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"La evolución biológica es más consistente con la religión cristiana que el creacionismo"

El biólogo Francisco José Ayala, exfraile dominico, especializado en genética y evolución, es uno de los científicos más relevantes. Con 82 años, investiga e imparte clases en la U. de California en Irvine (EE UU), donde posee el único título de University Professor. Habló sobre ciencia, religión y política.

Verónica Fuentes / Agencia Sinc
30 de octubre de 2016 - 04:33 p. m.
Francisco Ayala, investigador y profesor en la Universidad de California en Irvine (EE UU). / Fundación Lilly / Agencia Sinc
Francisco Ayala, investigador y profesor en la Universidad de California en Irvine (EE UU). / Fundación Lilly / Agencia Sinc

Con 82 años, Francisco Ayala no tiene planes de dejar de ser científico. Cada vez que viene a España, no para. En su último viaje a su país de origen, ha sido investido honoris causa por la Universidad Pontificia de Comillas, maestro por la Universidad de Alcalá de Henares y ha dado decenas de charlas y entrevistas.

Es un experto en biología evolutiva en EE UU, un país donde este tema resulta controvertido. ¿El creacionismo continúa siendo una teoría tan fuertemente asentada? 

Sí, porque hay mucha ignorancia. El creacionismo viene de gente sin demasiada educación, personas cristianas que creen que tienen que aceptar la Biblia literalmente, y por eso rechazan la evolución. No saben que, a lo largo de la historia de la Iglesia, los teólogos se han dado cuenta de que no se trata de un libro científico y de que, por lo tanto, no se puede interpretar como si lo fuera.

Se podría decir que es un choque entre ciencia y religión…

Un choque innecesario. La evolución biológica es más consistente con la religión cristiana que el creacionismo. Si Dios nos hubiera diseñado como somos –que es lo que los creacionistas piensan–, tendría que dar cuenta de por qué el sistema reproductivo de las mujeres está tan mal diseñado que el 20% de todos los embarazos termina en aborto espontáneo. O sea que el creacionismo estaría echando a Dios la culpa de unos 20 millones de abortos por año. Eso es una blasfemia, y no es su intención. Sin embargo, si somos el resultado de una evolución natural, eso solo supondría que unos organismos funcionan mejor que otros y por eso sobreviven.

Han pasado más de 150 años de la publicación de El origen de las especies. ¿Quedan preguntas por responder en torno a la evolución?

Hay más preguntas ahora que las que tenía Darwin. La ciencia posee una característica: cuanto más se sabe, hay más cosas que uno es consciente que desconoce. Es como una isla. El conocimiento es lo que está en la isla y el océano inmenso es todo lo que no sabemos. El contacto entre la ciencia y lo que no sabemos se encuentra en las orillas de la isla. A medida que la ciencia avanza, la isla se hace más grande y las áreas de contacto son mayores todavía, hay más preguntas que hacer.

La evolución tiene una explicación para la monogamia, pero ¿qué puede decir del hecho de que cada vez se tengan menos hijos?

Es una cuestión en primer lugar personal, pero debe ser una decisión social también. Hay demasiadas personas en el mundo. Si se duplicara la población humana en una generación, y en 30 años pasáramos de 7.000 millones a 14.000 millones de habitantes en la Tierra, sería un desastre. Cuando la población era pequeña y se estaba produciendo la expansión de la humanidad, era razonable tener varios hijos. Pero en el momento actual, estamos probablemente cerca del punto de saturación. Probablemente la humanidad va a aumentar todavía en dos o tres mil millones en los próximos 20 años, pero esperemos que para entonces se estabilice. 

Utilizando herramientas como la ingeniería genética, ¿ve posible alcanzar la cura para enfermedades como el cáncer?

El cáncer son muchas enfermedades, por lo que habrá que buscar varias curas. Algunas ya se han encontrado y otras se empiezan a descubrir. Ahora se eliminan enfermedades mortales y se alivian las secuelas de otros defectos genéticos por medio de terapias y buena alimentación. Y gracias a esto, aumenta el promedio de vida. No se trata de que los humanos posean genes que les permitan vivir más, lo que tenemos que hacer es curar las enfermedades genéticas para que la gente pueda vivir más. Pero no añadir genes que aumenten la esperanza de vida, porque no hay razón para esperar que eso se pueda hacer. Son cosas demasiado complejas para que las podamos manipular, al menos en el estado actual de la ciencia.

¿Cuál es la línea de investigación biomédica más puntera en estos momentos?

Un área general es la que está relacionada precisamente con la genética. Se han hecho avances increíbles en los dos o tres últimos años que no pensábamos que serían posibles. Ahora podemos identificar un gen defectuoso y corregirlo. Aunque en seres humanos no se puede hacer todavía por razones legales, las técnicas CRISPR/Cas9 se están usando en animales.

Estas correcciones genéticas van a tener grandes consecuencia para las personas, no para las generaciones siguientes, porque para influir en ellas habría que corregir estos genes en las células germinales, en los óvulos y los espermatozoides. Y eso es algo que se podrá hacer en un futuro, pero no muy próximo. Aunque, ¿quién sabe? Siempre es cuestión de que alguien venga con la técnica apropiada...

Formó parte del proyecto Genoma Humano en sus comienzos. ¿Se han cumplido las expectativas en estos años?

Se han cumplido las expectativas de las personas que entendían, no las expectativas de las personas ingenuas que, aunque eran buenos científicos, no conocían bien la evolución. Digamos que lo mejor que ha pasado con el estudio del genoma humano es un avance de la tecnología genética inesperado, increíble. Abrió muchas puertas. Poco a poco estamos aprendiendo lo que hacen los genes y cómo impactan en la vida humana y en la de otros animales y plantas.

Con 82 años, ha escrito más de 1.000 artículos y continúa plenamente en activo. ¿Se deja alguna vez de ser científico?

Si uno quiere dejar de ser investigador, dejará de serlo. Yo no tengo planes para ello. En EE UU, desde finales de los 80, te puedes jubilar voluntariamente o por incapacidad, pero no se puede discriminar por edad, raza o sexo. Así, a los que nos gusta la investigación y la enseñanza seguimos en ello.

 

Por Verónica Fuentes / Agencia Sinc

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