora –Camilo Díaz

Patricia Fernández, directora de contenidos de la sala Música, explica que “creemos que la música es algo que solo ciertas personas pueden hacer, pero no es así. Ese es el propósito de esta sala. Queremos que quienes entren aquí entiendan que la musicalidad es una cosa natural en los seres humanos”.

La sala, que abrió sus puertas el pasado 24 de octubre, empezó a cocinarse hace dos años, a finales del año 2015. Sin tener un tema definido para reemplazar a “Física Viva”, una de las consentidas desde que se creó el parque hace diez años, el equipo de Explora decidió, por primera vez, preguntarle a sus públicos qué querían ver. “La forma como decidimos el tema de esta sala realmente es un hito. Hicimos talleres en que le preguntamos a gente de todo tipo qué temas creían que eran relevantes para resaltar cosas como la inclusión, la diversidad y otro montón de cosas que, para el momento histórico que vive el país, nosotros nos preguntábamos mucho” cuenta Fernández.

Hubo voces a favor del amor, del deporte, de la biología y, obviamente, de la música. Fernández y Alejandro Villegas, el líder de la museografía de la futura sala, salieron a preguntar con libreta en mano qué temas le sonaban a la gente. Andrés Roldán, director del parque, explica que lo que finalmente movió la balanza a favor de la música es su carácter universal: desde las abuelas que cantan en misa, los hinchas que van al estadio y hacen cánticos para su equipo, el papá que arrulla a su hijo, hasta los niños que cantan en una novena, todos los seres humanos hemos hecho y escuchado música.

“La gente podría considerar que la música no tiene que ver con la ciencia, pero es todo lo contrario: en ella convergen fenómenos físicos, culturales y sociales. Es una forma de expresión altamente sofisticada, y una de las primeras formas de comunicación de las personas”, dice Roldán.

Juan Sebastián Ochoa, quien lleva años investigando las músicas tradicionales del Pacífico y el Caribe, dice que no solo es comunicación: es una de las muestras básicas de la humanidad. “No existe ni una sola cultura que no tenga expresiones sonoras colectivas, más allá de si se concibe como música o no. Es imposible que un ser humano se abstraiga de participar en la música”. Es parte de lo que somos.

Fotos: Cortesía Parque Explora –Camilo Díaz

Pero, ¿cómo expresar un concepto tan universal en una serie de experiencias museográficas? El reto no era pequeño. Fernández cuenta que, desde principios de 2016, un equipo interdisciplinario se metió del todo en el caudal de la música. Fueron hasta los talleres de lutieres de todo tipo de instrumentos —desde violines hasta sintetizadores— y hablaron con bailarines, compositores, cantantes e investigadores del tema.

No siempre fue fácil. “A veces me tocaba decirles a los investigadores: ‘Hey, quítate la corbata’, porque nos decían ideas muy interesantes, pero en un lenguaje que no era accesible para la gente”. Comunicadores, diseñadores gráficos e industriales, arquitectos, ingenieros de sonido y de espacios fueron hilando todo lo que investigadores musicales, músicos, bailarines, diseñadores compositores y cantantes les decían, con lo que les expresaron las personas de común, aquellas “no formadas” en el tema.

Si bien buscaron referentes en otros museos del mundo, buena parte de las 30 experiencias de la sala son prototipos nacidos en el seno de Explora. Cada experiencia es una obra cantada y construida a muchas voces. Para ser más precisos, unas 600 personas participaron en su concepción, diseño y montaje.

Por medio de cinco ejes temáticos, los visitantes pueden experimentar el sonido de un grupo de rock en una catedral o en un parque, pueden tocar ellos mismos instrumentos tradicionales colombiano, viajar gracias al video y el sonido a seis ciudades colombianas, dirigir la Filarmónica de Medellín, componer letras de rap, cantar temas de Metallica o J Balvin en un karaoke o sentir la música a través de vibraciones de su cuerpo, una apuesta por incluir a las personas con discapacidad auditiva en la experiencia.

Fotos: Cortesía Parque Explora –Camilo Díaz

“En esta sala todos los fenómenos sonoros son bienvenidos”, dice Ochoa. Fernández, quien dirigió los contenidos de la sala, cuenta que si bien al principio a algunos miembros del equipo les parecía imposible incluir géneros como el reguetón allí dentro, entrevistas con Maria Eugenia Londoño, pionera de la etnomusicología en Colombia, abrieron poco a poco las mentes de todos.

Fotos: Cortesía Parque Explora –Camilo Díaz

“Ella nos dijo: el reguetón, como toda expresión sonora colectiva, existe por una razón, responde a un contexto y a unas dinámicas culturales”, cuenta la directora. Por eso, en la sala hay espacio para él, así como para las músicas tradicionales indígenas, pasando por la música clásica de Occidente, la balada, el pop, el metal, la música de planchar y hasta los géneros experimentales. Para Ochoa, el hecho de que la sala se salga de ese criterio estético de “la bella música” y más bien se pregunte por la relación de los seres humanos con el fenómeno sonoro la hace única. “Además me parece clave destacar que con esta sala, Explora amplía la noción de lo científico hacia las ciencias humanas y sociales. Es un giro que no muchas instituciones han dado”, añade.

Tanto él como Andrés Roldán, director del parque, y Patricia Fernández, esperan que al salir de la sala la gente se sienta empoderada de su musicalidad. Que si de nuevo escuchan al grupo El Grilo (o cualquier otro), saquen ese ser musical que llevan dentro y se animen a mover el pequeño guasá (o lo que sea) que tengan en la mano.

Fotos: Cortesía Parque Explora –Camilo Díaz

Por Maria Paula Rubiano

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