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Los problemas con la hipótesis de Rosselli sobre el debilitamiento del coronavirus

¿Es verdad que el coronavirus se está debilitando? Por segunda vez el profesor de la U. Javeriana Diego Rosselli se pronuncia sobre la pandemia del coronavirus en medios de comunicación y sus opiniones dejan inquieta a la comunidad científica.

Pablo Correa
11 de junio de 2020 - 09:44 p. m.
Mapa de los 2647 genomas del coronavirus secuenciados por científicos hasta ahora y publicados en GISAID.
Mapa de los 2647 genomas del coronavirus secuenciados por científicos hasta ahora y publicados en GISAID.
Foto: GISAID

Hace pocos días el médico y reconocido profesor de la Universidad Javeriana Diego Rosselli escribió desde su cuenta de Twitter un mensaje en contra de Raúl Salazar, quien en un video que circula por redes sociales se presenta como médico egresado de la U. del Valle e invita a sus oyentes a automedicarse para prevenir las peores consecuencias del coronavirus.

“Que alguien haga algo para callar a este embaucador caleño, otro de esos charlatanes que pululan alimentados por la poca capacidad de discernimiento de nuestro pueblo desesperado”, escribió Rosselli, neurólogo vinculado al Departamento de Epidemiología Clínica y Bioestadística de la Facultad de Medicina de la Javeriana.

Curiosamente al tiempo que eso ocurría el mismo Rosselli era blanco de críticas entre virólogos y epidemiólogos por unos comentarios que realizó a través de la emisora Blu Radio sobre la pandemia del coronavirus. Según Rosselli el coronavirus podría desaparecer en poco tiempo de nuestras preocupaciones. En concreto afirmó: “La hipótesis es que algunas de esas mutaciones van perdiendo capacidad de lesionar los tejidos. Pruebas de ello sería que la letalidad en Colombia se ha ido reduciendo. Ya causa menos muertes entre los pacientes”.

No es la primera vez que Rosselli se mete en líos por sus comentarios sobre la pandemia. El pasado 24 de marzo participó en el programa Hora 20 de Caracol Radio para presentar unos cálculos sobre lo que podría pasar en Colombia con el coronavirus. Al aire se aventuró a decir que para el 6 de abril el país tendría entre 15.000 a 22.000 casos. Sus cálculos terminaron convertidos en una cadena de WhatsApp y algunos epidemiólogos lo cuestionaron por hacer estimaciones sin las correcciones estadísticas necesarias.

Sobre la hipótesis de la desaparición del coronavirus Rosselli publicó junto a Daniela Yucuma, Alfonso Rodríguez y Silvano Esposito una nota editorial en la revista Le Infezioni in Medicina, explicando más en detalle esa idea sobre el debilitamiento del coronavirus. Allí se preguntaban si el SARS-CoV-2 desaparecería como parece haber ocurrido con dos de sus familiares, el SARS-CoV que apareció en China en 2003 y el MERS/CoV que causó una epidemia en Oriente Medio en 2012.

Las dos suposiciones de Rosselli para sustentar esta idea, que el virus perdió capacidad de atacar las tejidos humanos y que la letalidad en Colombia está disminuyendo, merecen ser revisadas con cuidado.

Las mutaciones en el virus

Javier Jaimes, con un doctorado en microbiología y quien trabaja en la Universidad de Cornell (Estados Unidos) tratando de entender cómo actúa el SARS-CoV-2, comienza explicando que cada vez que el virus se replica dentro de una célula en las nuevas copias pueden aparecer errores. “Eso es cierto”, dice luego de escuchar las declaraciones de Rosselli, “Pero es normal. Y esos errores no siempre derivan en cambios en el virus”.

El ejemplo que propone para entender el asunto es sencillo. “Imagínese un libro al que le cambiamos una palabra al copiarlo. Podemos cambiar esa palabra por un sinónimo y el mensaje es el mismo. Incluso si cambiamos una frase completa del libro, puede ser que esa frase sea clave o no tenga ninguna relevancia. Muchas de las mutaciones no generan cambios en la estructura del virus. Las llamamos mutaciones silentes.”.

