Publicidad

Una especie de ave compartiría una característica que se creía única en humanos

Un estudio dio indicios de imitación externa en una especie no humana, aunque se necesitan más investigaciones para tener evidencia robusta.

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
05 de septiembre de 2025 - 09:36 p. m.
Guacamayas de garganta azul (Ara glaucogularis).
Guacamayas de garganta azul (Ara glaucogularis).
Foto: Loro Parque, Adrián Azcárate
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

Hay una parte del aprendizaje de los humanos que depende en gran medida de la interacción y la observación de otros de nuestra especie. Los gestos, la forma de movernos y hasta las habilidades para desempeñar algunas tareas simples, como llevarnos la comida a la boca con un cubierto, son algunos ejemplos.

La ciencia tiene un nombre para esta forma de aprender. Se conoce como imitación externa y se basa en la observación que las personas hacen de la interacción entre otros individuos como un tercero. Es decir, se diferencia de aquello que nos enseña directamente otra persona.

Un artículo publicado recientemente en la revista Scientific Reports explica que, hasta ahora, la evidencia más robusta sugiere que esta es una evolución restringida a los humanos.

Sin embargo, los perros han sido la única especie distinta a los humanos en la que se había evaluado ese comportamiento. Se encontró, por ejemplo, que aunque tienen la capacidad de aprender a partir del entrenamiento humano y repetir comportamientos con base en este, no podían aprender espontáneamente observando a otros de su especie.

Los científicos quisieron poner esto a prueba en otra especie. Lo evaluaron en guacamayos de garganta azul (Ara glaucogularis), una especie silvestre, pero que se encuentra en grave riesgo de extinción. Para su experimento analizaron a 11 individuos que se encuentran en cautiverio, seis como grupo de prueba y otros cinco como grupo de control.

El reducido tamaño de la muestra convierte a este estudio solo en un primer indicio, y no una evidencia generalizable a toda la especie, como reconocen los autores. Aun así, los resultados sorprendieron a los científicos.

El experimento consistió en permitir que el grupo de prueba de seis guacamayas vieran a un individuo entrenado hacer movimientos como respuesta a comandos que un humano le daba. Estos movimientos no son comunes en las guacamayas. El grupo de control no observaba al individuo entrenado.

Al intentar enseñarle a las guacamayas los movimientos, en grupo que observó al individuo entrenado aprendió más rápido los movimientos en comparación con el grupo de control. Además, los primeros imitaban algunos movimientos incluso antes de recibir órdenes o recompensas por parte de los humanos, según explican en el estudio.

“Nuestros hallazgos demuestran que la imitación de terceros, incluso para acciones intransitivas, existe fuera de los humanos, lo que permite una rápida adaptación a los comportamientos específicos del grupo y, posiblemente, a las convenciones culturales en los loros”, escriben en el artículo.

A pesar de esta evidencia, los científicos reconocen que se necesitan más investigaciones para determinar si se trata de un comportamiento general en la especie, incluso en individuos que viven en libertad, y si hace parte de la evolución de estas guacamayas.

👩‍🔬📄 ¿Quieres conocer las últimas noticias sobre ciencia? Te invitamos a verlas en El Espectador. 🧪🧬

Conoce más

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscríbete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.