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Un grupo de arqueólogos se llevó una sorpresa durante una excavación en un antiguo cementerio ubicado en el oeste de Irán, conocido como Chega Sofla. Allí encontraron los restos de una adolescente que vivió hace aproximadamente 6.200 años, pero lo que más llamó la atención fue la forma de su cráneo.
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Según explicaron en una investigación publicada en la Revista Internacional de Osteoarqueología, el cráneo de la joven tenía una forma cónica, lo que, añadieron, “muestra evidencia de modificación craneal”.
Los autores del estudio, Mahdi Alirezazadeh y Hamed Vahdati Nasab, señalaron que esta práctica ya ha sido documentada en diversas civilizaciones antiguas. La hipótesis que se había manejado es que la modificación craneal se realizaba envolviendo firmemente la cabeza de un niño durante su crecimiento, hasta alcanzar la edad adulta.
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Esta práctica, común en varias culturas, al parecer se realizaba con mayor frecuencia en niñas que en niños, como han evidenciado observaciones previas de otros arqueólogos.
Los investigadores anotaron que se centraron en el análisis de este cráneo y, tras una serie de estudios, determinaron que la joven tenía menos de 20 años cuando falleció. También concluyeron que fue sometida a vendajes craneales ajustados desde una edad muy temprana, lo que provocó que su cabeza adoptara una forma de cono.
Después, realizaron una serie de tomografías computarizadas del cráneo y observaron una serie de cambios en el hueso que lo compone, ya que gran parte de este era más delgado de lo habitual. “Esta característica aumentaba el riesgo de que la niña sufriera una lesión en la cabeza”, anotaron.
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Además del estudio sobre la modificación craneal, los investigadores también se dieron a la tarea de determinar la causa de su muerte: una herida que provocó la fractura del cráneo, desde casi la parte frontal hasta la posterior.
Los investigadores indicaron que el resto de su esqueleto aún no ha sido encontrado, debido a la alta densidad de restos en la fosa.
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