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Hormigas vs. humanos: un rompecabezas pone a prueba el trabajo en equipo

Un estudio comparó cómo humanos y hormigas abordan tareas cooperativas, revelando que los grupos grandes de hormigas son más eficientes gracias a su memoria colectiva y reglas simples. En contraste, los humanos, cuando no pueden comunicarse, tienden a tomar decisiones rápidas y subóptimas. Sin embargo, la comunicación libre permite a los humanos colaborar de manera más efectiva, empleando estrategias más sofisticadas y mejorando el desempeño colectivo.

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02 de enero de 2025 - 04:34 p. m.
Aunque las hormigas individuales no pueden comprender la naturaleza global del rompecabezas, su movimiento colectivo se traduce en habilidades cognitivas emergentes. Codifican la memoria de corto plazo en su estado ordenado internamente y esto permite un mejor desempeño grupal. /Getty
Aunque las hormigas individuales no pueden comprender la naturaleza global del rompecabezas, su movimiento colectivo se traduce en habilidades cognitivas emergentes. Codifican la memoria de corto plazo en su estado ordenado internamente y esto permite un mejor desempeño grupal. /Getty
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La vida en grupo tiene muchas ventajas, de las cuales la “cognición colectiva” es particularmente intrigante. Este término se refiere a la capacidad de un grupo para procesar información y tomar decisiones colectivamente, lo que puede ser más eficiente o preciso que las capacidades individuales. En términos más simples, implica que los individuos en un grupo pueden combinar sus habilidades cognitivas para resolver problemas, tomar decisiones, o adaptarse a entornos complejos.

Sin embargo, aunque ofrece beneficios, la coordinación en grupos grandes puede resultar difícil. A medida que aumenta el número de miembros, también lo hace la complejidad de la coordinación, lo que puede hacer que los esfuerzos colectivos sean menos eficientes de lo esperado. Cuando el número de participantes es elevado, las dinámicas grupales se vuelven más complejas, y las comunicaciones pueden volverse menos claras, lo que obstaculiza la toma de decisiones rápida y efectiva.

En este sentido, las ventajas de trabajar en grupo pueden verse contrarrestadas por la dificultad de mantener la organización. Una nueva investigación publicada en PNAS estudió las capacidades cognitivas de individuos y grupos de dos especies: los humanos y las hormigas locas de cuernos largos (Paratrechina longicornis). Los investigadores utilizaron un rompecabezas de transporte cooperativo, en el que los participantes deben mover una carga grande a través de un espacio estrecho. Este tipo de rompecabezas permite comparar cómo los individuos y los grupos resuelven el desafío, ayudando a medir la mejora cognitiva en el transporte cooperativo.

El rompecabezas requería la maniobra de una carga en forma de “T” a través de una serie de compartimientos conectados por ranuras estrechas. El objetivo era mover la carga desde la cámara inicial hasta la tercera cámara, que estaba abierta hacia el exterior. El rompecabezas presentaba desafíos particulares tanto para humanos como para hormigas, dicen los investigadores. Los humanos se enfrentaban a la necesidad de evaluar con precisión la longitud, las rotaciones y la simetría de la carga, lo que requiere habilidades cognitivas como el pensamiento espacial y la resolución de problemas. Por otro lado, las hormigas, cuya comunicación se basa en feromonas, tienen dificultades en este tipo de tareas debido a que las feromonas no toman en cuenta las rotaciones o el tamaño de la carga en relación con las ranuras.

Las hormigas, mejor en grupo

Las personas intentaron resolver el rompecabezas porque se les indicó que lo hicieran, mientras que las hormigas estaban motivadas a llevar la carga a la tercera cámara (que estaba abierta hacia el nido), ya que la carga estaba hecha para parecerse a la comida. En el estudio, se diseñó un rompecabezas en cinco tamaños diferentes. Para las hormigas, se presentaron dos escalas del rompecabezas. El “rompecabezas de la hormiga pequeña” se resolvió por una sola hormiga o por un pequeño grupo de hormigas, mientras que el “rompecabezas de la hormiga grande” fue abordado por un grupo grande de hormigas.

En el caso de los humanos, se presentaron tres tamaños de rompecabezas. El “rompecabezas humano pequeño” fue resuelto por una sola persona, el “rompecabezas humano mediano” por un grupo de 6 a 9 personas, y el “rompecabezas humano grande” por un grupo de 16 a 26 personas. Al igual que con las hormigas, esto permitió comparar cómo los diferentes tamaños de grupo humano influían en la solución del rompecabezas.

“Observamos que los grupos grandes de hormigas tienen un rendimiento significativamente mejor que las hormigas individuales y los grupos pequeños de hormigas”, escriben los investigadores. Aunque los datos sobre las hormigas individuales son limitados, reconocen, creen que son suficientes para demostrar que, al realizar una secuencia de maniobras sucesivas, las hormigas individuales pueden resolver el rompecabezas, aunque con un rendimiento inferior al de los grupos grandes.

¿Por qué? Los investigadores creen que cuando un grupo grande de hormigas transporta una carga, si esa carga choca con algo, sigue moviéndose de manera estable sin detenerse ni cambiar mucho su dirección. Esto sucede porque, al ser un grupo grande, es más difícil que la carga cambie de dirección de repente, lo que permite que el movimiento sea más constante. En cambio, cuando un grupo pequeño de hormigas transporta una carga, si esta choca, la carga pierde velocidad y cambia de dirección más fácilmente. Las hormigas en grupos pequeños tienden a soltarse de la carga, lo que hace que el movimiento sea menos constante.

