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La estación espacial Tiangong-1 se acerca a su momento final en órbita. Desde finales de 2016, China (la nación responsable del laboratorio espacial) notificó al Comité sobre el Uso Pacífico del Espacio Exterior, de Naciones Unidos, que había perdido el control sobre el laboratorio. Desde entonces, se calculó que para 2018, caería estrepitosamente en algún punto de la Tierra.
Ese día ha llegado. Su precipitación a Tierra es inminente y nadie sabe con exactitud donde podría caer. Según el programa espacial chino de exploración humana en el espacio, “China Manned Space”, el impacto ocurrirá en alguna región situada entre los 43ºN y 43ºS de latitud, unas coordenadas nada exactas: allí se encuentra España, Francia, Grecia, Portugal o Italia, así como Australia y la mayor parte del continente africano y suramericano, reportó ABC. Lo que sí se sabe (más o menos) es que impactará la Tierra entre el 1 y el 2 de abril. Lea también: ¿Cuál es la probabilidad de que la estación espacial china caiga sobre su cabeza?
De acuerdo con la Agencia Espacial Europea, una de las razones por las cuales es tan difícil hacer un cálculo exacto e inequívoco de cuando reingresará la estación Tiangong-1 a la Tierra, es porque las condiciones del espacio son variables. El jueves pasado, la AEE entendió por qué. Según explican en un comunicado, una corriente de partículas de alta velocidad del Sol, que se esperaba que llegara a la Tierra e influenciara el campo geomagnético de nuestro planeta, no tuvo ningún efecto, y ahora se espera un clima espacial más tranquilo alrededor de la Tierra y su atmósfera en los próximos días.
Esto significa que la densidad de la atmósfera superior, a través de la cual Tiangong-1 se está moviendo, no aumentó como se predijo (lo que habría arrastrado a la nave espacial antes) y por lo tanto, la Oficina de Escombros Espaciales de la ESA ajustó la fecha de impacto: la última hora del día el 1 de abril (o las primeras del 2 de abril).
La Agencia advierte que estas fechas aún son tentativas, y que pueden ser variables. Y de acuerdo con CNN, los científicos han enfatizado que el peligro de ser golpeado por escombros que caen es muy pequeño, tan bajo como uno en 1 billón, ya que es probable que la estructura se queme en la atmósfera durante la reentrada.
Que los objetos que los humanos pusimos en órbita se “descuelguen” no es nada nuevo. Cada semana en promedio, un satélite inerte cae en nuestra atmósfera y se quema. Controlar estas reentradas y advertir a las autoridades civiles europeas se ha convertido en un trabajo rutinario para los expertos en residuos espaciales de la ESA.
Según su reporte, entregado el 30 de marzo, cada año, cerca de 100 toneladas de satélites difuntos, naves espaciales no controladas, etapas superiores gastadas y objetos desechados son arrastrados hacia abajo por la atmósfera superior de la Tierra.
Algunos de estos objetos son grandes y gruesos, y algunos de ellos sobreviven al fuego de reingreso para llegar a la superficie. Nuestro planeta, sin embargo, es un lugar grande, en su mayoría cubierto por agua, y gran parte de lo que cae nunca es visto por nadie.
Mientras aún están en órbita, estos y muchos otros objetos son rastreados por una red de radares militares de los EE. UU., que comparte los datos con la ESA (ya que Europa no tiene esa tecnología).
Según CNN, el Tiangong-1 se lanzó en septiembre de 2011 como un prototipo de la meta espacial definitiva de China: una estación espacial permanente que se espera que se lance alrededor de 2022.
Aquí puede seguir la caída de Tiangong-1 en directo