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La ciencia en Colombia, en reversa

Han sido diez presidentes desde 1980 que han prometido el oro y el moro para la ciencia y, aún, no se ha visto nada. Y, ahora, amanece el 2025 con anuncios hacia el futuro, más que con realizaciones concretas.

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Lisbeth Fog Corradine
21 de febrero de 2025 - 09:26 p. m.
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Unas de las tres noticias más recientes publicadas en la página de Minciencias se refieren a la apertura de laboratorios Steam en Tumaco, al lanzamiento de la nueva versión del Programa Orquídeas 2025 para mujeres científicas y a la construcción de tres centros de datos en el Caribe Colombiano como una ‘revolución científica y tecnológica’. Pero se necesita ser muy ingenuo para creer que es con anuncios, y no con hechos, como el país apoya la generación de nuevo conocimiento.

En 2015 publiqué un artículo en El Espectador titulado Veinte años de promesas incumplidas para la ciencia. En él demostraba cómo desde finales de la década de los años setenta todos los candidatos que se habían convertido en presidentes de la República anunciaron su apoyo a la ciencia, incluso, en algunos casos, mencionando que durante sus gobiernos le dedicarían al menos el 1% del Producto Interno Bruto (PIB). Han sido diez presidentes desde 1980 que han prometido el oro y el moro para la ciencia y nada se ha visto: no llega al 0.3%.

Uribe en 2008: “Estamos haciendo el esfuerzo de pasar de 0,22 del PIB, a un punto”. Y en 2010, cuando terminó su período, no llegó al 0.2% en investigación y desarrollo (I&D), de acuerdo con cifras del Observatorio de Ciencia y Tecnología.

Santos en 2014: “El apoyo a la ciencia y la innovación seguirá siendo una prioridad en nuestro camino hacia el futuro”, pero en sus 8 años de gobierno Colciencias tuvo 7 directores, cifra que demuestra la escasa gobernabilidad.

Como candidatos, Duque y Petro osaron atravesar el umbral de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. En su visita, el hoy presidente dijo algunas frases optimistas: “La producción en el siglo XXI es intensiva en conocimiento. Nosotros lo que queremos es desarrollar ciencia… como lo hicieron los coreanos… el conocimiento implica ciencia básica… ciencia para afrontar problemas colombianos…”

La realidad es que, desde 1993, la mayor inversión del gobierno central a la ciencia fue de 0.62% en 2001.

Amanece el 2025 con la ministra viajando a la Antártida y a Dubái con anuncios hacia el futuro, más que con realizaciones concretas. Las solicitudes de la comunidad científica para no recortar la asignación a Minciencias del Presupuesto General de la Nación no fueron escuchadas. Y el argumento de que la ciencia se financia también con beneficios tributarios y con dineros de regalías no exime al Gobierno de apostarle a la I&D con decisión. ¿Será que algún día la ciencia se considerará como un renglón sólido para los gobiernos futuros no solo en financiamiento sino en generación de políticas coherentes que le aporten al país?

Pero, ahora, nos sorprenden con la noticia de que la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria, Agrosavia, será la sacrificada, en un país donde el sector agropecuario es clave. Si la asignación de recursos se midiera por logros, aquí van algunos de este centro de investigación: 1. Una estrategia para el manejo de las plagas que afectan al aguacate hass, que en 2023 utilizaron 2.650 productores en 26 mil hectáreas de ocho departamentos del país, lo que les generó la seguridad de exportar su producto y un aumento considerable en sus ingresos. En términos ambientales, la aplicación de esta tecnología logró la disminución del uso de plaguicidas de síntesis química. 2. Hornillas ecoeficientes para la industria panelera, diseñadas de tal manera que transforman la energía del bagazo de la caña de azúcar en energía calórica. Fueron utilizadas por 757 trapiches de siete departamentos en 2023. Más de cinco mil productores duplicaron su producción y disminuyeron las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).

Esos son solo dos ejemplos de las contribuciones que los científicos de Agrosavia aportan al agro colombiano. Para el año 2023, este centro analizó 30 tecnologías aplicadas en frutales, hortalizas y aromáticas, cacao, cultivos permanentes, transitorios y agroindustriales, raíces y tubérculos, y ganadería y especies menores, que representan solo una pequeña parte de las tecnologías de la Corporación con impacto en el sector en sus más de 30 años de vida.

Históricamente, los centros e institutos de investigación del país han sobrevivido gracias a la actitud y entrega de sus científicos, porque deben dedicar buena parte del día a conseguir recursos nacionales e internacionales para generar estrategias, tecnologías y nuevo conocimiento.

Hace una semana el Departamento Nacional de Planeación anunció el Conpes 4145 sobre Lineamientos de Política para el Marco de Inversión en I&D que busca contabilizar e incrementar las inversiones en ciencia de todo el sector público, en aras de lograr lo propuesto en el Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026, Colombia, potencia mundial de la vida: duplicar la inversión de 0.21 en 2022 a 0.5 en 2026.

A ver qué resulta de todos los anuncios del Gobierno respecto a la ciencia, la tecnología y la innovación. Mientras tanto, dejar la tendencia a la desfinanciación.

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Por Lisbeth Fog Corradine

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