Esa es la pregunta que el psicólogo social Igor Grossman, de la Universidad de Waterloo, Canadá, intentó responder.
La respuesta es que la inteligencia no reduce el conflicto. La sabiduría sí. Ese juicio puesto en acción, es la habilidad de tomar las perspectivas de los otros en cuenta y apuntar al compromiso, que viene con más naturalidad a quienes crecen en cierto grado de pobreza, o que pertenecen a la clase trabajadora, según un estudio que condujo el profesor Grossman y sus colegas, y que fue publicado en la revista Science Magazine esta semana.
"Este trabajo representa la vanguardia en la investigación de la sabiduría", dice Eranda Jayawickreme, psicóloga social de la Universidad Wake Forest en Winston-Salem, Carolina del Norte, a Science Magazine, donde apareció publicoado
Para llevar a cabo el estudio, Grossmann y su estudiante Justin Brienza se embarcaron en un experimento de dos partes. Primero, pidieron a 2145 personas en todo Estados Unidos que realizaran una encuesta en línea. Se les pidió a los participantes recordar un conflicto reciente que tuvieron con alguien, como una discusión con un cónyuge o una pelea con un amigo.
Luego respondieron 20 preguntas aplicables a ese o cualquier conflicto como: “¿Alguna vez consideró una perspectiva de terceros?” “¿Cuánto trató de comprender el punto de vista de la otra persona” y “¿Consideró que podría estar equivocado?”.
Luego asignaron un puntaje de “razonamiento sabio” y otro de “clase social”. Descubrieron que las personas con los puntajes más bajos en la clase social, aquellos con menos ingresos, menos educación y más preocupaciones sobre el dinero, obtuvieron el doble de puntaje en la escala de razonamiento sabio que los de la clase social más alta. Los niveles de ingreso y educación iban desde la clase trabajadora hasta la clase media alta; ni los muy ricos ni los muy pobres estaban bien representados en el estudio.
En la segunda parte del experimento, tomaron 200 personas en Ann Arbor, Michigan, para que tomaran un examen estándar de educación bachiller (algo similar al Icfes) y leyeran tres cartas en la columna de consejos. Una carta, por ejemplo, preguntaba sobre elegir lados en una discusión entre amigos mutuos. Luego, cada participante discutió con un entrevistador cómo pensaban que se desarrollarían las situaciones descritas en las cartas. Un panel de jueces calificó sus respuestas de acuerdo con varias medidas de razonamiento sabio. En el ejemplo anterior, pensar cómo un extraño podría ver el conflicto ganaría puntos para la sabiduría, mientras que confiar solo en la propia perspectiva no lo haría.
Al igual que en la primera parte del experimento, los de las clases sociales más bajas obtuvieron puntajes de razonamiento sabio más altos que los de las clases sociales más altas, informaron los investigadores hoy en las Actas de la Royal Society B. Los puntajes del examen no se asociaron con razonamiento sabio.
Los hallazgos tienen sentido ya que las personas que crecen en un entorno de clase trabajadora tienen que depender de recursos compartidos y comunitarios más que las personas de la clase media, y por lo tanto perfeccionar las técnicas sociales que suavizan los conflictos con sus pares. “Los de la clase media, en cambio, tienden a centrarse en la educación, lo que mejora sus puntajes de coeficiente intelectual, pero no ponen casi tanto esfuerzo en sus habilidades para resolver conflictos”, dijo Grossmann a Science Magazine.