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El pasado 25 de julio, el Observatorio de Dinámica Solar (SDO, por sus siglas en inglés), una misión conjunta de la NASA y la ESA dedicada a estudiar el Sol, registró un fenómeno poco común: la Luna y la Tierra bloquearon su visión del Sol con apenas unas horas de diferencia. Aunque no fue un eclipse visible desde la superficie de nuestro planeta, sí lo fue desde la órbita donde opera esta nave espacial.
El SDO fue lanzado en 2010 y permanece en una órbita geoestacionaria, diseñada específicamente para tener una vista continua del Sol. Desde allí estudia la actividad solar, como las eyecciones de masa coronal, el viento solar y las variaciones en el campo magnético de nuestra estrella. Estos datos son clave para prever tormentas solares que podrían afectar redes eléctricas, sistemas de comunicación y satélites en la Tierra.
En su posición orbital, el SDO no siempre tiene una vista despejada. Varias veces al año, la Luna pasa frente al Sol desde su perspectiva, causando lo que se conoce como un tránsito lunar. El del 25 de julio comenzó alrededor de las 2:45 UTC y duró unos 50 minutos. Fue el cuarto tránsito lunar que el satélite ha observado desde abril y el más profundo hasta ahora, bloqueando hasta el 62 % del disco solar.
Unas tres horas después, a las 6:30 UTC, la Tierra también se interpuso entre el satélite y el Sol, generando un eclipse total que se prolongó hasta las 8:00 UTC. A diferencia de los eclipses provocados por la Luna, cuya sombra se ve nítida por su falta de atmósfera, el contorno de la sombra terrestre se observa más difuso en las imágenes del SDO debido a la dispersión de la luz en nuestra atmósfera.
Este tipo de eclipses terrestres ocurren aproximadamente dos veces al año y forman parte de lo que la NASA llama una “temporada de eclipses” para el SDO. La nave actualmente atraviesa su temporada número 31, que comenzó el 10 de julio y se extenderá hasta el 7 de agosto. Durante este período, la Tierra bloquea diariamente por breves momentos la vista del Sol.
Aunque no es la primera vez que el SDO presencia un doble eclipse —también ocurrió en 2015 y 2016—, sigue siendo un evento poco frecuente. Estas coincidencias son útiles para calibrar los instrumentos del satélite y para comprender mejor cómo distintos cuerpos celestes interactúan con la luz solar desde el espacio.
Para el público general, el próximo evento visible desde la Tierra será un eclipse parcial de Sol que podrá observarse desde Nueva Zelanda y partes de Australia el 21 de septiembre. El siguiente eclipse total, visible desde algunos países de Europa y el Ártico, ocurrirá el 12 de agosto de 2026.
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