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Los esfuerzos para comprender la compleja asociación entre el uso de las redes sociales y la salud mental se han centrado en la depresión, pero ha habido poca investigación sobre otras formas de efecto negativo, como la irritabilidad y la ansiedad. Al menos así lo creen los autores de una investigación publicada el 8 de enero en JAMA Network Open. La pregunta fue una: ¿el uso de las redes sociales por parte de los adultos se asocia con la irritabilidad o la propensión a la ira?
Para responder a esta pregunta, los investigadores diseñaron un estudio de encuesta en línea que se realizó entre el 2 de noviembre de 2023 y el 8 de enero de 2024. Usaron un proveedor comercial de encuestas en Estados Unidos llamado PureSpectrum, que tiene acceso a varios paneles de personas, es decir, grupos de personas dispuestas a participar en estudios.
El diseño de la investigación no fue aleatorio, lo que significa que no seleccionaron participantes de manera completamente al azar. En lugar de eso, los científicos aplicaron un “muestreo no probabilístico” con cuotas, lo que significa que aseguraron que los participantes representaran de manera equitativa características como género, edad, raza y etnia en cada estado de los Estados Unidos. De esta manera, se intentó reflejar de forma más precisa a la población general de ese país. En las 2 oleadas de la encuesta, hubo 42.597 participantes.
Para mejorar la calidad de los datos, los investigadores incluyeron preguntas de control y preguntas abiertas para asegurarse de que las respuestas fueran fiables y que no provinieran de encuestados automáticos o poco comprometidos. En cuanto a las preguntas que se hicieron, se recopilaron datos sobre las características sociodemográficas de los participantes (edad, género, educación y empleo) y sobre su uso de redes sociales.
Las preguntas sobre redes sociales indagaban sobre el uso de plataformas como Instagram, Twitter, Facebook o TikTok, y con qué frecuencia las usaban o publicaban en ellas. Los investigadores analizaron cómo varía el uso de estas redes en función de la frecuencia con que las personas acceden a ellas y publican contenido.
Algo muy importante es que el afecto negativo, que incluye emociones como la irritabilidad, la ansiedad y la depresión, se midió utilizando tres pruebas validadas para detectar estos problemas en personas que no están hospitalizadas. Para evaluar la irritabilidad, se utilizó la Prueba Breve de Irritabilidad (BITe5), que consta de 5 afirmaciones relacionadas con cómo se ha sentido la persona en las últimas dos semanas. Algunas preguntas incluyen: “He estado de mal humor” o “Las cosas me han estado molestando más de lo normal”. Los participantes responden en una escala que va de 1 (nunca) a 6 (siempre), y luego se suman las respuestas para obtener un puntaje total entre 5 y 30. Un puntaje más alto indica mayor irritabilidad.
La depresión se midió con el Cuestionario de salud del paciente de 9 ítems (PHQ-9), que incluye preguntas sobre síntomas típicos de la depresión, como la tristeza y la falta de energía. Los participantes califican sus síntomas en una escala del 0 (nunca) al 3 (casi todos los días). Si el puntaje total es 10 o más, se considera que la persona podría estar experimentando depresión moderada o más grave. Por último, para medir la ansiedad, se utilizó una prueba llamada Prueba de detección del trastorno de ansiedad generalizada (GAD-2), que consta de dos preguntas clave. Con respuestas en una escala similar (de 0 a 3), un puntaje de 3 o más sugiere que la persona podría tener ansiedad.
La gente enojada
En total, 33.325 de los 42.597 encuestados (el 78,2 %) informaron el uso diario de al menos 1 plataforma de redes sociales, incluidos 6.037 (14,2 %) que la usan una vez al día, 16.678 (39,2 %) que la usan varias veces al día y 10.610 (24,9 %) que la usan la mayor parte del día. “Descubrimos que los usuarios frecuentes de las redes sociales experimentaron mayores niveles de irritabilidad, más allá de lo que se explica por la depresión o la ansiedad”, escriben los autores de la investigación.
Primero, analizaron la cantidad de tiempo que las personas pasan en las redes sociales. Descubrieron que el uso más de una vez al día se asociaba con un aumento en la puntuación de irritabilidad de 1,43 puntos en la escala BITe5. Para aquellos que usaban las redes sociales la mayor parte del día, el aumento fue aún más significativo: 3,37 puntos. Al ajustar los resultados considerando los síntomas de depresión y ansiedad, el aumento en la irritabilidad fue menor, pero siguió siendo notable: 0,38 puntos para el uso más de una vez al día y 1,55 puntos para el uso durante la mayor parte del día.
Luego, los investigadores examinaron cómo el uso de plataformas individuales como Instagram, Twitter, Facebook y TikTok influía en la irritabilidad. Para aquellos que usaban estas plataformas la mayor parte del día, se observaron aumentos significativos en la irritabilidad: Twitter (0,67 puntos), TikTok (1,69 puntos), Instagram (0,69 puntos) y Facebook (1,40 puntos). Cuando se ajustaron los resultados considerando los síntomas depresivos y ansiosos, los aumentos en la irritabilidad fueron más modestos, pero todavía significativos, para plataformas como Instagram, TikTok y Facebook.
El estudio también investigó si el interés por las opiniones políticas en las redes sociales influía en la irritabilidad.
Las personas que discutían política varias veces al día mostraron un aumento en la irritabilidad de 1,20 puntos. En cuanto a seguir las noticias políticas, incluso de forma ocasional, se asoció con una pequeña disminución en la irritabilidad. Sin embargo, no se observaron diferencias significativas según la afiliación política de los participantes. Finalmente, se analizó la participación activa en las redes sociales, en términos de cuán frecuentemente las personas publican. Los resultados mostraron una relación clara de “dosis-respuesta”, donde a mayor frecuencia de publicación, mayor irritabilidad. Es decir, aquellos que publicaban con mayor frecuencia mostraban un aumento proporcional en su irritabilidad.
“Nuestros hallazgos sugieren la naturaleza crítica de considerar la irritabilidad como una forma importante de valencia negativa por derecho propio. Como tal, la observación de que los altos niveles de uso de las redes sociales se correlacionan con la irritabilidad puede tener otras consecuencias en el mundo real que ameritan un estudio más profundo”, señalan hacia al final. Es decir, los investigadores destacan que la irritabilidad debería ser vista como una emoción importante y no solo como un síntoma relacionado con otras condiciones, como la depresión o la ansiedad. Al notar que las personas que usan mucho las redes sociales tienden a ser más irritables, los autores sugieren que este comportamiento podría tener efectos más amplios en la vida cotidiana, que aún no se han explorado lo suficiente.
Algo importante de esta investigación son sus limitaciones. Los autores reconocen que no se puede determinar una relación de causa y efecto debido a que el estudio se basó en un diseño transversal. Esto significa que no se puede afirmar con certeza si el uso de las redes sociales causa irritabilidad, o si, por el contrario, las personas que ya son más irritables tienden a usar las redes sociales más a menudo. Además, la relación entre el uso de redes sociales y el estado de ánimo es probablemente más compleja y puede ir en ambas direcciones. Por ejemplo, se ha sugerido que algunas redes sociales y sus algoritmos están diseñados para generar indignación en los usuarios con el fin de mantenerlos más tiempo en la plataforma, lo que podría empeorar su estado emocional.
También es importante señalar que el estudio no analizó el contenido específico que los participantes consumían en las redes sociales, por lo que no se puede vincular la irritabilidad con tipos específicos de contenido.
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