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En la mañana de este domingo, 8 de junio, un fuerte temblor sacudió al centro de Colombia. El epicentro fue el municipio de Paratebueno, en el departamento de Cundinamarca, pero el sismo se sintió en Bogotá e, incluso, en los departamentos de Meta, Santander y Antioquia. Su profundidad fue superficial (menor a 30 kilómetros). Ha habido varias réplicas.
Por el momento, la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) informó que como parte del protocolo de respuesta, adelanta un barrido conjunto con entidades del Sistema Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (SNGRD) y con los consejos municipales y departamentales, para saber si se produjeron daños y llevar a cabo las acciones necesarias. Hasta ahora no se han reportado afectaciones materiales.
Como en otras oportunidades, este sismo vuelve a poner sobre la mesa un tema sobre el que, en otras oportunidades, ha insistido el Servicio Geológico Colombiano (SGC): es clave que el país construya una cultura de lo que implica vivir en una zona sísmicamente activa.
Tal y como le recordaba a este diario hace un par de años Julio Fierro, director del SGC, “Bogotá tiene una historia sísmica que habla de esa ocurrencia de eventos fuertes y recuperar la memoria no es para que la gente esté en una zozobra continua, sino para que seamos muy rigurosos con la aplicación de las normas de sismo resistencia y, en lugares adyacentes a los Andes del país, como Yopal”.
Ante la imposibilidad de predecir si va a ocurrir un sismo en determinado lugar, lo clave, añadía, que debe hacer el país es saber que “estamos en una zona sísmicamente activa (...) Hay que construir memoria y una cultura de lo que implica vivir en una zona sísmicamente activa”, como ya existe en otros países como México, Chile o Japón.
También en California, donde, llaman Big One a un sismo muy fuerte. Allí, en palabras de Fierro, se sabe qué va a suceder porque “hay una historia, porque esa historia está registrada y porque está en la memoria de los californianos el hecho de que han sucedido sismos destructivos”.
Construir esa memoria también implica, añadía el director del SGC, tener simulacros más frecuentes que “nos entrenen para saber qué hacer en uno de estos eventos”. El punto importante, a sus ojos, es que como país debemos estar preparados, especialmente ciudades como Bogotá, que ha resultado afectada en otras oportunidades. Por ejemplo, con el sismo de 1785.
La gran pregunta es si, además de saber con precisión qué hacer cuando ocurren estos eventos, el país cumple a cabalidad con las normas de sismorresistencia, vitales para evitar que haya una tragedia cuando la magnitud de los sismos es alta. Por el momento, decía Fierro en aquel entonces, hay “una buena tasa de optimismo”, pues en sismos ocurridos en años recientes, como el del 24 de mayo de 2008, que tuvo epicentro en Quetame, o el del 2015, cuyo epicentro fue cerca a Río Negro, Santander, no hubo ningún colapso.
¿Por qué Colombia es un territorio sísmicamente activo?
Según un documento del SGC sobre sismos en Colombia, nuestro país es sísmicamente activo debido a su configuración geológica y tectónica. Hay diferentes placas que están en contacto (Nazca, Sudamérica y Caribe), y esto hace que se generen sismos en la mayor parte del territorio.
Sin embargo, se lee en el documento el SGC, “la mayoría de la actividad sísmica se concentra en la zona del Pacífico, debido a la subducción de la placa de Nazca debajo de la placa Sudamericana, lo que da lugar a la formación de la fosa submarina en el Pacífico y a la cadena volcánica de los Andes; la zona en la que la placa Caribe se subduce debajo de la placa Sudamericana; y la zona conocida como el Nido Sísmico de Bucaramanga”.
Los Santos, de hecho, es el sitio donde ocurre el 60% de los sismos de Colombia. ¿Por qué? De acuerdo con el SCG, cerca a Los Santos está el llamado “Nido Sísmico de Bucaramanga”,una “región en donde se puede observar una concentración inusual de actividad sísmica de manera más o menos continua”. De hecho, en el mundo, únicamente existen tres: el de Bucaramanga, el de Vrancea (Romania) y el de Hindu-Kush (Afganistán).
Se estima que, en promedio, en el país puede haber 2.500 sismos al mes.
¿Es posible predecir un sismo?
No. No es posible predecir un sismo. Según explicaba Fierro en aquella entrevista que tuvo con el Espectador, “un sismo se genera por una acumulación de energía a profundidades muy grandes en el subsuelo que no podemos controlar; no podemos saber en qué lugar de unas fracturas que hay en la corteza se puede estar acumulando esa energía. Eso no lo podemos diagnosticar porque está en el subsuelo y porque tendríamos decenas de miles de kilómetros cuadrados por revisar”.
De hecho, ni siquiera países con tecnologías avanzadas como Japón, en donde los sismos son importantes, lo pueden hacer. “Es muy difícil para el ser humano estar haciendo un monitoreo del subsuelo que permita saber en dónde hay una acumulación de energía”.
En otras palabras, como se lee en un documento del SGC, “todavía no existe un método comprobado científicamente que permita predecir la ocurrencia de un sismo en un sitio, así como su magnitud. Incluso, si se lograra determinar dónde va a ocurrir, no se podría determinar los efectos que tendría en la superficie”.
Lo que sí se puede saber con cierta rapidez es dónde se produjo el sismo, gracias a la Red Sismológica Nacional de Colombia, que, hasta 2023, estaba compuesta por 159 estaciones transmitiendo en tiempo real,
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