Un misterioso fósil desafía la creencia de que los humanos fuimos los primeros en poblar el Tíbet

Los restos de una mandíbula, hallados en el Tíbet, son los primeros restos de los denisovanos hallados por fuera de una cueva en Siberia. El hallazgo apoyaría la teoría de que mientras los neandertales poblaron Europa, este grupo se extendía por Asia.

Redacción Ciencia con información de N+1
03 de mayo de 2019 - 06:07 p. m.
Su ADN no se conservó, pero los arqueólogos examinaron los proteomas de su dentina, el segundo tejido más duro del cuerpo, y hicieron un árbol filogenético. / Dongju Zhang / Lanzhou University
Su ADN no se conservó, pero los arqueólogos examinaron los proteomas de su dentina, el segundo tejido más duro del cuerpo, y hicieron un árbol filogenético. / Dongju Zhang / Lanzhou University

En 2010, en una cueva al sur de Siberia llamada Denisova, científicos encontraron cinco fragmentos de fósil de una especie de homínido hasta entonces desconocida. La poca información que logró extraerse permitió concluir que se trataba de una especie desconocida: en honor al lugar en donde fueron hallados, los llamaron los denisovanos.

Y aunque se sospechaba que esta especie, extinta hace 50.000 años, había poblado buena parte de Asia, no había evidencia que soportara dicha hipótesis. Eso, hasta esta semana, cuando una investigación publicada en la revista Nature demostró la primera evidencia de fósiles de esta especie por fuera de dicha cueva.

Puntualmente, los investigadores Dongju Zhang, de la Universidad de Lanzhou, y Jean-Jacques Hublin, paleoantropólogo del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva,  y sus Fahu Chen, de la Academia de Ciencias China, Dongju Zhang, de la Universidad de Lanzhou, revelaron que una mandíbula con dos dientes, encontrada en 1980 en la meseta del Tibet, también pertenece a un denisovano que vivió hace 160.000 años.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores extrajeron proteínas de colágeno de uno de los dientes del fósil. El orden en el que aprecieron sus aminoácidos, no solo fue coherente con aquella extraída de los fósiles de Siberia en 2010, sino que no se parecía a la de otras especies de homínidos que habitaban la Tierra por esas épocas.

Este hallazgo pone en duda la idea de que fue nuestra especie, el Homo Sapiens, el primero en subir hasta el Tíbet, la cordillera más elevada del mundo.

Una especie sin rostro

Recordemos que hace 100.000 años, cuando nuestra especie daba sus primeros pasos sobre la Tierra, había por lo menos media docena de especies similares a nosotros con quienes convivíamos, peleamos y hasta teníamos relaciones sexuales. Los denisonovanos serían una de esas especies pero, hasta ahora, es una de las más misteriosas, debido a los pocos fósiles que se han encontrado.

En 2010, tras el descubrimiento de los primeros fósiles, los investigadores lograron extraer información genética de un diente que, por su tamaño y composición química, pudo pertenecer a una niña de 7 años. Esta información demostró que los denisovanos se encontraron con los homo sapiens de Asia, Australia y Melanesia y tuvieron sexo con ellos.

Pero esos datos no permitían hacernos una imagen clara de cómo se veían los denisonovanos. La nueva mandíbula, conservada durante 39 años por un monje budista antes de donarla a una universidad china, sí permite “trazar” una imagen un poco más clara del aspecto de este pariente.

“A juzgar por la mandíbula y lo que sabemos de otros fósiles ya conocidos de China como Maba [sur de China], Xujiayao [norte] y Penghu [Taiwán], que también pueden ser de denisovanos, estamos ante unos humanos muy parecidos a los de la Sima de los Huesos [en Atapuerca, Burgos], con una cabeza grande, los arcos de las cejas muy marcados, dientes voluminosos y frente huidiza”, explica Hublin.

Por Redacción Ciencia con información de N+1

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