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Un estudio, publicado en la revista Nature, analizó los factores que influyeron en la evolución genética del cerebro humano, así como en la influencia que tienen estos factores en el crecimiento y desarrollo del cerebro y la anatomía humanas. Los investigadores encontraron que son los factores ecológicos, y no sociales, los que más influencia tienen.
El estudio de Mauricio González-Forero y Andy Gardner partió de una incógnita que, a la fecha, sigue intrigando a biólogos evolucionistas y estudiosos del cerebro por igual: ¿por qué la evolución decidió darnos un cerebro extremadamente grande y con un costo metabólico tan fuerte como el que tenemos? ¿por qué la genética permitiría la existencia de seres como las crías humanas, totalmente dependientes de sus cuidadores por más de una década?
Hay tres hipótesis que responderían a esa pregunta: una que asegura que debido a los del ambiente, como la búsqueda de alimento, estarían tras ese crecimiento. Otra, la social, que dice que para el desarrollo de las complejas redes de relaciones humanas, un cerebro con mayor capacidad cognoscitiva sería ideal. Y una tercera, la cultura, asegura que fueron ambos factores los que inflaron nuestros cerebros tres veces desde nuestros antepasados, los Australopitecus.
Pero, ¿quién tiene la razón?
La respuesta es esquiva, sobre todo porque no tenemos forma de mirar de forma fidedigna qué pasó hace millones de años. Además, los modelos usados para responder a este tipo de preguntas combinan algunos datos estadísticos –tamaño del cerebro, número de individuos en el grupo, etc– pero esos datos, por sí solos, no dan suficiente información para zanjar la discusión.
Por eso, los investigadores Gonzalez Forero y Gardner decidieron analizar la cuestión desde una perspectiva poco explorada: el metabolismo, es decir, los proceso de consumo de energía en el cuerpo.
Los investigadores diseñaron un modelo que, basándose en principios biológicos y físicos, permitiera concluir a qué factores corresponden los tamaños de los cerebros humanos. Si, por ejemplo, al introducir ciertos datos el resultado e sun modelo de cerebro humano cuyo peso y tamaño no corresponde con la evidencia, ese modelo –esa “fórmula”– es descartada.
Fue así como González-Forero y Gardner revelaron que los factores medio ambientales tuvieron una fuerte influencia en el crecimiento del cerebro humano. De acuerdo con su análisis, cuando en el modelo se le daba un 60% de importancia a la adaptación al medio ambiente, el modelo arrojó un cerebro con bastantes características del humano.
Por el contrario, los retos sociales tuvieron poco peso. La competencia con otros grupos por recursos apenas alcanzó un 10% de importancia en el mejor modelo. Esto, porque aquellos cerebros y cuerpos adaptados a la competencia, suelen tener cuerpo muchísimos más grandes en relación con el tamaño del cerebro que el de los humanos. En cambio, la colaboración alcanzó una importancia bastante significativa, con un 30% de relevancia en los cálculos.