A mediados de 2021 la primera “imagen” de un agujero negro le dio la vuelta al mundo. Gracias a una red global de radiotelescopios, científicos habían logrado fotografiar los límites de este cuerpo que ha fascinado a escritores de ciencia ficción. La noticia de esta semana también, seguro, los ha maravillado: el hallazgo del primer agujero negro que “deambula” solo por nuestra galaxia.
El anuncio fue hecho a través de un artículo publicado en la plataforma arXiv el 31 de enero, que aún no ha sido revisado por pares. Sin embargo, el hallazgo ha creado una gran expectativa entre los astrónomos.
Como le dijo al portal de noticias de la revista Nature Selma de Mink, astrofísica del Instituto Max Planck de Astrofísica en Garching, Alemania, se trata de un “descubrimiento muy emocionante e importante”. (Lea Así será el final de la Estación Espacial Internacional)
A lo que se refiere es que los “agujeros negros solitarios” son unos objetos que han sido muy difíciles de detectar y desde hace un buen tiempo la ciencia ha querido desentrañar sus misterios.
Como explica la divulgadora de física Elizabeth Gibney en Nature, este tipo de agujeros son invisibles y solo se pueden observar cuando interactúan con otros objetos estelares. Por ejemplo, cuando colisionan con otros generando así las populares ondas gravitacionales.
“Debería haber 100 millones de agujeros negros de este tipo en la galaxia, deberían estar en todas partes, pero es muy difícil encontrarlos”, aseguró a esa revista Kailash Sahu, astrónomo del Instituto de Ciencias del Telescopio Espacial en Baltimore, Maryland.
Sahu fue la persona que estuvo al frente del equipo que descubrió este agujero negro. Lo hicieron luego de 10 años de observaciones que fueron posibles con el Telescopio Espacial Hubble de la NASA y otros observatorios en la Tierra.
Saltándonos muchos muchos detalles técnicos, los autores del artículo buscaron estrellas que brillaban cuando pasaba un objeto invisible. Así, lograron detectar objetos que, aunque no parecían tener luz propia, iluminaron una estrella de fondo en, al menos 200 días. Al final, seleccionaron ocho objetos y ahora aseguran que tienen suficientes evidencias para decir que uno es un agujero negro.
En términos un poco más detallados, gracias al Hubble el equipo vio en 2011 que una estrella brillaba más de lo debido. Sus sospechas los llevó a examinar las variaciones de luz de esa estrella durante seis años. Mientras lo hacían observaron otro cambio: la posición de este cuerpo cambió. Eso, conjeturaron, solo podía deberse a la presencia de un “objeto invisible”.
“El trabajo es un resultado muy bueno que demuestra una técnica emocionante, pero quedan muchas preguntas”, aseguró a Nature Ilya Mandel, astrónomo de la Universidad de Monash en Melbourne, Australia.