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Reconocer y hacer reconocer el cuerpo de las mujeres como propio junto al ejercicio de su autonomía, son dos columnas interdependientes con el derecho a una salud plena, el derecho a la salud reproductiva y derechos sexuales, el libre desarrollo de la personalidad. No son cosas de Satanás.
Ay señores y sectores hijos de la Edad Media, entran ustedes a la disputa de un territorio, a la guerra por decidir a quién pertenece el cuerpo de las mujeres, a la exigencia por mantener su poder, su placer y la continuidad de la especie.
“El libro “Malleus Maleficarum”, también llamado e “El martillo de las brujas”, recomendaba el más despiadado exorcismo contra el demonio que lleva tetas y pelo largo”, nos recuerda Eduardo Galeano en su libro “Espejos”. ¿Seguimos en la Edad Media?
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Con respecto a la demandada que atacaba el artículo 122 del Código Penal, relacionado con la descripción típica del delito de aborto, la Corte Constitucional declaró, en primer lugar, la EXEQUIBILIDAD CONDICIONADA del artículo 122 de la Ley 599 de 2000 “por medio de la cual, se expide el Código Penal”, en el sentido de que la conducta de abortar allí prevista solo será punible cuando se realice después de la vigésimo cuarta (24) semana de gestación y, en todo caso, este límite temporal no será aplicable a los tres supuestos fijados en la Sentencia C-355 de 2006.
Esta Sentencia está referida a una Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), es voluntaria, vo-lun-ta-ria y es una decisión que compete a la mujer, es una alternativa.
Ustedes, los medievales, también protestaron por la Sentencia C-355 de 2006 que “dispuso que no se incurre en delito de aborto, esto es, “(i) Cuando la continuación del embarazo constituya peligro para la vida o la salud de la mujer, certificada por un médico; (ii) Cuando exista grave malformación del feto que haga inviable su vida, certificada por un médico; y, (iii) Cuando el embarazo sea el resultado de una conducta, debidamente denunciada, constitutiva de acceso carnal o acto sexual sin consentimiento, abusivo o de inseminación artificial o transferencia de óvulo fecundado no consentidas, o de incesto”.
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Hace unos meses entrevisté a una mujer afro con un niño de diez años producto de una violación. Cinco hombres de un grupo paramilitar la golpearon y la forzaron, la violaron al igual que a tres vecinas de su vereda. En ningún puesto de salud la atendieron. De un lado para otro hasta que pasaron los meses. Pueden imaginar su dolor, su rabia cuando apenas hoy habla del hecho, pero no podemos ni de lejos conocer su estado emocional y el de su hijo.
Casos como este son cientos en esta destartalada República de Colombia en la que no se respetan las decisiones de una institución llamada Corte Constitucional que es parte de un contrato llamado Carta Magna, aprobada por una Asamblea Nacional Constituyente elegida por voto popular. Es la bitácora para medio vivir siempre en la búsqueda de un estado de bienestar. Y sólo en una dictadura o una falsa democracia una rama se inmiscuye en las otras. ¿Qué dirá el señor presidente Iván Duque? ¿Respeta la por él llamada legalidad?
La esencia liberal habla de la libertad individual ¿desde cuándo las mujeres son patrimonio material para los varones? Las mujeres seres sujetos de derecho y que asumen una conciencia para sí, se encuentran en una etapa más avanzada de la historia. El feminismo trabaja por la pluralidad, diversidad, igualdad en derechos, la libertad…
El desconocimiento, la codicia de una sociedad que vive del hacer y no del ser, la hipocresía de una élite, la avaricia de un sistema que vive de la ganancia de quienes esclaviza, engaña y somete, que acaba la naturaleza y degrada el espacio que habita, que promueve una doble moral, un doble discurso, que usurpa y se complace con su propio cinismo: democracia, libertad, equidad mientras masacra a jóvenes que protestan porque no ven salidas para una vida digna, que reclaman sus derechos.
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Somos una sociedad hija de una, una sola cultura consagrada al Corazón de Jesús y una religión dominante hasta la nueva Constitución y en la práctica no somos un país laico, tampoco gozamos de grandes espacios y libertad de expresión para el debate, están concentrados en la educación formal (y eso) en las ciudades. Es poco cuanto existe para la confrontación de pensamientos y hasta hace nada la historia había desaparecido de las aulas.
No obstante, el movimiento de mujeres que trasciende el obscurantismo y se reclama como las nietas de las brujas que quemó el Tribunal de la Santa Inquisición con su más alta misoginia y lucha de poder, ha logrado hacer sentir su voz revolucionaria, de cambio, de transformación desde la calle, la academia, la institucionalidad, no es un grito reactivo, es el reclamo argumentado y sustentado por la busca de los derechos por un adelanto de la historia.
La Corte Constitucional “EXHORTÓ al Congreso de la República y al Gobierno Nacional, para que, sin perjuicio del cumplimiento inmediato de esta sentencia y, en el menor tiempo posible, formulen e implementen una política pública integral –incluidas las medidas legislativas y administrativas que se requiera, según el caso–, que evite los amplios márgenes de desprotección para la dignidad y los derechos de las mujeres gestantes, descritos en esta providencia y, a su vez, proteja el bien jurídico de la vida en gestación”, de acuerdo a su comunicado de prensa.
El Gobierno, las instituciones, las EPS están obligadas a cumplir la sentencia, otra actitud se convertiría en desacato.