Un asteroide de entre 1 y 3 metros de longitud orbitó la Tierra a una distancia muy cercana, pero casi pasa desapercibido. Se trata del 2025 TF, que atravesó muy cerca de la atmósfera de nuestro planeta el pasado 1 de octubre.
Su paso se registró sobre la Antártida y, de no ser por científicos de la Agencia Espacial Europea (ESA, por su sigla en inglés) y el programa Catalina Sky Survey, no nos hubiésemos enterado.
El 2025 TF se encontraba a 428 kilómetros de la superficie de la Tierra en su momento de mayor acercamiento. Para hacerse una idea de la distancia, es similar a órbita en la que se encuentra la Estación Espacial Internacional, una de las naves más importantes para la astronomía, que oscila entre los 370 y los 460 kilómetros sobre la superficie del planeta.
Por su diámetro muy pequeño, es aún más difícil de detectar para los sistemas de observación. “Objetos de este tamaño no representan un peligro significativo. Pueden producir bolas de fuego si impactan la atmósfera terrestre y podrían dar lugar al descubrimiento de pequeños meteoritos en el suelo”, dijo la ESA en un comunicado.
El objeto, sin embargo, no alcanzó a entrar en la atmósfera, por lo que siguió su recorrido por el espacio. Esto se estableció gracias a la observación por parte de los científicos, haciendo uso del telescopio de la misión Cumbres Blancas, que se encuentra en Australia. La detección ocurrió horas después de su paso más cercano.
“Rastrear un objeto de escala métrica en la vasta oscuridad del espacio, cuando su ubicación aún es incierta, es una hazaña impresionante. Esta observación ayudó a los astrónomos a determinar la distancia y el tiempo de aproximación indicados anteriormente con gran precisión”, explicaron en el documento.
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