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¿Recuerda los indicios recientes de vida en otro planeta? Parece que fue una confusión

Un hallazgo de inicios de abril sugirió posibles señales de vida en el exoplaneta K2-18 b, pero un nuevo análisis pone en duda esa hipótesis. Así funciona la ciencia: lo que un día puede ser una posibilidad, al siguiente es descartado y el trabajo continúa.

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23 de mayo de 2025 - 01:45 p. m.
Una impresión artística, publicada el 17 de abril de 2025 por N. Madhusudhan/Universidad de Cambridge, muestra la supertierra K2-18b, un mundo hyceano similar al exoplaneta K2-18b.
Una impresión artística, publicada el 17 de abril de 2025 por N. Madhusudhan/Universidad de Cambridge, muestra la supertierra K2-18b, un mundo hyceano similar al exoplaneta K2-18b.
Foto: AFP - HANDOUT
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Como suele suceder en la ciencia, lo que en un día se presenta como pistas o sugerencias sólidas de algo, al siguiente pueden descartarse o confirmarse. En esta ocasión, parece estar sucediendo lo primero. El pasado 17 de abril, los medios de comunicación reportamos la publicación de una investigación que presentaba indicios “fuertes” de la presencia de vida extraterrestre en un planeta ubicado a más de 120 años luz de la Tierra, conocido como K2-18b. “Lo que hemos hallado por el momento son indicios de una posible actividad biológica fuera del sistema solar”, declaró Nikku Madhusudhan, astrónomo de la Universidad de Cambridge y autor de ese estudio, en una conferencia de prensa.

El anunció desató una carrera de otros astrónomos e investigadores que, a partir de los datos publicados, buscaban confirmar o descartar los indicios de Madhusudhan, como sucede en la investigación de alto nivel. Y algunos de esos esfuerzos comienzan a conocerse. Un nuevo análisis publicado ha puesto freno al entusiasmo que despertaron esas primeras observaciones, realizadas con el telescopio espacial James Webb (JWST).

Pero primero, hay que explicar un par de cosas antes. Madhusudhan y sus colegas reportaron señales de dos compuestos: el dimetil sulfuro (DMS) y el dimetil disulfuro (DMDS), moléculas que, en la Tierra, están estrechamente asociadas a procesos biológicos, especialmente a la actividad de organismos marinos. Estas señales fueron detectadas por distintos instrumentos del JWST, lo que encendió la especulación sobre la posibilidad de que K2-18 b albergara un océano con vida. La lógica era la siguiente: si estos compuestos son generados en la Tierra por organismos vivos —como fitoplancton y bacterias marinas—, su presencia en un exoplaneta con condiciones templadas podría sugerir una fuente biológica similar. Esto significaría que estaríamos frente a una posible señal de vida.

Sin embargo, el nuevo análisis encabezado por un equipo internacional de astrónomos cuestiona esa conclusión. El estudio reexaminó los datos originales utilizando tres métodos distintos de reducción de datos y dos modelos de análisis atmosférico independientes. Esta vez, en lugar de analizar cada instrumento por separado, los científicos combinaron todas las observaciones disponibles para estudiar el espectro completo del planeta, que va desde los 0,6 hasta los 12 micrómetros. El resultado fue claro: no hay evidencia estadísticamente significativa que confirme la presencia de DMS o DMDS en la atmósfera de K2-18 b.

Según el equipo, otras moléculas con estructuras similares, como el etano, podrían estar produciendo las mismas señales observadas. Es decir, y en palabras mucho más simples, lo que antes se interpretó como signos de posibles biomarcadores podría en realidad deberse a compuestos más comunes y sin relación con la vida. Además, advierten que algunas de las supuestas detecciones anteriores pueden haberse debido a una selección limitada de moléculas consideradas en los modelos o a pequeñas variaciones en la forma en que se procesaron los datos. En otras palabras, esas señales podrían ser errores o confusiones causadas porque no se analizaron todas las moléculas posibles o porque pequeñas diferencias en el procesamiento de los datos alteraron los resultados.

De hecho, los científicos dicen que para estar casi seguros (con un 99.7% de confianza) de si esos compuestos están o no en la atmósfera de K2-18 b, se necesitarían al menos 25 observaciones más con el instrumento del telescopio espacial. Por ahora, concluyen, aunque K2-18 b sigue siendo un planeta interesante para buscar vida, no hay pruebas claras de que tenga esas señales químicas relacionadas con seres vivos como el DMS o el DMDS. En ciencia, los avances no siempre significan confirmaciones, sino también correcciones. Y esta parece ser una de ellas.

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