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La danza puede lograr que los cerebros de las personas se sincronicen. Un experimento adelantado por un grupo de investigadores del University College de Londres puso a prueba esta capacidad de los espectáculos en vivo, encontrando un patrón en la actividad de las personas que participaron.
En su investigación, publicada recientemente en iScience, explican que la danza y la música son rituales colectivos que tienen como función esencial la vinculación social.
Ante ese rol que cumplen estas dos formas de arte, los científicos se preguntaron cómo se ha estudiado esto desde la neurología para conocer los efectos que tienen estos espectáculos en las personas.
Encontraron que su análisis suele hacerse a partir de experimentos en los que las personas ven los espectáculos a través de una pantalla y a solas. Entonces, quisieron evaluar qué ocurre en el cerebro cuando el espectador lo presencia en directo.
Para su experimento, reunieron a 23 participantes para ver tres presentaciones de coreografías de danza. Estos estaban conectados a electrodos húmedos que les permitían realizar electroencefalogramas móviles, para monitorear la actividad del cerebro.
Así, encontraron que la actividad registrada en la banda delta, que es la que identifica las ondas de mayor amplitud y menor frecuencia en la actividad del cerebro, se sincronizó entre los asistentes al espectáculo y tuvo variaciones en momentos claves.
Por ejemplo, los científicos aseguran que el momento de mayor sincronización se dio cuando los bailarines interactuaron directamente con los espectadores como parte del show, algo que se conoce en el teatro como “romper la cuarta pared”. Los movimientos de los artistas también tenían una relación con es sincronía en otros momentos del espectáculo.
Además, los científicos hicieron otros experimentos de prueba, en los que evaluaron la actividad cerebral de las personas al presenciar el espectáculo en vídeo, a través de una pantalla, y a solas. “Demostramos que la sincronía y la participación cerebral de la audiencia son mayores cuando la danza se experimenta en vivo y en conjunto”, escribieron en el artículo.
Su conclusión, además, es que la danza y la música conservan el rol social de vinculación que se le dio en la antigüedad, a pesar de las transformaciones que hay entre estas muestras artísticas hace cientos de años y la contemporánea.
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