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Haciendo País

Apuntes de la Paz Total II: Reformular el diagnóstico para una Paz total

William Andrés Mesa Cárdenas**
06 de marzo de 2023 - 10:20 p. m.

Gran parte de los desafíos que no solo enfrenta el Gobierno Nacional para la construcción de la política de la paz total, sino también que tenemos los investigadores, académicos y periodistas, lo constituye la dificultad para clasificar la diversidad de los grupos armados ilegales que operan actualmente en el país. Por un lado, las explicaciones que en el pasado atendían a determinar y explicar el conflicto armado en una lógica dual entre grupos insurgentes y contrainsurgentes, permitía ciertas garantías para analizar los grupos e incluso para establecer si las categorías en un hipotético proceso de paz se realicen por medio de un acuerdo o un sometimiento a la justicia. En este aspecto, nuevamente las dualidades jugaban un papel fundamental en perspectiva de si estos grupos son “políticos” o “no políticos”, “narcos” o no “narcos” o si estos grupos son criminales y que tanto de criminalidad o política tienen.

Este maniqueísmo interpretativo actualmente imposibilita considerar un diagnóstico complejo para la comprensión del “calentamiento gradual” en varios territorios del país que tras los acuerdos de paz de la Habana se han convertido en procesos endémicos de violencia, que probablemente como establece el profesor Francisco Gutiérrez nos este llevando a un nuevo ciclo de la guerra en el país.

Desprenderse de los dualismos debe ser uno de los primeros elementos que permitan una visión más aguda sobre el proceso de caracterización de los grupos armados ilegales, las dinámicas de hibridación que estos han tenido -piénsese en el Clan del Golfo como mutación entre excombatientes del EPL y los emergentes grupos neoparamilitares como efectos de Justicia y Paz (2005-2007) -, los matices de su operatividad territorial, la relación entre política e ideología, las economías subterráneas pero también las articulaciones entre microeconomías legales e ilegales que conforman las macroeconomías de enclave y que sustentan todo el aparato financiero y económico de estos grupos. Este último aspecto es importante, ya que no todas las expresiones de las economías ilícitas son violentas y de hecho, el tratamiento por parte del Estado es desigual dependiendo los actores insertos en estas economías, no es el mismo trato que da el aparato punitivo –incluyendo la legislación penal y la cárcel- a los propios campesinos cocaleros, pasando por los narcobróker, los intermediarios hasta los consumidores.

Esto de hecho sigue siendo un paradigma difícil de romper, ya que las explicaciones sobre la narcotización del conflicto no son sustentables como teoría total, hay mucho más que explicar en la relación entre los mercados de la cocaína, los grupos armados y la regulación armada de la violencia. A la par, considerar el aspecto transfronterizo del conflicto, y no solo en las cadenas de relacionamiento que por ejemplo el Clan del Golfo sostiene con más de 28 países y una decena de carteles y mafias internacionales, sino también las relaciones construidas por el ELN como una guerrilla binacional, indican sin lugar a dudas, que debemos repensar las preguntas, desajustar las metodologías maniqueas y descentrar varios aspectos de nuestra interpretación del conflicto.

Ante tamaña complejidad, me gustaría establecer algunos elementos analíticos que posibilitan, precisamente afinar la perspectiva y construir un diagnóstico aunque complejo, necesario.

Sabemos que la construcción de las gobernanzas criminales en los territorios se han constituido no solo en las zonas de ausencia institucional –en todos los sentidos- sino también la operatividad de los grupos en las márgenes del país, siendo precisamente las márgenes un enfoque que pueda visibilizar interacciones entre los grupos violentos ilícitos (acuerdos comerciales, acuerdos de seguridad, competitividad, alianzas, dinámicas de enemistad-amistad- y efectivamente las relaciones con la sociedad civil. En definitiva son las márgenes del país las que no reflejan los procesos de transición de la violencia a la paz.

Se hace vital evaluar los niveles de oferta y bienes duros en transferencia hacia el Estado, entre estas por ejemplo la seguridad y ciertamente su percepción en las comunidades, pues se ha planteado erróneamente que los focos de las violencias en territorios son los espacios donde el conflicto es visible (patrones de combate, disputas armadas, paros armados, asesinatos selectivos etc.) pero sabemos que los grupos armados ilegales también crean órdenes no estatales que configuran todo un tejido de parainstitucionalidad, siendo así que el control de ciertas zonas no desembocan necesariamente en estas violencias visibles, sino que crean redes de control social y coacción, exacerbando por ejemplo la impunidad. Esto de hecho, tiene que ver también con las interacciones antes señaladas entre los grupos armados ilegales, la sociedad civil y el Estado.

Ahora, desajustar rentas criminales que sostienen también el paso por el desmonte de los portafolios de recursos criminales de las organizaciones como la minería ilegal, la trata de personas y el control territorial de micro acciones ilícitas como la extorsión, que ciertamente, y desde un enfoque de márgenes, evidencia las relaciones de estos grupos de gran impacto con procesos de tercerización de pandillas locales. Considero este tema neurálgico, pues los procesos sean de negociación o sometimiento de los grupos armados ilegales, no son suficientes si se mantienen los altos incentivos para las actividades económicas ilícitas y la imposibilidad por ejemplo, que el Estado cumpla lo pactado en los territorios. Allí también es necesario el combate a la pobreza estructural.

Finalmente lo multi-local podría ser un enfoque que nos posibilite pensar las trayectorias de los grupos armados ilegales en los territorios, las relaciones comerciales ilícitas, los pactos de estos grupos con los poderes políticos locales, visibilizando las particularidades de los conflictos localizados y la relación conflicto-recurso, permitiendo una construcción a modo de bisagra para comprender el actual conflicto y su dinámica entre lo local y lo nacional.

*Este es el segundo artículo de la serie Apuntes de la Paz Total, que surgió tras un encuentro académico ocurrido en la última semana de enero de 2023 en el Instituto Latinoamericano de Berlín, en Alemania. El evento reafirmó los lazos de la cooperación bilateral entre Alemania y Colombia, en la que la educación y la ciencia vienen tomando fuerza y conquistado nuevos espacios.

** Doctorando en Estado de Derecho y Gobernanza Global. Ha realizado estancias de investigación en Lateinamerika Institut de la Frei Universität en Berlín y el máster en Política Criminal de la Universidad Nacional Autónoma de México- UNAM. Magister en Investigación Social Interdisciplinaria y Licenciado en Ciencias Sociales.

Por William Andrés Mesa Cárdenas**

 

Atenas(06773)07 de marzo de 2023 - 03:01 p. m.
Y dale EE con su entelequia de la paz total pa lo cual sirve de tribuna de todo aquel comunicador social o jurisconsulto en trance de corbata por vender un cuento o utopía. Y todos se empecinan en su enguande. No les bastó con el sonoro fracaso del indigno acuerdo q’ hoy nos tiene como los primeros productores de coca del mundo y amos y señores de la exportación con bandolas q’ asolan la nación.
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