Esto explica por qué los grupos grandes de hormigas son más efectivos que los pequeños para mover la carga de manera continua y estable, como si fueran una máquina más eficiente, escriben los autores. Los grupos grandes de hormigas también parecen usar un tipo de estrategia similar a la “regla de la mano derecha” que las personas utilizan para resolver laberintos: al caminar por un laberinto, se mantiene la mano en una pared y se avanza sin cambiar de dirección.

Sin embargo, las hormigas pueden alejarse brevemente de la pared y luego volver a tocarla en otro punto, lo que les ayuda a evitar quedarse atrapadas en un ciclo repetitivo, algo que puede suceder si siguen demasiado estrictamente esa regla. Por otro lado, los grupos pequeños de hormigas actúan de manera más aleatoria, lo que las llevó a realizar búsquedas inútiles y a quedarse atrapadas en puntos muertos. La capacidad de los grupos grandes para evitar estos problemas hace que sean más eficientes, lo cual está en línea con estudios previos.

Algo muy interesante es que las hormigas exhiben una memoria colectiva que emerge cuando trabajan en grandes grupos. Este fenómeno de “memoria colectiva” les permite recordar y seguir ciertos movimientos dentro de un espacio, lo cual es útil para optimizar su búsqueda de caminos más cortos en un entorno complejo. Esta memoria no es individual, sino que es un atributo del grupo. Este tipo de habilidad es poco común en la naturaleza, pero se observa en otras especies.

Así lo resolvieron los humanos

En grupos de humanos con comunicación limitada, las personas tienen un rendimiento similar al de las hormigas. Cuando no pueden comunicarse, tienden a tomar decisiones rápidas, eligiendo la opción más cercana y evidente (lo que se conoce como la “opción codiciosa”). Esto se debe a que no pueden compartir o discutir opciones más complejas de manera efectiva, lo que limita su capacidad para emplear su pensamiento cognitivo individual y los lleva a actuar como un colectivo sin tener en cuenta estrategias precisas.

Cuando los grupos humanos pueden comunicarse libremente, tienen la oportunidad de tomar decisiones más meditadas y colaborativas, como lo haría un individuo que utiliza su capacidad cognitiva al máximo. La diferencia radica en que, sin comunicación, el grupo se ve obligado a adaptarse a una “heurística de combinación social” rápida, que puede resultar en decisiones subóptimas. Es decir, cuando los humanos pueden comunicarse libremente, tienen la oportunidad de debatir, compartir información y ajustar sus decisiones en función de las contribuciones de todos los miembros. Este proceso permite tomar decisiones más informadas y precisas, similares a las que un individuo tomaría utilizando todas sus capacidades cognitivas. La comunicación facilita el intercambio de ideas y permite al grupo alcanzar soluciones más sofisticadas y consideradas.

En cambio, cuando la comunicación está restringida, los miembros del grupo deben tomar decisiones rápidamente sin tener la oportunidad de intercambiar pensamientos detallados. Esto los lleva a utilizar una estrategia más simple, llamada “heurística de combinación social”, donde todos se alinean con la opción que parece ser más probable o más fácil, sin considerar todas las variables. Esta respuesta rápida, aunque eficiente en situaciones de presión, puede resultar en decisiones subóptimas, ya que el grupo no tiene la oportunidad de evaluar adecuadamente todas las opciones posibles.

En conclusión, escriben los investigadores, las hormigas no necesitan consideraciones complejas para cooperar; su comportamiento colectivo está basado en reglas simples aplicadas de manera uniforme en todos los miembros del grupo. Esto les permite superar las limitaciones cognitivas individuales y escalar para enfrentar problemas más complejos. Los humanos, por el contrario, son más flexibles en la elección de sus estrategias cognitivas. Pueden adaptarse y seleccionar herramientas mentales específicas según la tarea. Sin embargo, esta flexibilidad puede generar diferencias en las opiniones y enfoques de los individuos, lo que a su vez puede requerir comunicación avanzada para garantizar una cooperación eficaz.

Esta flexibilidad aumenta el desempeño individual, pero también puede complicar la resolución colectiva si no se gestiona adecuadamente. “Descubrimos que cuando las hormigas trabajan en grupo, su desempeño aumenta significativamente. Los grupos de personas no muestran tal mejora y, cuando su comunicación es restringida, incluso muestran un desempeño deteriorado. ¿Cuál es la fuente de tales diferencias? La simplicidad de una hormiga le impide resolver el rompecabezas por sí sola, pero facilita la cooperación efectiva con sus compañeras de nido. Una sola persona es cognitivamente sofisticada y resuelve el problema de manera eficiente, pero esto conduce a una variación interpersonal que se interpone en el camino del desempeño grupal eficiente”, señalan los autores del estudio.

La cooperación en grupos grandes de hormigas se basa en reglas simples y memoria colectiva, mientras que en los humanos, la comunicación abierta permite una mayor flexibilidad pero también requiere más gestión para evitar el deterioro del desempeño colectivo.

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