¿Por qué los brownies son irresistibles? Neurocientíficos responden

Una investigación de la U. de Yale demostró que ante alimentos ricos en carbohidratos y grasas el cerebro libera más dopamina (sustancia asociada al placer) que en otras situaciones.

Daniel Meza / Agencia N+1
18 de junio de 2018 - 09:59 p. m.
Pixabay
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Para muchos de nosotros las donas, los pasteles o los brownies son irresistibles, y un estudio acaba de descubrir por qué. El análisis publicado en Cell Metabolism que revisa cómo nuestros cerebros responden a la comida halló que los gustos altos en calorías y grasas disparan una actividad cerebral muy cargada, específicamente en nuestro centro de recompensa cerebral.

El equipo de Dana Small, de la Universidad de Yale, EEUU, y sus colegas escanearon la actividad cerebral de voluntarios hambrientos mientras a estos se les mostraba imágenes de comida alta en carbohidratos como caramelos, altos en grasas, como queso, o altos en ambos aspectos, como las donas. Luego del escaneo, a los voluntarios se les pidió ofrecer dinero en una subasta competitiva por la comida que ellos querían para un refrigerio.

El equipo halló, en comparación con la comida que contenía solo carbohidratos o solo grasas, que las comidas que contenían ambos provocaron mucha más actividad en el cuerpo estriado, la región envuelta en la recompensa que libera la dopamina (aquella sustancia que te hace sentir bien).

Los voluntarios también estuvieron dispuestos a pagar más por los refrigerios ricos en carbohidratos y gorduras, pese a todas las alternativas de comidas que contenían el mismo valor calórico.

De acuerdo a los autores del estudio, tendríamos en el cerebro sistemas que evalúan comidas grasosas o pesadas por separado. Si ambos se activan al mismo tiempo, esto acaba siendo una trampa para nuestro cerebro, que a su vez produce una mayor cantidad de dopamina (un efecto de recompensa mayor) de lo que esta sería si se basara simplemente en el contenido energético del platillo.

Una repuesta evolutiva

Lo anterior respondería a que, cuando el cerebro humano evolucionó, los cazadores y recolectores se nutrían de dietas principalmente consistentes en plantas y carne, y nunca encontraron comida tan alta tanto en calorías como grasas.

El estudio coincide con estudios en roedores que hallaron que estos podían regular su ingesta de calorías cuando a estos se les proveía de comida que contenía solo grasas o carbohidratos, pero comían mucho más y ganaban más peso cuando se les daba comidas conteniendo ambas.

Recientemente, un estudio demostró cómo bebidas azucaradas acompañadas de comidas altas en proteínas pueden afectar negativamente el balance energético, alterar las preferencias alimentarias y hacer que el cuerpo acumule más grasa, según un estudio publicado en la revista de acceso abierto BMC Nutrition.

Asimismo, una investigación determinó el año pasado que la restricción del consumo de calorías prolonga significativamente la vida de los monos rhesus. El estudio que llega a esta conclusión fue publicado en la revista Nature Communications.

Por Daniel Meza / Agencia N+1

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