Hace un par de semanas la Asociación de Arqueólogos de Perú confirmó un hallazgo que se había sospechado desde hace un buen tiempo. Bajo la ciudad de Cusco, en Perú, hay túneles subterráneos del imperio Inca.
El anuncio lo hicieron en una rueda de prensa. De acuerdo con el comunicado que publicó la asociación, el túnel fue creado “por los incas, cavando una zanja y luego esta fue revestida con muros pétreos y colocados los techos con vigas labradas; luego, fue tapado y encima fue montado un camino o una calle o un andén”.
Para confirmar la presencia de ese túnel, llamado Chincana, usaron georradares y analizaron documentos los siglos XVI, XVII y XVIII. También llevaron a cabo “estudios de prospecciones mediante sonido”.
Según dijeron los arqueólogos Jorge Calero Flores y Mildred Fernández Palomino, líderes del proyecto, ese túnel unía dos monumentos claves para los Incas de esa zona: el Templo del Sol y la fortaleza de Sacsayhuamán. Al primero, los conquistadores lo cubrieron con una iglesia católica.
“La existencia de la Chincana de Cuzco es una realidad, se ha logrado identificar un trazo principal de Sacsahuaman al Coricancha con una distancia de 1,750 metros, así como tres ramales uno hacia Callispuquio; otro que se dirige al sector de Muyucmarca en Sacsahuaman, y otro ramal que define su trazo por la parte posterior del templo de San Cristóbal”, aseguran en el comunicado.
Uno de los elementos claves para comprobar la existencia de ese túnel subterráneo fue un documento escrito por un jesuita español anónimo en 1594, en el que hace una descripción de ese pasaje. El cronista jesuita Juan Anello de Oliva también hacía alusión a la existencia de túneles debajo de Cusco, a los que se accedía por Sacsayhuamán.
Esas pistas fueron, justamente, las que les permitieron a los arqueólogos tener un poco más de certeza sobre el lugar en el que debían llevar a cabo sus investigaciones.
“Hemos analizado documentos del siglo XVI y XVII, el cronista Anello de Oliva nos indica que había muchos pasajes subterráneos. Un cronista anónimo nos dice que pasaba por el costado de la Catedral, es decir, las casas arzobispales. Luego, dice que está por el costado de Sacsayhuamán. Todo eso ha servido para ir ubicando el trazo”, le dijo al diario El País, Calero.
El siguiente paso será explorar esos túneles, para comprobar completamente su existencia. Según dijeron los arqueólogos, esperan hacerlo en marzo o en abril.
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