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Durante muchos años, los científicos (y el público, en general) han lidiado con un gran misterio sobre los denisovanos, primos ancestrales de los seres humanos actuales: sabemos que existieron gracias a fragmentos óseos y a su ADN, pero no sabemos con certeza cómo era que lucían. La mayoría de los restos que se han recuperado —dientes, fragmentos de huesos y sedimentos— no permiten reconstruir su morfología completa, lo que ha hecho difícil ubicarlos con precisión en el árbol evolutivo y entender su papel en la historia humana.
En una nueva investigación, publicada este miércoles en la revista científica Cell, un grupo de investigadores parece dar algunas pistas que comienzan a cerrar ese misterio. Antes de eso, los denisovanos, un grupo hermano de los neandertales, fueron descubiertos gracias al análisis genético de restos óseos fragmentados en la cueva de Denisova (Siberia). Se sabe que coexistieron con humanos modernos y que al menos dos linajes denisovanos contribuyeron genéticamente a nuestras poblaciones actuales. A pesar de ello, la morfología (cómo eran físicamente) de los denisovanos sigue siendo poco clara, ya que los restos hallados hasta ahora (dientes, huesos y sedimentos) no permiten reconstruir sus características con detalle.
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Un caso especial es el del cráneo de Harbin, descubierto en China y datado en más de 146.000 años. Este cráneo fue clasificado por algunos como una nueva especie humana, llamada Homo longi, pero otros expertos creen que podría estar relacionado con los denisovanos, especialmente por su parecido con la mandíbula de Xiahe, a la que sí se le asoció material genético denisovano. Hasta ahora, sin embargo, recuperar ADN humano de fósiles tan antiguos (más de 100.000 años) ha sido muy difícil. Solo se ha logrado en muy pocos casos en Europa y Asia, lo que hace que identificar a los denisovanos por sus rasgos físicos sea todo un reto.
En la nueva investigación, los autores reportan que lograron aislar ADN mitocondrial (mtDNA) de la placa dental (sarro endurecido en los dientes) del cráneo de Harbin. El ADN mitocondrial recuperado coincide con el de otros denisovanos encontrados en la Cueva Denisova en Siberia, lo que sugiere varias cosas. En primer lugar, confirma que este individuo pertenecía al linaje denisovano, un grupo humano arcaico emparentado con los neandertales, y no era una especie humana distinta —como se había propuesto anteriormente bajo el nombre de Homo longi.
En segundo lugar, extiende la presencia geográfica conocida de los denisovanos hasta el noreste de China, lo que respalda la idea de que habitaron una amplia región de Asia durante el Pleistoceno medio, hace más de 146.000 años. Y por último, este hallazgo ofrece por primera vez una conexión directa entre el ADN denisovano y un cráneo casi completo, lo que permitirá comprender mejor su morfología y compararla con otros fósiles humanos de Asia, ayudando a identificar con mayor certeza qué restos pertenecen realmente a este grupo aún enigmático de nuestra historia evolutiva. Esta no fue, sin embargo, la única sorpresa con este cráneo.
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La paleoantropóloga china Qiaomei Fu, investigadora en el Instituto de Paleoantropología de la Academia de Ciencias China de Beijing, lidera otro importante estudio publicado este miércoles en la prestigiosa revista Science en el que reconfirman que el cráneo de Harbin pertenece a una población denisovana. Qiaomei Fu llega a esta conclusión después de recuperar 95 proteínas endógenas del fósil y detectar en ellas tres variantes de aminoácidos características de los denisovanos, en particular del individuo conocido como Denisova 3.
Sin embargo, Chris Stringer, coautor del estudio que identificó primero el cráneo como el Homo longi, aun llama a la calma. Entrevistado por Nuño Domínguez, cofundador y periodista de Materia, la sección de ciencia del periódico El País, de España, Stringer señala: Estos dos artículos son potencialmente muy importantes, aunque será necesario que expertos en ADN antiguo y proteómica realicen una evaluación más completa”. “He estado colaborando con científicos chinos en nuevos análisis morfológicos de fósiles humanos, incluido el de Harbin, y este trabajo hace cada vez más probable que este sea el fósil más completo de un denisovano hallado hasta ahora, y queHomo longisea el nombre de especie apropiado para este grupo”.
“Otro nombre,Homo juluensis, fue creado recientemente para incluir a los denisovanos, pero no a Harbin, por lo que es poco probable que sea adecuado para ninguno de los dos. Nuestros análisis sugieren que la mayoría de los humanos de gran capacidad craneal de los últimos 800.000 años pueden clasificarse en uno u otro de los siguientes grupos o especies: Homo erectusasiáticos,Heidelbergensis, neandertales, sapiens y denisovanos-longi”, agrega.
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