“PazCiencia”

Fabrina Acosta Contreras
30 de agosto de 2023 - 08:05 p. m.

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Muchas veces se escucha hablar de paz desde orillas de violencias y poco respeto por las diferencias. Resulta paradójico que mientras la paz sea el anhelo del país se vivan divisiones que propician avalanchas de violencias. Existen perspectivas políticas, culturales, religiosas, económicas y sobre todo las emocionales que generan un mix de emociones con impactos dañinos.

Esta columna es pensada desde la “PazCiencia”, entendiendo la paz como un escenario que toma vida en la cotidianidad. No hay que llevarla a la escala de una utopía, sino a nuestra más cercana visión de co-responsabilidad que involucra a todos y todas.

Si bien hemos crecido en una “cultura” de guerra viviendo el dolor profundo del conflicto que el país ha vivido, con hechos como los secuestros, las bombas, las torturas y la extorsión, entre muchas otras; es momento de considerar el tránsito a la cultura de la no violencia, el amor y la paz a la que podemos acceder como seres humanos sentipensantes, diferentes y diversos pero capaces de coexistir.

De este modo, no se trata de borrar como por arte de magia el pasado de aquellos que ejercieron terrorismo, sino construir un presente y un futuro sin el rezago enfermizo del rencor o la venganza; porque en ningún ejercicio la violencia ha generado paz.

Propuse el título de estas letras porque he reflexionado sobre las víctimas y sobrevivientes del conflicto que exigen justicia desde la promoción de la paz, refiriendo que su dolor no debe ser en vano sino que debe servir para escribir nuevas realidades.

Es claro que nadie les va a devolver a sus familiares asesinados o va a borrar las violaciones sufridas, pero su capacidad pacificadora invita al perdón, a la no repetición y a la posibilidad de construir nuevas historias. Ejemplo de ello son las mujeres de organizaciones de paz, dado que se debe tener mucha fe en las transformaciones sociales, para tomar el dolor propio y ponerlo al servicio de la esperanza de todo el país.

En esto, es importante mencionar a las mujeres que tejen paz desde la resiliencia creativa, que conocemos a lo largo y ancho de país, que no se rinden ante el dolor y siguen trabajando para que la semilla de la reconciliación sea fructífera. Muchas historias en Colombia inspiran a creer que desde nuestras realidades podemos ser tejedores y tejedoras de paz, relacionarnos desde la solidaridad, el respeto por las diferencias, comprender y aprender de cada situación que nos corresponde vivir.

Es necesario llenarnos de “paz-ciencia”, sentir y pensar con menos pasiones o radicales. Si bien somos un universo de sensaciones que nos hacen complejos como seres humanos, es importa desaprender esas formas que en realidad a quienes más afectan es al propio ser y luego en efecto mariposa a terceros. Es momento de aprender de ejemplos de sobrevivientes del conflicto que no se quedan en el rencor, sino que ejercen posturas dignas de admiración, en las que exigen verdad y no repetición, desde la promoción de cambios y la posibilidad de que las nuevas generaciones no hereden la enfermedad social más perversa que podemos padecer como humanidad: la violencia.

La paz sea con ustedes y conmigo, seamos tejedores de paz: ¡sí se puede!

Por Fabrina Acosta Contreras

 

Hernando(58851)31 de agosto de 2023 - 11:43 p. m.
Si se exige " verdad y no repetición" es porque el "rencor" no ha desaparecido y en el fondo se espera conocer la verdad, y, en el máximo de la humanidad, perdonar.
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