NASA completó con éxito el jueves una prueba estática clave de motores del cohete SLS que había tenido problemas, anotando una victoria para la agencia mientras se prepara para regresar a la Luna.
En la segunda prueba de “hot fire”, los cuatro motores RS-25 del cohete -cada uno del tamaño de un automóvil- se encendieron simultáneamente a las 16H40 hora del este de Estados Unidos (19H40 GMT) durante ocho minutos, produciendo un máximo de 1,6 millones de libras de empuje (7,1 millones de newtons).
Produjeron una inmensa nube de humo, bajo un ruido ensordecedor, en el Centro Espacial Stennis, cerca de la Bahía de San Luis, Misisipi.
“Los aplausos dicen mucho sobre cómo se siente el equipo”, dijo Bill Wrobel, un funcionario a cargo de la prueba, durante una transmisión en vivo luego de que los presentes en la sala de control comenzaran a aplaudir. “Se ve bastante bien en este momento”, agregó.
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El éxito de la prueba es un alivio para la NASA después de que un test anterior con el cuerpo principal del cohete, de 212 pies (65 metros) de altura, en el Centro Espacial Stennis se interrumpió en enero.
La NASA emitió una declaración después de esa prueba que decía que “no se requerían reparaciones importantes”, luego de que los motores se apagaran solo un minuto después del encendido.
La prueba del jueves era necesaria para recopilar datos sobre cómo se comporta el cuerpo principal del cohete SLS (Sistema de Lanzamiento Espacial) durante operaciones críticas, como acelerar los motores hacia arriba y hacia abajo, moviéndolos en una variedad de patrones.
Los tanques del cohete se llenaron con 2,6 millones de litros de hidrógeno líquido y oxígeno líquido, que cuando se quemaron envió una enorme columna de vapor de agua hacia el cielo.
Los ingenieros analizarán los datos y decidirán si el escenario está listo para ser restaurado y transportado en barcaza al Centro Espacial Kennedy, en Florida.
Allí se ensamblará con las otras partes del cohete SLS y la cápsula de tripulación Orion, que se están preparando para el lanzamiento de la misión sin tripulación Artemis I a finales de este año.
El programa SLS se ha visto afectado por retrasos y sobrecostos, e inicialmente debía estar operativo en 2016. Ars Technica, un sitio de información tecnológica, reportó esta semana que la NASA estaba realizando una revisión interna de su asequibilidad.
La NASA dijo en agosto que el costo de desarrollo de referencia era de 9.100 millones de dólares y la capacidad inicial de los sistemas terrestres requería 2.400 millones.
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También ha sido criticado como un “programa de empleo” para el Centro Marshall de Vuelos Espaciales de la NASA en Alabama, así como para sus contratistas clave Boeing, Aerojet Rocketdyne y Northrop Grumman.
Si bien SLS es más potente que el cohete Falcon Heavy de SpaceX utilizado para poner satélites en órbita y llevar tripulaciones a la Estación Espacial (ISS), la compañía de Elon Musk también está trabajando en un prototipo de cohete llamado Starship que será capaz de explorar el espacio profundo.