El comunicado de la Aeronáutica Civil colombiana que advierte de eventuales interferencias en los sistemas debido, según pudo confirmar El Espectador, a las llamaradas solares que ha registrado la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés), de Estados Unidos, han generado preguntas alrededor de las llamadas tormentas solares. ¿Qué es una tormenta solar? ¿Cómo nos afecta?
En palabras sencillas, una tormenta solar es una explosión de energía y partículas que el Sol lanza al espacio. Ocurre cuando los campos magnéticos del Sol, que están enredados como si fueran cabellos despeinados, se estiran y retuercen mientras el Sol gira. Su ecuador gira más rápido que los polos, lo que causa tensión en esos campos. Cuando esa tensión se vuelve muy fuerte, los campos se rompen y se reorganizan de golpe (esto se llama reconexión magnética), liberando una enorme cantidad de energía al espacio.
Algo importante de aclarar es que una llamarada solar y una tormenta solar no son lo mismo, aunque están relacionadas. La llamarada solar es una explosión repentina de energía en la superficie del Sol que libera radiación en forma de luz, rayos X y ultravioleta, y cuyos efectos pueden sentirse en la Tierra en pocos minutos. En cambio, la tormenta solar es un fenómeno más amplio que puede incluir llamaradas, pero también eyecciones de masa coronal —grandes nubes de partículas cargadas— que viajan por el espacio.
Las llamaradas solares son las explosiones más potentes del sistema solar; las más grandes, dice la NASA, pueden tener una energía tan grande como mil millones de bombas de hidrógeno. Al dirigirse hacia la Tierra, puede crear una perturbación importante en el campo magnético terrestre, denominada por los científicos como tormenta geomagnética, que puede producir efectos como cortes de radio, cortes de electricidad y auroras. Sin embargo, no causan daño directo a nadie en la Tierra, ya que el campo magnético y la atmósfera de nuestro planeta nos protegen de las peores tormentas.
El último reporte de la NASA indica que la llamarada solar más reciente alcanzó su punto máximo hace una semana, a las 4:25 a.m. (ET) del pasado miércoles 14 de mayo. En ese momento, el Observatorio de Dinámica Solar de la agencia capturó una imagen del evento. La llamarada se clasifica como X2.7, donde “la clase X indica las llamaradas más intensas, mientras que el número proporciona más información sobre su intensidad”, explica la NASA.
Las tormentas solares y sus fenómenos relacionados experimentan fluctuaciones con el ciclo de actividad solar de 11 años. Cada 11 años, aproximadamente, el Sol pasa por períodos de mayor o menor actividad, conocidos como máximo solar y mínimo solar. Durante el máximo, la superficie solar presenta más manchas, llamaradas y eyecciones de masa coronal, lo que aumenta la probabilidad de tormentas que pueden afectar la Tierra. En el mínimo solar, el Sol está más tranquilo y estos eventos son menos frecuentes.
La NASA cuenta con una flota de naves espaciales dedicadas a estudiar la actividad solar y su impacto tanto en la Tierra como en otros planetas. Estas misiones forman parte del programa de heliofísica, que se enfoca en entender cómo el Sol influye en su entorno. Algunas de estas naves, como SOHO (una colaboración entre la NASA y la Agencia Espacial Europea), SDO y STEREO, observan continuamente el Sol desde diferentes ángulos, monitoreando manchas solares, regiones activas y eyecciones de masa coronal: enormes nubes de partículas solares que viajan por el espacio. En órbita terrestre, misiones como GOLD y AWE investigan cómo la radiación solar afecta nuestra atmósfera. Más allá de la Tierra, dos sondas THEMIS-ARTEMIS analizan el entorno espacial alrededor de la Luna, mientras que en Marte, el rover Curiosity mide la radiación solar que alcanza la superficie, y la futura misión ESCAPADE estudiará cómo el Sol afecta la atmósfera y la magnetosfera.
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