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Necesitamos nuevos referentes en ciencia en Colombia

Debemos construir una imagen de la ciencia criolla que refleje la realidad de la ciencia del país, que refleje su diversidad, que exalte lo que hacemos desde nuestras tierras.

José David Ruiz Álvarez*
11 de marzo de 2023 - 02:14 a. m.
Genérica Opinión EE
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Foto: Diego Peña Pinilla

Nuestra sociedad se ha ido construyendo sobre la imagen, vida y obra de personas que destacamos y resaltamos. Estas personas han recibido el nombre de héroes, heroínas, genios, ídolos, modelos. Uno de los casos más conocidos, al menos para el ámbito colombiano, es el de los próceres de la patria. Fueron personas que por sus acciones marcaron momentos cruciales de la historia mediante la cual se formó el actual estado colombiano. Entre ellas figuran especialmente políticos y militares que tuvieron a su cargo parte importante de las gestas históricas. Estos personajes se han convertido en el imaginario popular en modelos a seguir, cuyas acciones son dignas de imitar; son referentes que pueden ser puestos como metas de realización de lo personal y lo social. Pero a veces enaltecemos más allá de lo razonable. (Lea El Nido Sísmico de Bucaramanga, clave para entender por qué tiembla en Los Santos)

La ciencia no es ajena a este mecanismo social. Su historia está plagada de referentes que nos dan una idea de cómo es un científico excepcional, de qué debe hacer una persona para convertirse en un científico de renombre, de las actitudes y aptitudes a desarrollar para ser capaces de contribuir a la ciencia humana. (Lea Lo que los perros que viven en Chernóbil pueden enseñarnos sobre la radiación)

El ejemplo más famoso es sin duda el de Albert Einstein, referente que se usa no solo en la ciencia sino en ámbitos mucho más amplios. Cuando alguien quiere demostrar que creer en algún dios no es absurdo, puede verse tentado por citar con bastante facilidad una frase, no dicha por Einstein pero atribuida a él, que pareciera demostrar su adhesión al sentimiento religioso. Para los físicos la edad en la que Einstein hizo sus principales contribuciones se ha convertido en un estándar de medida para saber si estamos cerca de nuestra “edad de oro” o si ya no podemos esperar nada importante de nosotros mismos al haber pasado dicha edad sin haber logrado nada genial.

Es evidente que han existido personas que se han destacado preponderantemente por sus contribuciones. Figuras que han logrado cambios o descubrimientos de mucha relevancia y que son dignos de admiración y, hasta, respeto. Sin embargo, el sistema de los referentes tiene dos problemas que son muy importantes. En primer lugar, contar la historia de la ciencia a través de figuras o personajes nos da una idea escalonada de la misma. Es decir, como si la ciencia avanzara por saltos y no como un esfuerzo continuado que puede tener diferentes velocidades en diferentes momentos, pero que siempre se está moviendo. Esta visión fragmentada de la historia de la ciencia opaca el papel de las mujeres y hombres de ciencia que han contribuido sin descanso y que han sentado las bases para los grandes desarrollos científicos o cambios de paradigma. Hoy más que nunca vemos que la ciencia se construye a través del accionar conjunto de muchas manos y mentes, diversas, en un conjunto heterogéneo y que los descubrimientos de las grandes figuras son también el resultado de todo el trabajo de la comunidad científica.

En segundo lugar, el sistema de referentes nos enceguece frente a las realidades humanas de estas personalidades. Si bien un científico pudo haber realizado grandes aportes en la ciencia, en otros aspectos de su vida, no menos importantes, pudo haber sido un personaje de dudosa reputación o simplemente condenable. Muchos son los casos. Un nobel de medicina xenófobo, un físico brillante pero pedófilo, entre muchos otros, nos muestran que ser un gran científico no implica ser un gran ser humano. De ahí se deriva que por el efecto de construir héroes, podamos terminar alabando a personas que en realidad solo tenían digno de respeto su obra, mas no sus vidas.

La sociedad colombiana no es ajena a la construcción de referentes en ciencia. Desde la historia temprana de nuestro país hemos tenido algunos personajes dignos de tal deferencia y en la actualidad contamos con figuras que representan para nosotros la ciencia criolla. Mas nuestro panteón de científicos tiene graves problemas. En primer lugar, la ciencia colombiana no ha sido muy abundante y, por lo tanto, la comunidad científica cuenta con pocos miembros. Lo que nos deja con un problema de orden práctico, no hemos tenido mucho de donde escoger. En segundo lugar, nuestro grupo de científicos notables está anquilosado en el tiempo, congelado y estático, y con una evidente necesidad de renovación.