El SARS-CoV-2 tiene un único filamento de material genético compuesto por unas 30.000 letras. El genoma humano se compone de 3 mil millones de esas letras. Cada fragmento de ese código genético contiene las instrucciones para fabricar las distintas partes del virus, sus proteínas. Hasta el momento, sumando el trabajo de muchos grupos de investigación, se han identificado genes para 29 proteínas en el SARS-CoV-2 y se han analizado más de 27.000 genomas de muestras del SARS-CoV-2 tomadas en diferentes países. Todas depositadas en una plataforma de libre acceso conocida como Gisaid. Esas muestras están siendo usadas para construir el árbol genealógico del SARS-CoV-2.

Si bien es cierto que al SARS-CoV-2 ya le han aparecido nuevas ramas (o linajes), al menos 81, producto de esa mutaciones, hasta el momento ninguna de ellas se ha asociado a cambios en los componentes fundamentales del virus.

“Presentar una opinión es muy fácil pero para hablar del virus usted debe tener datos, que sean confiables y le permitan decir que lo que está viendo es real. Eso lamentablemente pasa en muchos editoriales y cartas al editor”, apunta Jaimes.

Para el profesor de la Facultad de Medicina de la U. de Antioquia Francisco Díaz, investigador de inmunovirología está claro que el corovirus muta como todos los virus y algunas de esas mutaciones podrían hacerle perder "vitalidad" pero en el caso de los coronavirus existen dos fenómenos que contrarrestan eso. Uno, explica Díaz, es la selección natural. Los virus que se debilitan por mutaciones tiene menos capacidad de transmitirse entre humanos. Una vieja lección de la teoría de evolución de Darwin.

Pero existe un segundo mecanismo para deshacerse de esas mutaciones perjudiciales y son las recombinaciones. "Si un virus tiene una mutación en el gen de una proteína y otro virus tiene mutaciones que afectan otra proteína, al intercambiar material genético pueden recuperar las partes buenas de uno y de otro, deshacerse de las partes alteradas".

Julián Villabona-Arenas, doctor en microbiología vinculado al Centro de Modelado Matemático de Enfermedades Infecciosas de La Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres coincide con sus dos colegas. “La afirmación de que el virus ha perdido letalidad en Colombia no tiene ningún fundamento. No existe evidencia de que alguna de las mutaciones documentadas hasta ahora para el coronavirus lo haga más o menos patogénico”, comentó desde Londres. La única forma de saberlo sería realizando estudios in vitro para comparar cómo las distintas cepas del virus infectan células. O también se podría tratar de establecer si en grupos de pacientes con manifestaciones más graves de la enfermedad el virus circulante en ellos es diferente al de grupos menos afectados. Pero hasta el momento no existe evidencia en ese sentido.

“La percepción de que es menos letal podría estar reflejando el hecho de que el distanciamiento físico reduce la transmisión, que el personal médico está mejor preparado para el manejo clínico hoy que hace seis meses, que las personas son conscientes de la situación y reciben atención médica mas rapida, o muchas otras razones”, aclara Villabona. (Lea: Así es como los genomas y las mutaciones del SARS-CoV-2 nos han ayudado a enfrentar la pandemia).

El virus en Colombia

En un intento por entender el comportamiento del coronavirus en Colombia, la Universidad del Rosario, el Instituto Nacional de Salud y el Ichan School of Medicine at Mount Sinai unieron esfuerzos para secuenciar 88 genomas de SARS-CoV2 extraídos de muestras tomadas a pacientes en 4 regiones biogeográficas (Andina, Caribe, Pacífica y Orinoquía) de 16 departamentos. Los resultados mostraron la circulación de 11 linajes distintos en el país, de los 81 identificados hasta ahora en el mundo.

Estos mismos datos le permitieron a los investigadores plantear que posiblemente el primer evento de contagio en Colombia ocurrió el pasado 17 de febrero, casi un mes antes de reportarse el primer caso en Colombia, siendo Francia el origen más probable.

