Colombia + 20
Haciendo País

El país que se gesta por medio del amor y la reconciliación

Joan C. López - Columbia University
23 de diciembre de 2023 - 08:00 p. m.

“Donde crece el peligro crece también lo que salva”, cantó Hölderlin en su poema Patmos. Leer a Hölderlin me hace pensar en el deseo que tienen muchos colombianos para el futuro del país. Colombia pasa por un momento especial, donde su gente está debatiendo cómo quiere verse y sentirse como nación.

Como resultado de los testimonios que se han sido revelados al país por medio de la Justicia Especial para la Paz (JEP), la Comisión de la Verdad y tantos otros medios de esclarecimiento, despertamos cada día con más información sobre cómo se ha sostenido y se pretende sostener la guerra en Colombia. El entramado diseñado entre sectores privados, Estado y grupos armados para dar nacimiento y sostener el conflicto armado como proyecto de nación ya no es viable en este país. Al menos desde los años 50 se les fue dado a los colombianos la idea de que debían odiarse por sus diferencias políticas. Que ser liberal o conservador significara que debían odiarse los unos a los otros hasta el punto de querer eliminarse entre sí. Esto fue la semilla que generó la violencia de los 80, 90 y primera década de este siglo.

Qué bueno que con el pasar del tiempo—ese hecho que hace que todo tenga sentido—el viejo discurso de odio generado por unas pequeñísimas y mezquinas elites económicas y políticas ya no tiene cabida en Colombia. Digo esto más por lo que he visto y escuchado viajando por Colombia haciendo etnografía sobre la paz y la guerra que por el romanticismo radical que anima mi trabajo.

La semana pasada estuve en el Centro de Acercamiento para la Reconciliación y la Reparación (CARE), en el municipio de San Carlos, Antioquia. Pastora, Fanny, Yuleidy, María Fernanda, entre otras de sus pilares, han luchado para que San Carlos, después de ser epicentro de una violencia descomunal y del destierro, sea hoy un lugar para la reconciliación y el perdón. El CARE es un museo y un lugar donde el perdón y la reconciliación se convierten en ceremonia. Los artefactos que alberga y las historias que se cuentan dan testimonio del horror que vivió la gente de este municipio. Por otro lado, los relatos que cuenta Pastora Mira y las mujeres que dieron nacimiento a este lugar, nos enseñan y dan aliento sobre la posibilidad del perdón. “Y no hay ceremonia más difícil y más necesaria que la ceremonia del perdón”, nos dice William Ospina.

Cuando les pregunté que qué era el CARE me dijeron que es, “un acto y también un sueño de amor”. Agregando que: “contar el terror también es un acto de amor”, me dijo una de las maestras que ensaña sobre la reconciliación. En el CARE está la sala de los desaparecidos, donde se les rinde tributo y se les da dignidad a las personas que han sido desaparecidas; a las que han encontrado y a las que sus familias siguen buscando. Y: “cuando encontramos a una persona que estuvo desaparecida es muy poderoso para su familia porque esa persona pasa de ser un desaparecido a ser un muerto”, me dijeron.

De ahí la importancia de la búsqueda de la verdad para las víctimas que ha dejado la guerra. “La memoria hay que mantenerla calientica”, agregó María Fernanda, una joven pintora que también es la diseñadora gráfica del CARE. Pasar de ser un desaparecido a ser un muerto abre la posibilidad del duelo, y el duelo como el amor, son los dos hechos más humanos y humanizadores que existen. No hay sociedad en la historia que no tenga una ceremonia de duelo ante sus muertos. Desde el duelo, me explicaron, nace la posibilidad de la reconciliación y el perdón.

Hoy en Colombia se habla más de reconciliación, de paz y de perdón que de guerra. En los lugares donde la violencia impuesta por las pequeñas minorías políticas y económicas hay un deseo de construir un sentido de nación basado en la reconciliación y el amor. Y si bien todavía hay sectores que se aferran al discurso de la guerra y del odio, este ya no tiene cabida donde en algún momento la guerra dictó el curso de la vida… donde los guerreros quisieron imponer el odio, pero salieron vencidos por el amor de los que perdonan.

Si alguien quiere aprender sobre la paz y la reconciliación tiene que visitar el Centro de Acercamiento para la Reconciliación y la Reparación (CARE), en San Carlos. Y todos tenemos el deber de aprender sobre la paz y la reconciliación. Así que uno de mis deseos de fin de año es que todos pasemos por San Carlos y visitemos el CARE. Allá se está gestando una idea de nación que es necesaria para Colombia. Una idea de nación alejada del odio y que cuyas bases son el amor. Es desde estos lugares donde en algún momento creció el peligro donde se está gestando la salvación. Hölderlin tuvo razón.

García Márquez también tuvo razón cuando quiso “poner la felicidad de moda en Colombia” (esto lo dijo en una entrevista), escribió “El amor en los tiempos del cólera”… y en esta historia empieza con un suicidio y la idea que es en la muerte donde está la redención, pero termina con la siguiente frase: “es la vida más que la muerte lo que no tiene límites”. La mayoría de colombianos se ha aferrado a hacer que la vida sea posible en medio de la guerra, y es ahí donde se está gestando un país nuevo, cuyos pilares son la reconciliación, la paz, y por supuesto, el amor.

Por Joan C. López - Columbia University

 

Magdalena(45338)08 de enero de 2024 - 04:46 p. m.
Gracias por compartir esa fe esperanzadora de que algún día podremosconvir en armonía.
usucapion1000(15667)24 de diciembre de 2023 - 08:35 p. m.
AL FIN UNA COLUMNA POSITIVA Y AJENA A APASIOINAMIENTOS PARTIDISTAS MEZQUINOS. FELICITACIONES.
Edgar(40706)23 de diciembre de 2023 - 09:31 p. m.
Lo comparto totalmente.
fpt(2758)24 de diciembre de 2023 - 02:30 p. m.
Muy buena columna, felicitaciones!
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