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A las mujeres las desaparecen, por ser mujeres. La desaparición forzada es una violencia basada en género. Las mujeres no son sólo buscadoras, también son desaparecidas.
La desaparición forzada es una violencia basada en género, las desaparecen por ser mujeres, porque son niñas, porque el patriarcado y el machismo supone que a las mujeres se les puede subordinar, violentar y si son pobres explotar y esclavizar. Las mujeres no son iguales y en sus diversidades se deben ver las motivaciones por las que son desaparecidas, de esta manera se puede lograr una mayor acción de prevención.
Si una de las justificaciones de por qué son desaparecidas, es por estar solas, caminar solas, viajar solas, el tema no es que deban estar siempre acompañadas para que no las desaparezcan, el tema debería ser garantizar un ambiente seguro y esa seguridad humana se logra con cambios sociales, principalmente el paso a una sociedad feminista, lo que supone acabar con las violencias machistas y patriarcales, logrando igualdad de derechos, eliminando la discriminación y la violencia contra las mujeres. Mientras esto se logra, se deben implementar mecanismos de prevención que protejan a las mujeres, a las niñas, de ser desaparecidas.
El centro de la desaparición es el cuerpo, y en el cuerpo de la mujer se dan múltiples violencias. El cuerpo de la mujer como botín de guerra, como objeto de explotación sexual, como escarnio público por ser mujeres transgénero o por ser mujeres que ejercen actividades sexuales pagadas, así como mujeres que optan por ser militantes políticas alzadas en armas, guerrilleras, o por estar en contextos de guerra. Las violencias contra las mujeres encuentran en la desaparición forzada la impunidad, no aparece el cuerpo, entonces para el sistema de justicia no hay prueba para ejercer la persecución penal hacia alguien, pero tampoco buscan a la mujer desaparecida.
La urgencia de prevenir la desaparición forzada de mujeres, está sustentada en que, en lo corrido del 2025, al 31 de agosto, se reportan 679 mujeres desaparecidas en Colombia, según el SIRDEC de Medicina Legal. Y en los últimos 10 años, 11.306 mujeres fueron reportadas desaparecidas, es decir más de 10.000 mujeres desaparecidas después de la firma del último Acuerdo de Paz. Siendo el universo de mujeres desaparecidas en Colombia de 50.899 desde 1937 al 13 de mayo de 2025, de las cuales 37.247 continúan sin ser encontradas. Tenemos un Estadio El Campin, lleno de mujeres desaparecidas.
La primera mujer reportada como desaparecida en 1937, está anonimizada por el SIRDEC, no se conoce públicamente su nombre y su rostro. Pero de la primera mujer de quien se conoce su identidad de manera pública es Ana Cecilia Novoa Gutiérrez, desaparecida en 1957 en Fusagasugá. Le sigue la primera desaparición forzada de una mujer, María Blanca Luz Cuartas Castañeda, en 1967 en Yarumal. Y el primer reporte de una mujer detenida – desaparecida por agentes del Estado es la de Omayra Del Socorro Montoya Henao, en 1977 en Barranquilla. Las tres continúan desaparecidas.
No se puede anonimizar el nombre y rostro de las mujeres desaparecidas, se requiere por lo menos sus nombres, para encontrarlas. ¿Quién está buscando a las más de 37.000 mujeres que siguen desaparecidas? No pueden ser sólo una cifra, se requiere que sean públicos sus nombres y rostros, quiénes son, dónde fueron desaparecidas, qué se está haciendo para encontrarlas. En el caso de las mujeres desaparecidas por agentes del Estado en la década de los 80s, es urgente la orden presidencial para que se abran los archivos militares, de inteligencia y contrainteligencia y se encuentre respuestas sobre su suerte y paradero.
Estas cifras son alarmantes, normalmente se ha dicho que las mujeres son buscadoras, y la mayoría de víctimas desaparecidas son hombres, pero estas cifras nos indican que se debe implementar un enfoque de búsqueda específico para las mujeres, que permita encontrarlas a todas, pero ante todo implementar mecanismos de búsqueda inmediata que evite que se consuma la desaparición, como la creada Ley 2326 de 2023 y su decreto reglamentario 1428 de 2024, conocida como Alerta Rosa, dirigido a prevenir la desaparición forzada de mujeres, de niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Un mecanismo inspirado en la alerta AMBER, que la implementan varios países desde 1996.
Es urgente que se empiece a implementar efectivamente la Alerta Rosa y sea articulada en la Política Pública de Prevención de la Desaparición Forzada, que tiene como tarea el Sistema Nacional de Búsqueda que dirigen el Ministerio de Justicia y la UBPD, con participación de más de quince entidades de gobierno y Estado, responsables todas de garantizar la búsqueda de las todas las personas desaparecidas hasta hoy y prevenir que sigan desapareciendo. Se lleva más de un año tratando de definir un diagnóstico para crear la política pública, cuando estamos sobre diagnosticados en este crimen y el más reciente informe del Comité Contra las Desapariciones Forzadas de la ONU, es uno de esos últimos diagnósticos de problemas y causas que deben ser superadas.
Igual de responsable será para la historia de nuestra humanidad, quien perpetró el crimen como el que lo permitió hacer o el que no hizo lo que debía hacer para prevenirlo o para hallar la solución.
La desaparición forzada de mujeres no es un caso aislado, es una forma de violencia de género que destruye vidas y perpetúa la impunidad. La Desaparición Forzada es parte del ciclo de violencia contra las mujeres. Seguiremos buscando Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición en un país que no nos las garantiza, en especial a las mujeres.
Por todas las mujeres que nos faltan, por las que seguimos buscando y por las que siguen buscando, esperamos que estas líneas contribuyan a agilizar las respuestas institucionales y a constituir una sociedad buscadora, donde prevengamos nuevas desapariciones forzadas de mujeres. No seamos indiferentes ante la desaparición forzada de mujeres, un crimen que no cesa.
Al terminar de escribir esta columna, nos enteramos del fallecimiento de Yanette Bautista, en su memoria y homenaje, que se haga realidad una política pública contra las desapariciones forzadas y se abran los archivos militares, dos de sus causas de lucha como mujer defensora de derechos humanos y mujer buscadora.
*Pablo Cala. Filósofo, defensor de derechos humanos de la Fundación Hasta Encontrarlos. Miembro de la Comisión Asesora del Sistema Nacional de Búsqueda de personas dadas por desaparecidas y víctimas de desaparición forzada, designado por el Ministerio de Justicia a través de la Resolución No. 0793 del 05 de junio del 2024 Ministerio de Justicia y del Derecho