"Es falso decir que el virus está perdiendo fuerza porque no tenemos estudios que demuestren que un linaje o una cepa en particular pueda llegar a ser más agresiva que otra en el coronavirus", dice Juan David Ramírez, director del Laboratorio de Microbiología de la Universidad del Rosario, quien participó en esa investigación, "desde que se reportó el primer caso del coronavirus uno escucha un montón de suposición de muchos expertos que son suposiciones irresponsables porque no hay ninguna evidencia científica hasta el momento".

¿Es posible predecir que se va a debilitar el virus? La historia de los virus está llena de ejemplos a favor y en contra. Es la ruleta de la evolución. “En el caso del SARS-COV-2 toca esperar a ver cómo evoluciona. Lo que sí podemos decir es que está mutando a una tasa más lenta de lo que lo hace un virus de la influenza o el VIH. Es arriesgado decir que este virus va a desaparecer basándose en modelos de otros virus como el SARS o el MERS, porque la biología de cada virus es diferente. Seis meses no es nada para conocer esa evolución”.

Los datos de la pandemia

La primera aclaración que hace el epidemiólogo de la U. del Norte Julián Fernández Niño sobre las declaraciones de Rosselli es que Colombia se encuentra en una fase muy temprana de la pandemia y por lo tanto no hay información suficiente deducir que la letalidad ha variado con respecto a otros países.

“En las fases tempranas de una pandemia se puede dar sobreestimación de la letalidad porque de registran más fácilmente los casos más graves y fatales pero a mediano y largo plazo, cuando se aprende más sobre la enfermedad, se detectan más casos leves alterando la estimación de la letalidad”, señala Fernández.

Para Fernández es necesario ser precavidos al utilizar datos aportados por las instituciones de salud sin hacer correcciones estadísticas y sin considerar problemas de sobre y subestimación.

Un debate similar en Italia

La camisa de once varas en la que se metió el médico Rosselli no es muy diferente a la del médico italiano Matteo Bassetti, jefe de la Clínica de Enfermedades Infecciosas en el Hospital Universitario San Martino-IST y profesor de enfermedades infecciosas en la Universidad de Génova.

“La fuerza que tenía el virus hace dos meses no es la misma fuerza que tiene hoy”, dijo Matteo Bassetti, jefe de la clínica de enfermedades infecciosas en el hospital San Martino en la ciudad de Génova. Está claro que hoy la enfermedad COVID-19 es diferente", afirmó Bassetti antes de que le cayeran sobre la cabeza decenas de críticas desde muchos rincones del mundo.

El periodista Markham Heid reconstruyó el debate en un reportaje para Elemental. “La especulación de que el virus podría estar debilitándose es impopular, y tal vez también peligrosa. El artículo de Reuters se volvió a publicar en el New York Times y en otros lugares, y provocó una ola inmediata de reacción violenta. Los funcionarios de salud en Italia y en la Organización Mundial de la Salud refutaron los comentarios de los médicos italianos, y un panel de expertos con sede en el Reino Unido dijo que cualquier afirmación de que el virus se está debilitando es dudosa y no está respaldada por evidencia”, escribió.

Entre los expertos que consultó está Mark Cameron, PhD, investigador de enfermedades infecciosas y profesor asociado de la Universidad Case Western Reserve en Cleveland: “Sí, la regla de oro es que los virus tienden a mutar y evolucionar con el tiempo para volverse menos patógenos mientras nos volvemos más resistentes. Pero eso no sucede en unos pocos meses, es más como una cuestión de años".

Así las cosas, con la evidencia científica actual, decir que el virus se puede debilitar o fortalecer equivale a anticipar que al lanzar una moneda puede caer cara o sello. Una opinión que nos deja exactamente en el mismo punto de partida.

Rosselli, en conversación con El Espectador, insistió en que lo suyo es tan sólo una hipótesis. “¿Por qué lo hago si es arriesgado? Porque la ciencia funciona así. Alguien plantea hipótesis y alguien estudia la asociación. Quizás esto sirva de motivación. Yo prefiero ese acercamiento con la prensa para que la gente conozca las incertidumbres con las que trabajamos”.

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