El Servicio Geológico Colombiano (SGC) acaba de publicar un breve reporte en el que señala cuál ha sido la cantidad de sismos que se presentaron en los últimos días en el país y cuáles de ellos fueron relevantes.
Según la entidad, entre el 16 y el 29 de mayo, se presentaron en Colombia 892 sismos, aunque solo dos de ellos tuvieron una magnitud mayor a 4. Uno se presentó el 22 de mayo en el océano Pacífico, en frente de la costa del departamento del Cauca. Ocurrió a las 11:52 de la noche y una buena cantidad de personas reportaron haberlo sentido. Su profundidad fue de 145 kilómetros.
El otro sismo que tuvo una magnitud de 4 ocurrió en Los Santos, en Santander, el 17 de mayo, a las 4:41 a.m. Ese municipio, como ha explicado el SGC en varias oportunidades, está muy cerca al Nido Sísmico de Bucaramanga, región en donde se puede observar una concentración inusual de actividad sísmica de manera más o menos continua.
De hecho, en el mundo, únicamente existen tres: el de Bucaramanga, el de Vrancea (Romania) y el de Hindu-Kush (Afganistán).
Como se lee un artículo del Boletín de Geología de 2018, publicado por Francia Jullyette Sepúlveda-Jaimes y Francisco Henry Cabrera-Zambrano, integrantes del Grupo de Investigación en Geofísica y Geología, PANGEA, de Universidad de Pamplona, la alta actividad sísmica se debe, posiblemente, a la colisión de la Placa de Nazca con la Placa Caribe bajo la Placa Suramericana.
Además de los eventos en Los Santos y en el Pacífico, para el SGC hubo otro par de sismos relevantes, aunque su magnitud fue menor a 4. Uno se presentó el municipio de Roncesvalles, en Tolima, el 18 de mayo, a la 1:17 a.m. Su magnitud fue de 3,8 y hubo más de 500 reportes de personas que lo sintieron.
El segundo ocurrió en San Pedro, Tolima, el 28 de mayo, a las 11:12 a.m. Su magnitud fue de 2.5.
Aunque estas cifras a veces conduzcan a pensar que en Colombia está “temblando” más que en otras décadas, lo cierto es que no es así. Como lo explicaba a este diario en otra oportunidad Julio Fierro, director del SGC, lo que sucede es que hoy el país tiene más estaciones que permiten saber muy rápido donde se presentan los sismos. Además, es muy fácil enterarse por la constante interacción informática.
Lo que es clave, señalaba, es que Colombia construya una cultura de lo que implica vivir en una zona sísmicamente activa.
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