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El análisis y la respuesta científica a la pandemia de covid-19 ha significado un salto sin precedentes en el entendimiento de este tipo de fenómenos de salud pública. La secuenciación genética del virus SARS-CoV-2 (que provoca la enfermedad) se logró en una colaboración de científicos de todo el mundo en apenas semanas. Esto dio las herramientas que hoy permiten que cientos de laboratorios estén estudiando y produciendo nuevas vacunas. Este esfuerzo, aunque se ha normalizado hoy, no siempre fue posible y de manera tan “rápida”. La secuenciación del virus de la mal llamada gripe española, una epidemia que durante 1918 produjo entre 20 y 50 millones de muertes a nivel global, se publicó finalmente en la edición Science de 7 octubre del 2005, 87 años después de la epidemia.
Para ese éxito fue clave el científico Johan Hultin, quien murió el pasado sábado en su casa a los 97 años. Hultin era un joven estudiante de microbiología de la Universidad de Iowa (EE.UU) en 1950 cuando, durante una conferencia sobre la gripe española, escuchó de un profesor que sería necesario, para la secuenciación de ese virus, que alguien viajara al helado norte en busca de alguna víctima de la epidemia que estuviera congelada y albergara el virus. Según se estima, alrededor del 30% de la población de Estados Unidos se infectó entonces de la gripe española. Hultin acogió la idea y se puso en la tarea de preparar una primera expedición a Alaska.