Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Colombia se ubica entre los países más biodiversos del mundo con cerca de 50 mil especies registradas y 31 millones de hectáreas protegidas, además, ocupa los primeros lugares en número de especies de aves, orquídeas, anfibios y mariposas, entre otros.
El conflicto armado en Colombia influyó considerablemente en la degradación de la biodiversidad y sostenibilidad ambiental. El CONPES 3867 señaló que el 58% de la deforestación del país, antes de la firma del Acuerdo de paz, ocurrió en municipios con incidencia del conflicto alta o muy alta; y que el 42% de los parques naturales se vieron afectados por cultivos de coca.
Y desde 2010 aproximadamente el 86% del oro producido provino de la explotación ilícita de minerales lo que produce la liberación de 75 toneladas de mercurio a los ríos dejando a Colombia como el tercer país con más liberaciones de este metal en el mundo, después de China e Indonesia.
Lea: Catastro para la paz y la modernización en Colombia
El acuerdo de paz priorizó 170 municipios priorizados para implementar Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET). Dichos programas conciben un recetario de medidas para transformar los territorios más afectados por el conflicto armado, propiciar condiciones de bienestar para su población, promover la protección de la riqueza pluriétnica y multicultural y convertir al campo en un escenario de reconciliación armónico con el medio ambiente.
Y es que de acuerdo con una investigación del Instituto Alexander von Humboldt, esta geografía de la “Colombia profunda” tiene un área aproximada de 39 millones de hectáreas. En esta extensión se encuentra el 21% de los páramos y el 26,3% de los humedales del país, este último con más de 5,7 millones de hectáreas que son el hábitat de anfibios, reptiles, aves e insectos que cumplen funciones para regular y equilibrar los ecosistemas.
A principios de 2018 nace el Programa Colombia Sostenible (PCS), una iniciativa de la Nación y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) con un presupuesto de 100 millones de dólares que ejecutamos en el Fondo Colombia en Paz (FCP) para promover la conservación de la biodiversidad, el desarrollo rural sostenible y el fortalecimiento de capacidades de las organizaciones de pequeños productores en municipios PDET como contribución al cumplimiento del Punto 1 del Acuerdo: Reforma Rural Integral.
Lea también: ‘La verdad’ de Mancuso y la importancia de los datos para la paz de Colombia
En la actualidad el Programa tiene un portafolio de 200 proyectos agroambientales -elegidos mediante convocatoria pública- en los que participan más de 37.000 familias campesinas, indígenas y afrocolombianas, entre las que se cuentan mujeres, jóvenes, víctimas, personas con discapacidad y firmantes de paz comprometidos con la protección de los recursos naturales.
Con esta intervención se destinan más de 23.000 hectáreas para la conservación, entre ellas áreas protegidas mediante el Sistema de Parques Nacionales Naturales, áreas de bosque seco tropical, áreas de bosque de manglar y áreas custodiadas por comunidades étnicas -cabildos indígenas y consejos comunitarios afrocolombianos- como principales protectores del bosque.
En materia productiva el Programa fortalece más de 30 líneas, destacándose el café, el cacao, la ganadería sostenible, la apicultura, la acuicultura, el plátano, el turismo naturaleza, el limón y los frutales amazónicos; proceso que incluye el ciclo socio-empresarial y de comercialización de las materias primas o productos transformados, según corresponda.
Una gran apuesta ambiental y productiva que nos permite decir que juntos estamos construyendo una ‘Colombia Sostenible y en Paz’, publicación que recopila sus avances y resultados parciales y que los invitamos a disfrutar desde nuestros canales, leyendo las historias de vida de quienes implementan estos proyectos que traen progreso, oportunidades de empleo y alternativas económicas sostenibles en los lugares donde no se visualizaban formas de vencer la pobreza, la violencia, las economías ilegales y que ahora se cambian por iniciativas transformadoras de vidas para nuestras zonas rurales y en total armonía con nuestra naturaleza.
* Director ejecutivo del Fondo Colombia en Paz