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Hallan un particular fósil de hace 444 millones de años que aún conserva tejidos

En una investigación, publicada en la revista Paleontology, un grupo de investigadores describió un fósil tras haberlo estudiado por más de dos décadas. Sus hallazgos han asombrado a la comunidad científica.

01 de abril de 2025 - 11:35 a. m.
El fósil corresponde al período Ordovícico, hace 444 millones de años, cuando cerca del 85% de las especies se extinguieron debido a un drástico enfriamiento global. Sin embargo, algunas criaturas marinas lograron sobrevivir en esta cuenca, y Keurbos susanae fue una de ellas.
El fósil corresponde al período Ordovícico, hace 444 millones de años, cuando cerca del 85% de las especies se extinguieron debido a un drástico enfriamiento global. Sin embargo, algunas criaturas marinas lograron sobrevivir en esta cuenca, y Keurbos susanae fue una de ellas.
Foto: Gabbott et at
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En una investigación, publicada el pasado 26 de marzo, un grupo de científicos anunció el descubrimiento de un fósil que, por su estado de conservación, ha sido el protagonista de varios titulares. Se trata de un ejemplar hallado hace 25 años en el yacimiento de Soom Shale, al norte de Ciudad del Cabo, Sudáfrica. Ha sido denominado Keurbos susanae y los expertos cuentan que, a diferencia de otros fósiles que preservan estructuras externas como caparazones o extremidades, este conserva tejidos internos como músculos, tendones e intestinos.

La investigación fue publicada en la revista académica Paleontology. En ella, se explica que el fósil es de hace aproximadamente 444 millones de años, que corresponde al período Ordovícico, cuando cerca del 85% de las especies se extinguieron debido a un drástico enfriamiento global.

Sin embargo, algunas criaturas marinas lograron sobrevivir en esta cuenca, y Keurbos susanae, que es un artrópodo primitivo, fue una de ellas. Las condiciones ambientales de la época, caracterizadas por la falta de oxígeno y la presencia de sulfuro de hidrógeno en los sedimentos, permitieron que los tejidos blandos se conservaran, en lugar de descomponerse.

“Es una maravilla por dentro y por fuera, sin piernas y sin cabeza”, explicó en un comunicado la profesora Sarah Fabbott, de la Universidad de Leicester (Reino Unido), quien además contó que esta investigación fue titánica, sobre todo porque, en sus palabras, debido al alto nivel de conservación del fósil, su anatomía requiere de un alto nivel de interpretación.

Gabbott pasó años estudiando cada una de sus etapas con la esperanza de que otro fósil similar apareciera con la intención de comparar ambos y así simplificar su estudio. “Pero parece que después de 25 años de búsqueda, este fósil es extremadamente raro, así que ya no pude esperar más”, afirmó.

Gabbott señaló que los tejidos internos se conservaron como una especie de cápsula mineralizada que ofrece un vistazo único a la estructura anatómica de este antiguo artrópodo.

Por ahora, aunque los investigadores están seguros de que se trata de un artrópodo marino primitivo, su ubicación en el árbol evolutivo sigue siendo incierta. Según Gabbott, “aunque sabemos que fue un artrópodo marino primitivo, sus relaciones evolutivas específicas siguen siendo frustrantemente esquivas”. La preservación de tejidos blandos dificulta la comparación con otros fósiles similares, que usualmente muestran solo caparazones o extremidades.

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