Durante la más reciente reunión anual de la Sociedad Internacional de Investigación con Células Madre, que se llevará a cabo en Hong Kong (China) hasta este sábado 14 de junio, un grupo de científicos presentó los resultados de su investigación que consistió en cultivar corazones con células humanas en embriones de cerdo.
Desde hace años, investigadores de varias partes del mundo vienen desarrollando quimeras (organismos con células de diferentes individuos) entre humanos y animales para, en un futuro, generar animales con órganos humanos que puedan trasplantarse a las personas.
Esta es una de las estrategias que más se ha estado investigando en los últimos años para hacerle frente a la escasez mundial de órganos para trasplantes.
Y, ¿por qué se hace en cerdos? La respuesta la entregó Lai Liangxue, biólogo del desarrollo de los Institutos de Biomedicina y Salud de Guangzhou, de la Academia China de Ciencias, quien dirigió el último trabajo.
“Los cerdos son una especie donante adecuada porque el tamaño y la anatomía de sus órganos son comparables a los de los humanos”, señaló Lai, quien lleva varios años investigando en cerdos, en declaraciones recogidas por Nature.
En el más reciente estudio, que aún no ha sido revisado por pares (proceso académico para garantizar la rigurosidad y la validez del trabajo científico), Lai y su equipo “reprogramaron células madre humanas para aumentar su capacidad de supervivencia en el cerdo, introduciendo genes que evitan la muerte celular y potencian el crecimiento celular”, explica la revista.
Posteriormente, los científicos generaron embriones de cerdo y eliminaron dos genes que desempeñan un papel clave en la formación de este órgano. Poco después de la fecundación, les introdujeron células humanas y transfirieron los embriones a cerdos sustitutos.
Tras este proceso, el equipo obtuvo dos resultados principales. El primer de ellos, apunta a que los embriones crecieron durante 21 días, pero no sobrevivieron más allá de este periodo.
Sobre el segundo, los investigadores observaron que los corazones embrionarios crecieron hasta alcanzar un tamaño equivalente al que tendría un corazón humano en esa fase del desarrollo. Esto, para que se haga una idea, es tan grande como la punta de un dedo.
Aunque es un avance importante, varios investigadores que asistieron al evento esperan poder leer la investigación publicada para resolver algunas dudas. Por ejemplo, Hiromitsu Nakauchi, biólogo especializado en células madre de la Universidad de Stanford (California), le dijo a Nature que necesita más datos para confirmar que las células de los corazones eran humanas.
Mientras tanto, Lai afirmó que las células humanas pudieron identificarse debido a que estaban marcadas con un biomarcador luminiscente y brillaban.
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