Durante los cinco años que durará esta misión de la ESA, se medirá la posición y la velocidad de mil millones de estrellas, y para conseguirlo la sonda observa cada uno de los astros unas setenta veces y suministra tal caudal de datos que permite también conocer detalles sobre subrillo, color y temperatura.
Pero durante su exploración, la cámara de “Gaia” -que sería capaz de fotografiar desde la Tierra la cara de una moneda depositada en la Luna- se está “encontrando” numerosos y desconocidos objetos celestes, como planetas extrasolares, estrellas “fallidas” que no llegaron a nacer y estrellas “marrones” o enanas.
Aquella misión consiguió desentrañar muchos misterios del Sistema Solar, pero “Gaia” ampliará el conocimiento a toda la Vía Láctea; “conocimos el patio de nuestro vecino, pero ahora vamos a adentrarnos en su jardín”, señaló la científica Antonella Vallenari, del Observatorio Astronómico de Padua (Italia) y miembro del consorcio internacional que se ha creado para analizar y procesar los datos de “Gaia”.
Diferentes generaciones de estrellas
Con los datos que ha comenzado a suministrar esta misión, volcados hoy en las computadoras de miles de astrónomos de todo el mundo, se podrán conocer las diferentes generaciones de estrellas que existen en la Vía Láctea e incluso en otras galaxias.
Servirán también para conocer cómo han viajado a través del tiempo y del espacio esas estrellas y para conseguir la descripción más detallada y precisa que se haya hecho nunca de la estructura y de la evolución de la Vía Láctea.
El laberinto del universo
Fred Jansen, responsable de esta misión de la ESA, considera que se trata de “cribar” el cielo y de abrirse paso por el laberinto del Universo, y subrayó la importancia de los datos que ya está facilitando la sonda, pero sobre todo la trascendencia que el procesado y análisis de esos datos van a tener para la ciencia en el futuro.
En el Consorcio internacional que se ha creado para procesar y analizar los datos de “Gaia” están presentes más de 450 científicos de todo el mundo, y su responsable, Anthony Brown, incidió hoy en la trascendencia del caudal de información procedente del cielo, y sobre todo de los dos millones de estrellas más brillantes y próximas a la Tierra.
A su juicio, la misión conseguirá “el mayor avance en la cartografía del cielo” y los datos estelares más precisos que se han obtenido hasta ahora, lo que se traducirá durante los próximos años en una importante producción y publicaciones científicas.