Íker Casillas, el famoso arquero español que hoy juega con el Oporto de Portugal, sorprendió a sus seguidores con una encuesta que nada tenía que ver con fútbol. El guardameta le preguntó a sus ocho millones de seguidores si creían que la misión Apollo 11 había llegado a la Luna en 1969.
De inmediato, el tuit de Casillas generó una oleada de respuestas de apoyo e indignación en igual medida. El comentario causó tanto revuelo que Pedro Duque, el mismísimo ministro de ciencia español –que además es astronauta–, lamentó lo dicho por el jugador.
Para desmontar esta teoría parte por parte, hay que entender su origen (que se remonta al año en que se logró el hito de exploración espacial). El sitio web Verne, recoge lo narrado por el astrónomo Philip Plait en su libro Bad Astronomy: dice la teoría que antes del lanzamiento, la Nasa descubrió un error fatal en su cohete, así que lo lanzó sin tripulación. En plena guerra fría, dicen, reconocer un error era un lujo que no podían darse.
Por su parte, los astronautas Neil Armstrong, Michael Collins y Edwin Aldrin Jr. se dirigieron secretamente a un set de película en el desierto de Nevada para simular toda la misión espacial, bajo la dirección de nada más y nada menos que… Stanley Kubrick.
Un silencio hollywoodense
En primer lugar, hay que aclarar que en el programa espacial Apollo –que ya ha llevado a 12 seres humanos a la luna– el gobierno estadounidense se gastó unos 24.000 millones dólares de la época, y se apoyó en 400.000 personas y 20.000 empresas para llevarlo a cabo. Es impresionante que, durante más de 48 años, ni una sola de esas personas haya puesto en duda la veracidad de la misión.
Además, en el momento en el que se dio el alunizaje, al menos dos centros científicos independientes –el observatorio Bochum, en Alemania y el Jordrell Bank Observatory, de Reino Unido– confirmaron la noticia.
Pero más extraño resulta que, siendo la Unión Soviética la segunda potencia mundial con espías por doquier en aquellos años, no hubiera descubierto –y denunciado, para su propio beneficio político– la mentira más grande de todos los tiempos. El hecho de que una super potencia no sea capaz de descubrir una conspiración que pudo haber cambiado la historia a su favor, pero que alguien del común lograra descubrirlo sin mayor esfuerzo, parece más bien un guión de Hollywood que una historia real.
Es normal que no haya estrellas
Buena parte de las teorías que niegan la llegada del hombre a la Luna se apoyan en las mismas fotografías que trajeron consigo los astronautas. Una de las más sonadas, dice que cómo es posible que estén en el espacio exterior, si en las fotografías no se ve ni una estrella en el firmamento, cuando sabemos que el universo está lleno de ellas.
La explicación es bastante sencilla: primero, como recogió el periodista científico Alex Riveiros, el rebote de la luz solar sobre la superficie lunar opaca a las demás fuentes de luz disponibles (es decir, a las estrellas). Es lo mismo que sucede en las noches en las grandes ciudades: hay una fuente de luz tan potente y cercana (las luces eléctricas de cada casa y bombilla) que, al mirar al cielo, no se ve ni una estrella (fuentes de luz lejanas).
Además, las cámaras utilizadas tenían una exposición a la luz muy corta –un cuarto de segundo–. Esa exposición hacía imposible que la cámara alcanzara a registrar las luces de estrellas más lejanas.
Sí: también es normal que la bandera ondee
Otros adeptos a este tipo de teorías dicen que en una de las fotografías se observa a la bandera de Estados Unidos ondear. Si en la Luna no hay viento ni atmósfera, dicen, ¿cómo es posible que esto suceda?
La respuesta tiene que ver que con un fenómeno físico de esos que enseñan en el colegio: la inercia. Hay que recordar que la ley de la inercia, postulada por Newton, habla sobre la dificultad que tiene un cuerpo para cambiar ese estado de reposo o movimiento, y que la fuerza ejercida sobre un objeto puede cambiar eso.
En el caso concreto de la bandera sobre la Luna, hay que recordar que la foto fue tomada segundos después de que uno de los astronautas la clavara. Ese movimiento que se ejerció sobre ella, es la fuerza la mueve y que la hace “ondear”.
Las huellas sí quedan grabadas
Otros conspiracionistas, se basan en el hecho de que en una de las fotos, se vea una huella de Neil Armstrong sobe la superficie lunar. Aseguran que no hay forma de que esto ocurra, pues la textura del materia parece mojado con agua, y en la Luna no hay agua.
Sin embargo, en la luna hay un material llamado rigolito, un polvillo fino que cubre toda la superficie y que se asemeja a la ceniza volcánica. Así que cuando lo pisas, se comprime fácilmente y toma la forma de lo que lo haya pisado”, explica Riveiros en su Twitter. Es más: debido a que en la Luna no hay fricción del aire, es muy probable que esas huellas todavía estén allí.
Sombras extrañas.. ¿o no?
Otras de las teorías más sonadas tienen que ver con el hecho de que en varias fotografias se observan diversas fuentes de luz y que, a pesar de estar a la sombra, en las fotos los astronautas se ven perfectamente iluminados, como si hubiera más de fuente de luz disponible.
Y pues.. sí, claro que hay más fuentes de luz además del sol (que no por ello deja de ser más potente). Está la luz reflejada por la Tierra (sí, nuestro planeta refleja la luz, como la Luna), la luz reflejada por el módulo lunar, la que reflejan los propios trajes espaciales y la de la superficie de la Luna. Esto explicaría porqué en las fotos parece que hubiera diversas fuentes de luz: porque efectivamente las hay.
Además, la falta de paralelismo en las sombras en algunas de ellas tienen que ver con la distorsión del obturador de las cámaras en los trajes de los astronautas, y no con un montaje de televisión.
La prueba reina: los objetos que dejamos allí
Finalmente, “hay que recordar que la misión Apollo 11 no fue la única que mandó astronautas a la Luna. Las misiones Apollo 12, 14, 15 16 y 17 también lo hicieron. Es más, en esas misiones se recogió material lunar y hasta se usó un rover…”, dice Riveiros en su cuenta de Twitter.
Pero lo más importante de sus misiones es que dejaron en la luna retrorreflectores, que son reflectores, similares a los que adornan las señales de tránsito al borde de las carreteras, que reflejan la luz hacia la fuente de esa luz, sin importar el ángulo desde el cual se apunta.
En ese sentido, al apuntar en dirección a la zona en la que fueron puestos en la Luna con un láser lo suficientemente potente, podría medirse cuántos fotones regresan a la Tierra (es decir, veríamos el reflejo).
Múltiples investigadores lo han hecho y han comprobado con éxito que los retrorreflectores están allí. Es más: el popular programa de televisión MythBusters lo hizo, y su conclusión fue que la teoría es tan solo un mito.
Hay más de 50 objeciones que los conspiracionistas hacen frente a la llegada a la Luna, y explicarlas todas en este artículo sería imposible. Hay algunos libros, como el ya mencionado “Bad Astronomy”, o el del físico español físico Eugenio Fernández, “La conspiración lunar, ¡vaya timo!” que resuelven todas las dudas.
La encuesta que el futbolista puso en su Twitter sigue abierta. Y, a pesar de evidencia, los porcentajes se han mantenido estables a lo largo del día: de los 285,956 votantes, 41% siguen creyendo que esta proeza humana es una mentira que “nos colaron”.