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El pasado 25 de diciembre no solo se celebró la Navidad en muchos lugares del mundo. También, miles de personas estuvieron pendientes del lanzamiento del telescopio James Webb, el observatorio espacial más sofisticado de la historia, cuya misión va desde ayudar a encontrar piezas para conocer la historia del universo, hasta explorar cómo es la atmósfera de exoplanetas (o planetas que se encuentran por fuera de nuestro sistema solar).
Las misiones de la Nasa suelen llevar el nombre de un científico, sin embargo, desde que el telescopio empezó a construirse, el nombre que decidieron darle, James Webb, fue criticado. Como lo explicó Andrea Guzmán Mesa, estudiante de PhD en Astrofísica, una parte del debate se centró en que James Webb “no fue un científico. Webb fue por muchos años un funcionario público del gobierno de Estados Unidos y se convertiría en el segundo director de la Nasa en 1961, durante la época de las misiones Apolo que llevarían a la humanidad a la Luna”. Esta idea de rendirle homenaje con el telescopio fue del ex director de la Nasa Sean O’Keefe.