Muchos de nuestros referentes en ciencia han dejado de representar el verdadero quehacer científico. Unos por darle mayor prioridad a otras labores, otros porque ya ha pasado su mejor época, otros porque han sido charlatanes desde el inicio y otros porque han dejado de lado la ciencia. Con esto no quiero decir que un científico tenga que estar metido en el laboratorio hasta el final de sus días para ser digno, pero sí que responda a estándares científicos y siga trabajando en pro del desarrollo de la ciencia mundial y colombiana. Es un rasero mínimo que parece razonable.

Por otro lado, buena parte del panteón científico colombiano ha tenido y perpetúa prácticas que en nuestra actualidad son inaceptables y condenables. Entre ellos hay quienes se ufanan de prácticas machistas y sarcásticamente las siguen legitimando. Entre ellos hay quienes explotan laboralmente a sus estudiantes y a sus empleados. Entre ellos hay quienes han acosado sexualmente a sus colegas o estudiantes mujeres. Entre ellos hay quienes han tenido comportamientos antiéticos en su labor científica y siguen perpetuando dichas prácticas. Y digo ellos porque ese es otro gran problema de nuestro panteón científico, nuestros referentes son en su gran mayoría hombres, de clases altas, de grupos étnicos privilegiados que no representan la diversidad de la ciencia actual y mucho menos la comunidad científica a la que queremos aspirar.

Para colmo de males, seguimos sufriendo de una enfermedad extraña a la hora de reconocer referentes. Le damos mucho más peso a aquel que está haciendo ciencia en el exterior que a aquellos que la hacen en nuestro territorio, desde nuestras universidades. Seguimos alabando de forma automática todo aquello que viene desde afuera y desdeñando lo que hacemos desde adentro.

Es, por tanto, hora de cambiar nuestros referentes en ciencia nacionales. Debemos, de forma urgente, construir una imagen de la ciencia criolla que refleje la realidad de la ciencia del país, que refleje su diversidad, que exalte lo que hacemos desde nuestras tierras y que nos ponga como meta la ciencia a la cual queremos llegar. Hago muy especialmente un llamado a aquellos que construyen nuestra opinión como sociedad a moverse a las nuevas generaciones de científicos nacionales, que trabajan con nuestras niñas, niños y jóvenes; y que con ellas y ellos construyan las figuras que querríamos tener como ejemplo.

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Por José David Ruiz Álvarez*

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Jorge(b0nuz)11 de marzo de 2023 - 07:11 p. m.
Muy bien de acuerdo y como ejemplo es el decano de la Universidad del Rosario que creyo que por citar a Churchill demostraba conocimiento y a la larga lo que dejo entreveer es lo que en el fondo el es.
Scepticus(bhjpc)11 de marzo de 2023 - 03:44 p. m.
Importante en tiempos de la cultura de la cancelación tener claro que una persona puede ser referente en su campo profesional y no en el plano personal o por sus posturas en otros ámbitos, todos somos humanos. Por otro lado, creo que sí tenemos más científicos dentro y fuera del país de los que el público general conoce, pero los medios prefieren noticias escandalosas y faranduleras por rating.
Ccdaw(v9l66)11 de marzo de 2023 - 01:09 p. m.
Lo último que se le ocurre a un científico líder es que conviene tener una estructura de gestión y mercadeo. De hecho suelen hacer estas dos tareas a costa de que algunas de sus mejores ideas se queden sin probar. Es una tarea que quizá minciencias llegue a emprender, para facilitar el avance científico.
  • Ccdaw(v9l66)11 de marzo de 2023 - 01:10 p. m.
    Y si, hay hombres y mujeres de ciencia destacados en su ámbito e ignorados a nivel nacional, quienes deberían ser líderes a destacar. El líder de los programas tiene sobre sus hombros también la tarea de mostrar al público sus realizaciones, más allá de ser autor principal de publicaciones.
J(52303)11 de marzo de 2023 - 12:21 p. m.
Interesante artículo para reflexionar sobre la ciencia en Colombia, nuestros científicos, nuestros aportes y el complejos que nos acompaña con lo producido en el exterior. Seguramente tener referentes es incentivador, pero quizá haya que empezar por cambiar el paradigma del científico como el de un lobo solitario y excéntrico, por el de aprender a pensar científicamente en toda circunstancia de l
Oscar(76712)11 de marzo de 2023 - 11:54 a. m.
Artículo sin mayor aporte evocando una visión mesiánica de la ciencia. No son los referentes los que impulsan la creación científica ellos son fruto de una conjunción de factores , donde los contextos, los conocimientos previos , la automotivacion, los incentivos y la infraestructura de soporte son , entre otros factores los detonantes de esa creación.
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