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¿Por qué sentimos placer cuando nos rascamos una picadura?, esto dice la ciencia

Los investigadores buscaban responder una pregunta: “Si rascarse cuando nos pica es malo, ¿por qué nos hace sentir tan bien?”. Para ello, se dieron a la tarea de criar a un grupo de ratones y, a algunos de ellos, los modificaron genéticamente. Los resultados fueron publicados en la revista Science.

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04 de febrero de 2025 - 10:19 p. m.
La investigación se realizó con ratones y encontró que rascarse donde pica reduce la presencia de bacterias potencialmente dañinas en la piel.
La investigación se realizó con ratones y encontró que rascarse donde pica reduce la presencia de bacterias potencialmente dañinas en la piel.
Foto: Getty Images - Getty Images
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¿Siente placer cuando se rasca una picadura? Esta sensación, según explica un grupo de investigadores en un reciente estudio de Science, se debe a que, al rascarse, se está activando una respuesta inmune que ayuda a proteger la piel contra infecciones dañinas. Al menos, esto fue lo que se pudo evidenciar en una investigación realizada en ratones.

De acuerdo con los investigadores, las pistas del estudio sugieren que rascarse un poco podría ser útil, a pesar de que, en más de una oportunidad los médicos han indicado que no es recomendable hacerlo, así esta sensación sea producida por una enfermedad o una picadura de insecto. Esto se debe al riesgo que existe de una infección o lesión.

Daniel Kaplan, dermatólogo e inmunólogo de la Universidad de Pittsburgh y autor principal del estudio, cuenta en un comunicado que, para este estudio, tomaron como punto de partida una pregunta: “Si rascarse cuando nos pica es malo, ¿por qué nos hace sentir tan bien?”.

Entonces, plantean los investigadores que si rascarse suele producir una sensación tan placentera, a lo mejor, con la evolución de los humanos, este comportamiento podría proporcionar algún tipo de beneficio. Con el objetivo de responder a la pregunta inicial, Kaplan y su equipo se dieron a la tarea de criar a un grupo de ratones con el propósito de desactivar ciertas neuronas que detectan el picor en sus cuerpos.

Una vez desactivaron estas neuronas, el equipo le aplicó un alérgeno, que es una sustancia que puede provocar una reacción alérgica, a cada uno de los ratones. Lo hicieron en sus orejas para provocar una sensación de picor. Luego, dividieron en dos el grupo: aquellos que estaban modificados genéticamente y otros que no habían presentado ninguna variación. En este último grupo, había algunos individuos que tenían una especie de collar para que no se rascaran, como el famoso “cono de la vergüenza” que usan para evitar que los perros o gatos se laman o rasquen, por ejemplo, las heridas.

El objetivo de este experimento, dicen los investigadores, era comparar las reacciones alérgicas. Encontraron que aquellos ratones que no tenían ni variaciones ni conos, se rascaron las orejas en respuesta al alérgeno y desarrollaron cierta hinchazón. Esta inflamación, se leen en los resultados, se producía porque “las neuronas sensibles al dolor liberaban una sustancia que activaba unas células llamadas mastocitos, las cuales actúan como “alarmas” en el sistema inmunológico”.

Para activar estas “alarmas” y desencadenar esta inflamación, los mastocitos “llaman” a otras células inmunitarias conocidas como neutrófilo, las cuales tienen entre sus funciones ayudar a reunir a los gérmenes que provocan las infecciones, entre otras funciones.

En cuanto a aquellos ratones que tenían conos, pero no presentaban ninguna variación genética, y los que estaban genéticamente modificados, desarrollaron mucha menos hinchazón en las orejas. Esta reacción, según los investigadores, “sugiere que el rascado era responsable de la mayor parte de esta respuesta inflamatoria”. Con el objetivo de probar esta hipótesis, el equipo expuso las orejas de cada ratón a una sustancia que provocaba picor y luego a Staphylococcus aureus, una bacteria que suele causar infecciones cutáneas.

Un día después, a los ratones sin conos ni modificaciones genéticas le disminuyó la presencia de este hongo en la piel. “Esto mostró que, al parecer, el rascado reforzaba las defensas de los ratones contra las bacterias”, dicen los investigadores. Entonces, sugieren en los resultados, “rascarse aumenta la inflamación y estimula la respuesta inmunitaria del cuerpo en la zona afectada, lo que ayuda a prevenir infecciones”.

A los ojos de Kaplan, autor principal, si bien “el hallazgo de que rascarse mejora la defensa contra el Staphylococcus aureus y señala que podría ser beneficioso en algunos contextos”, es importante recordar que “rascarse en exceso provoca daños a la piel, principalmente cuando el picor es crónico”.

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Eduardo(7668)06 de febrero de 2025 - 01:14 a. m.
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