Además de arreglar los problemas sentimentales de millones de personas en el mundo, las aplicaciones para conseguir pareja se han convertido en una poderosa herramienta para sociólogos, psicólogos y antropólogos interesados en arrancar algunos secretos a la forma en que los humanos buscamos pareja. Un estudio que analizó más de 15 millones de datos de parejas heterosexuales en Estados Unidos arrojó algunas claves sobre la forma en que opera “el mercado del amor”.
El trabajo diseñado por Elizabeth E. Bruch and M. E. J. Newman, de la Universidad de Michigan se basó en información de uno de los sitios de internet más populares en Estados Unidos con más de 4 millones de usuarios activos. En principio se enfocaron en hombres y mujeres heterosexuales (autoidentificados) que enviaron o recibieron al menos un mensaje en el sitio durante el 1 de enero de 2014 y el 31 de enero de 2014.
Siguiendo la línea de investigación de otros trabajos similares, los dos investigadores querían entender cuáles son las principales fuerzas que están guiando la búsqueda y elección de pareja en línea. “La experiencia de selección de pareja se describe con frecuencia, tanto en el discurso popular como en la literatura científica, en el lenguaje de los mercados: el objetivo de un individuo es asegurar la mejor pareja posible para sí mismos frente a la competencia de otros. Sin embargo, sabemos poco acerca de la estructura de estos mercados románticos, en parte por la falta de datos detallados adecuadamente”, apuntaron en el trabajo publicado recientemente en la revista Sociological Science.
La primera gran conclusión que arrojó el trabajo es que, al menos en Estados Unidos, la geografía es la característica definitoria de los mercados de citas. En otras palabras, no importa mucho que internet permita conectar a un individuo con otro viviendo en otras ciudades o estados. Al final de cuentas el amor romántico termina siendo un asunto “local”. (Imagen: Mapa de Estados Unidos con 19 subregiones de acuerdo a códigos postales y las interacciones generadas a través de la aplicación de citas usada por los investigadores).
Pero eso no es todo. Al examinar en detalle esos “mercados románticos”, los investigadore descubrieron que existen “submercados” y estos están principalmente definidos por la edad, así como otros factores demográficos, en particular, la raza. Los datos señalan que tres cuartas partes de todos los mensajes recíprocos entre parejas se encuentran dentro de los submercados, y solo una cuarta parte se ubica entre individuos en diferentes submercados.
Sin embargo, en los primeros intentos de los usuarios por hacer contacto con una pareja una fracción más grande, alrededor del 43 por ciento, intenta inmiscuirse en otros submercados, lo que indica que las personas intentan comunicarse con sus socios fuera de sus submercados, pero esos intentos a menudo no tienen éxito. “En general, nuestros resultados revelan las implicaciones agregadas de la elección de pareja de los individuos y sugieren que las áreas metropolitanas se caracterizan mejor como una colección de submercados geográficamente integrados pero demográficamente distintos”, anotaron los investigadores.
"A pesar de que todos están en el mismo sitio de citas, hay una agrupación distinta para quién interactúa con quién", explicó Bruch en un comunicado de prensa y señaló que el agrupamiento geográfico es consistente con un estudio reciente de datos de Facebook, que encontró que la incidencia de las amistades en línea disminuye con la distancia geográfica. "No es sorprendente que los mercados de citas estén agrupados geográficamente. Pero los límites precisos de esos mercados nos sorprendieron un poco".
Los tejanos, por ejemplo, tendían a enviar mensajes estrictamente a otros tejanos, a pesar de que los usuarios en la parte norte del estado viven más cerca de las posibles coincidencias en el centro de Oklahoma que en el centro o el sur de Texas. Los californianos se dividieron en distintas comunidades de mensajería en el norte y sur del estado, mientras que Kansas, Nebraska, Missouri y Arkansas mostraron una relación interestatal más abierta.
"Es posible que haya una barrera psicológica, en la que sientes que salir con alguien en otro estado está yendo demasiado lejos", dice Newman.
Al aplicar un análisis más detallado, más allá de la proximidad geográfica, los investigadores encontraron que la edad es un factor clave que define a los submercados de hombres y mujeres. En ciudades como Nueva York, Boston, Chicago, y Seattle, el 75% de los mensajes recíprocos se intercambiaron entre personas del mismo grupo de edad. Un hombre de 45 años, por ejemplo, sería más probable que recibiera una respuesta de una mujer mayor de 40 años que de una mujer de unos 30 años (aunque podría enviar un mensaje a ambos, aspiracionalmente). En general, las mujeres eran un poco más jóvenes que los hombres con los que se conectaban, y la proporción de mujeres respecto a los hombres variaba según el grupo de edad y el área metropolitana.
“El hecho de que los usuarios de sitios de citas en línea de diferentes edades operen en submercados específicos significa que dos personas heterosexuales en la misma ciudad pueden enfrentar números relativos muy diferentes de hombres y mujeres solteros (proporción de sexos). De acuerdo con la analogía del mercado, los usuarios del sitio en sus 20 años buscan socios en submercados con un 'exceso de oferta' de hombres y los usuarios del sitio en sus 40 y 50 años típicamente buscan socios en submercados con un exceso de oferta de mujeres”, anotaron los investigadores.
Para explicar este punto un poco mejor Bruch señaló que si fuera soltero con 20 años, querría tener una cita en Nueva York, pero si fuera una mujer soltera de 40 años sus mejores opciones estarían en Seattle.
El factor raza también llamó la atención de los dos investigadores. En Chicago, por ejemplo, los hombres en el grupo de mayor edad enviaban mensajes y recibían respuestas de mujeres negras sustancialmente más jóvenes que de mujeres blancas en el mismo mercado secundario. Una mujer negra tendría que ser, en promedio, ocho años más joven que la mujer blanca promedio para competir en el mismo mercado. Aunque menos pronunciados que en Chicago, los mercados secundarios en Nueva York, Boston y Seattle mostraron patrones similares para las mujeres pertenecientes a minorías, que variaban según la minoría y el grupo de edad.
"Los patrones sugieren que los hombres y las mujeres en diferentes ciudades de Estados Unidos están diseñando estrategias sobre a quiénes envían mensajes en función de su raza y edad de manera muy diferente", dice Bruch. "Los mercados de citas son algo de lo que hablamos todo el tiempo, pero la forma en que hablamos de ellos los convierte en un fenómeno de nivel de ciudad indiferenciado. Lo que hemos demostrado, en este análisis, es que eso no es cierto".